Patéticos
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Patéticos

Mario A. Medina

Marko, el gris Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano debería ir con un sicólogo, desde luego también su jefe Claudio X. González. La razón: los tres dirigentes del PAN, PRI y PRD y su mandamás podrían estar  fuertemente afectados en su psique. Con tantas derrotas electorales, enloquecieron. Han acudido a un mecanismo que se llama “autoengaño”.

Sería muy interesante que algún o algunos estudiantes de la Facultad de Psicología de la UNAM, analicen a esos políticos para hacer su tesis de licenciatura o de doctorado. Chance y hasta su trabajo de titulación llamaría la atención de una o varias editoriales que quieran publicarlo. Seguro sería un éxito.

Los sicólogos dicen que “se acude al autoengaño para evitar asumir los efectos de nuestros actos al no ver ciertos aspectos personales o del entorno que resultan desagradables, al fingir y disimular lo que se siente o al justificarse para salir airoso de una situación” y que también “se miente por estrategia para engañar” y destacan que “sobre la mentira pende una intensa mala reputación”.

Los estudiosos de la mente consideran que “mentir es un arte, y para ser creíble la mentira debe parecer aceptable y organizarse de una manera racional”.

Quienes estudian la carrera de sicología sus profesores les recomiendan distinta bibliografía: “historias del engaño” de “embusteros célebres”, y personajes “prestigiosos”: “Pinocho, Odisea, Yago (Otelo), o el Conde de Montecristo, son algunos ejemplos en el ámbito de la mentira”.

La derrota de la “Alianza va por el Estado de México”, fue lo mismo que derrotar a “Va por México”. Significó para la derecha un duro golpe. Era claro que desde mucho antes; hace seis años atrás, sabían que la población mexiquense los había rechazado. Alfredo del Mazo “ganó” a Delfina Gómez por 169 mil 167 votos, pero gracias a que se recurrió, a la compra de votos y otras mil formas de fraude.

Es de reconocer a Alejandra del Moral -aunque en un primer momento salió a decir que había ganado-,  que pocas horas después aceptó el triunfo de la maestra Delfina Gómez Álvarez. “Le deseó todo el éxito por el bien de las familias del Estado de México. En democracia, lo he dicho siempre, para poder ganar hay que saber perder, y yo soy una demócrata”, expuso Del Moral.  

Esta actitud se le debe aplaudir a la perdedora. Se refirió al “carácter democrático de los mexiquenses. “Reconozco a la ciudadanía por su participación”, aseveró, y no se atrevió a regatearles nada, absolutamente nada, mientras que al día siguiente, el lunes pasado, Marko, “el gris Cortés”, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano salieron acusar una “elección de Estado”. No presentaron prueba alguna.  

Salieron a culpar a la ciudadanía mexiquense de su derrota, porque suponen que si el 50% que no salió a votar lo habría hecho, “hoy el resultado hubiera sido otro”, aseguró el gris Cortés. Se imaginan, si así hubiera ocurrido, que habrían ganado.

Desde luego no se preguntan “¿por qué no salió a votar el 50% de la ciudadanía”? La respuesta es sencilla, si no lo hicieron fue porque al menos ni Alejandra ni Delfina  los convencieron. Aseguraron que si la gente “hubiera” salido a votar “hubieran” ganado como en Coahuila.

Por cierto, Morena está obligado a revisar también, sin autoengaños por qué ese 50% de la población no salió a sufragar. Su respuesta no debe ser “porque rechazan al PRI, al PAN y al PRD”. No. Deben estudiar por qué como oferta política ni Morena ni Delfina convenció a ese sector que se abstuvo de votar.

El cinismo es objeto también de estudio en la carrera de sicología. Quién analiza ese comportamiento ha concluido que “el cínico hace uso de la mentira con facilidad, finge, y es egocéntrico. Dice lo que piensa sin vergüenza alguna”. Sin ruborizarse, los tres dirigentes culparon también al gobernador Alfredo del Mazo, “por no haber hecho lo que le correspondía hacer”, reclamó Marko, “el gris, Cortés”.

¿Qué es lo que suponen estos tres “demócratas” que se debió hacer? Están molestos con Del Mazo por no favorecer desde el gobierno la compra del voto y todas las formas fraudulentas que el PRI practicó en el pasado, incluso en contra del PAN y PRD. El colmo, el panista lo acusó, además, de ser “omiso”.

Jesús Zambrano, el presidente ¿nacional? perredista, quién alguna vez fue un personaje emblemático de la izquierda, y que en elecciones pasadas presentó ante la PGR denuncias por fraude electoral, dijo que en este proceso comicial quedó “asentado” las versiones de que “ya estaba entregada la plaza de antemano,  y que allí había ya un arreglo” lo que, según él, influyó para que la alianza “Va por México” perdiera.

Sin mencionar su nombre, Zambrano se refería evidentemente a Alfredo del Mazo. Aseguró prácticamente que por “no meter la mano” o sea, por no favorecer a Alejandra del Moral, el presidente Andrés Manuel López Obrador le va a dar como “premio” una embajada. Lo que le reclaman a Del Mazo es por qué no intervino para que su alianza ganara. En pocas palabras lo que le reclaman es por qué no permitió se cometiera un fraude electoral; claro, a favor de ellos.    

Con sus afirmaciones, Marko, “el gris, Cortés”, Alejandro, “Alito”, Moreno y Jesús Zambrano, desprecian a la ciudadanía del Estado de México. Para ellos su voto no vale. En su cabeza está grabada, no la idea, sino la certeza que una elección se debe ganar mediante el fraude electoral. “El gris Cortés”y Zambrano terminaron padeciendo el “síndrome de Estocolmo”. Hoy abrazan a quien siempre les hizo fraude y de paso son “amiguis” de “Alito”.     

Dice Alejandro Moreno que la “victoria” de la alianza del domingo es porque tuvieron casi 3 millones de votos, casi los mismos, aseguran, que Morena y sus aliados, y que por lo tanto sus declaraciones de que no fracasaron, no es un acto de triunfalismo sino porque tienen casi los mismos número de votos que Morena y porque las elecciones “no se ganan con gubernaturas”. Sus matemáticas son muy “extrañas”. Mejor dicho tramposas. Cuando “Alito” llegó a la presidencia nacional del PRI, en agosto del 2019, este partido gobernaba 12 entidades. Ahora sólo regirá dos. Desde 2018 el PAN ha perdido seis y el PRD dos.  

Un día después del domingo 4 de junio, los tres salieron en una supuesta conferencia de prensa que no fue tal. Descalificaron a Movimiento Ciudadano, por “anteponer sus intereses partidistas”, por “hacerle el trabajo sucio al presidente, aseguró Marco, “el gris, Cortés”, pero aun así llamó al partido naranja a sumarse a ellos, aunque les advirtieron que esta sería la última vez que lo harían. 

Culparon a todo mundo de su fracaso, el que pretenden disfrazar de victoria; les dicen a sus militantes y simpatizantes que van a ganar la Presidencia de la República en el 24;  que pueden solos, que no necesitan de ninguna de las “corcholatas” que López Obrador les pudieras enviar, a quienes los acusan, de “incompetentes”,  “corruptos” y “no ser confiables”.    

Culpar a la población de “negligente” por no salir a votar como lo hicieron, es patético, como perturbador es también que no asuman ninguna responsabilidad de la derrota en el Estado de México, la misma  que prenden esconder.

El autoengaño o la mentira los va a “conducir a una realidad distorsionada”, “ilusión” falsaria que buscan socializar con sus simpatizantes. 

Dicen los sicólogos que “el autoengaño es inherente a la condición humana, por lo que mentirse a uno mismo, no puede ser considerado reprobable. Pero si las formas de autoengaño benéfico se ponen en práctica de un modo exagerado y repetitivo  pueden convertirse en dañinas”.

Sí, Marko, “el gris, Cortés”, Alejandro Moreno, Jesús Zambrano y su jefe Claudio X. González, deberían ir al sicólogo. Es recomendable que no se les ocurra ir con Carlos Alazraki. Él no estudió esa carrera; es publicista y es un farsante. Si van con él, les va a decir que no hay bronca que mientan. A todos sus clientes les aconseja lo mismo: “mientan, mientan, mientan”. Allá ellos si lo buscan como sicólogo. ¿O será que ya lo habían buscado?

Que no le cuenten…

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha seguido estando en las boletas electorales donde ha habido elecciones para renovar los gobiernos estatales. No dude que estará en el 2024. Claro, él no, pero estará.

Vea si no. Un amigo, también reportero, me platicó lo que le sorprendió de su madre:

“Antes de la elección del domingo, conversé con mi mamá de 80 años a quien no veía varias semanas atrás. Le pregunté: ¿Por quién vas a votar el domingo, madre?”

-Por López Obrador, -le respondió ella-.

-Él no participa, -le aclaró-.

-¿Entonces quién, va por él?, -buscó saber-.

-Delfina, -le informó mi amigo reportero-.

-Entonces ¡votaré por ella! -Aseguró-.

Su hijo buscó tenderle una trampa para indagar cómo reaccionaría:

-¡Ah, perdón, es Del Moral!

 -¡Por ella!, -le respondió complacida-.

-¡No, perdón!, se llama Delfina:

-¡Bueno, por esa, por quien esté con López Obrador!

10 de junio de 2023