Los medios, el poder y la sociedad
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Los medios, el poder y la sociedad

Gerardo Albarrán de Alba

Un fantasma recorre Tv Azteca, el fantasma del comunismo.

Contra ese espectro se han confabulado en santa cruzada obispos católicos y evangelistas, Ricardo Salinas Pliego y Marko Cortés, los radicales de ultraderecha y las buenas conciencias.

Pero no son los gobernantes quienes motejan a los partidos de oposición de comunistas, sino de conservadores y reaccionarios. Y son estos, los ultraderechistas, quienes estigmatizan al gobierno de comunista.

“Miente. Miente, que algo queda”. Esa parece la escuela de la política mexicana, aferrada a un pragmatismo vacío que no acaba de entender la relación entre discurso y poder, como lo descifraron Cicerón y Maquiavelo. El poder. Tan vacuo es su anhelo, que los partidos han sido arrollados por las mismas fuerzas a las que aspiraban dominar. Así de cierto es que no existe un solo espacio libre de las tensiones del poder, como explicó Foucault.

Ahí está Ricardo Salinas Pliego, el dueño de Tv Azteca, pregonando una suerte de macartismo tercermundista, queriendo emular la caza de brujas de la guerra fría con sus berrinches clasistas y racistas. Las diatribas de Salinas Pliego no deberían concitar a nadie, por absurdas. Él mismo exhibe su ignorancia supina y el siniestro prejuicio ideológico que nutre su discurso. En todo caso, la quema de Libros de Texto Gratuito promovida por el mueblero agiotista estaría más cerca de la hoguera de las vanidades, si atendemos a las justificaciones moralinas en torno a las piras en Guanajuato o Chiapas que le hicieron eco. (No me detendré en la calaña de Salinas Pliego; él mismo se precia públicamente de su vulgaridad. Cada   suyo hace gala del sambenito.)

Por su parte, los llamados a la quema de libros que también hizo Marko Cortés, el dirigente del PAN, son apenas mal remedo de un Lutero político.

Lo que ambos personajes tienen en común es su bajeza moral y la sintonía con la intolerancia de jerarcas de las iglesias católica y evangelista. Lo peligroso de Marko Cortés son las reminiscencias históricas con el nazismo y el fascismo europeos de la primera mitad del siglo pasado, y las dictaduras militares latinoamericanas entre los 60 y los 90 a las que convoca (¿o invoca?) a la militancia panista.

No se puede permanecer impasible ante los embates de la ultraderecha, y menos cuando la intrascendencia de la oposición política le abre la posibilidad de ocupar el espacio político como falsa “opción única” de alternancia.

Por eso es peligroso Salinas Pliego. En su cretinismo, se convierte en el idiota útil de discursos anti derechos humanos.

 Salinas Pliego apela a su derecho a defender el modelo de familia y de sociedad en la que él cree. Y eso nadie se lo puede negar. A lo que no tiene derecho es a hacerlo a través de la concesión de un bien público que nos pertenece a toda la ciudadanía mexicana. Él solamente es dueño de las instalaciones de Tv Azteca y –por lo visto– de la conciencia de gran parte de sus empleados, que repiten a cuadro sus consignas, cual dóciles patiños asalariados.

Este conflicto pareciera exhibir un conflicto paradójico en el que las libertades de expresión y de creencias se opusieran a la construcción de ciudadanía. La revisión de los discursos contra la orientación de los Libros de Texto Gratuitos nos recuerda que la existencia de sociedad civil, por sí misma, no se traduce necesariamente en el fortalecimiento de la democracia, cuando el ejercicio de tales libertades se dirige a coartar e incluso eliminar derechos humanos a partir de justificaciones dogmáticas.

La diversidad sexual, el reconocimiento y visibilidad sexogenérica, así como los tipos legalmente reconocidos de “familia”, son anatemizados por fracciones conservadoras de la sociedad civil, en alianza con los grandes consorcios mediáticos. Se condena la historia nacional revisitada.

Al vacío ideológico de la oposición partidista, la ultraderecha contrapone doctrinas de inspiración religiosa que pretenden imponer a una sociedad cada vez más laica, pero que no por ello deja de buscar cómo expresar sus descontentos y opiniones, particularmente desde las anatemizadas clases medias, cada vez más difuminadas hacia los percentiles más bajos.

No sorprende que un comerciante como Salinas Pliego incurra en descalificaciones personales, burlas e insultos para promover sus intereses; lo suyo no son la argumentación ni las ideas. Alarma que el discurso del presidente de la República se le asemeje a la hora de defender su proyecto de nación. Ni uno ni otro abonan al debate público y contaminan la necesaria reflexión ciudadana.

La obligada pregunta es por qué Andrés Manuel López Obrador se muestra condescendiente con uno de los empresarios mediáticos que encabeza la ofensiva contra su gobierno. El contraste con el tratamiento que le dispensa a Tv Azteca, frente a los permanentes anatemas que reparte a la mayor parte del resto de la prensa, es preocupante. Especular sobre las razones de esto es aún más espeluznante.

*Gerardo Albarrán de Alba es periodista, defensor de la audiencia de Ibero 90.9, en la Universidad Iberoamericana. Estudió una Maestría en Comunicación y un Doctorado en Derecho de la Información. En Twitter es @saladeprensa.

27 de septiembre de 2023