La obstinada sordidez de las coberturas mediáticas anti AMLO
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La obstinada sordidez de las coberturas mediáticas anti AMLO

Gerardo Israel Montes

La cobertura mediática del huracán “Otis” y los estragos que ocasionó en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez, es un resumen de la guerra sucia que, tras la victoria presidencial de Andrés Manuel López Obrador en junio de 2018, emprendió la oposición política y sus medios afines, sean electrónicos, impresos o digitales, con el objetivo de desprestigiar y minar al gobierno encabezado por un personaje político al que siempre han detestado.

Las campañas de desinformación y mentiras creadas durante los cincos años de esta administración federal, son extensión de la guerra sucia y de odio iniciada durante el proceso electoral de 2006, orquestada por el Consejo Coordinador Empresarial, la Coparmex, el Partido Acción Nacional (PAN) – encabezado por el entonces presidente Vicente Fox y su candidato presidencial, Felipe Calderón, beneficiario del fraude electoral cometido aquel año– y por medios de comunicación, quienes tildaron al político tabasqueño de ser un peligro para México.

Esos medios de comunicación y periodistas identificados ideológicamente con el PRI y el PAN –con quienes también mantienen una relación publicitaria y económica mediante la práctica del chayo–, difunden noticias falsas cuyo propósito es minar electoralmente a Morena, y favorecer al denominado Frente Amplio por México, esa alianza antinatural integrada por PAN-PRI-PRD, acérrimos antagonistas en el pasado, unidos ahora por el odio que profesan en contra de López Obrador, y militantes morenistas, quienes han sido discriminados por políticos de esa alianza, así como por analistas y académicos de derecha clasistas y racistas, como Isabel Turrent, Denise Dresser y Raúl Trejo Delarbre, quienes los han catalogado como “feligreses”, “fanáticos” y gente emocional que no razona y se deja guiar ciegamente por un mesías tropical.

La mayoría de esas constantes campañas de desinformación y mentiras, han quedado registradas en las conferencias matutinas del Presidente, específicamente en la sección Quién es quién en las mentiras de la semana, inaugurada el 30 de junio de 2021, a cargo de Ana Elizabeth García Vilchis. Durante el primer día de esta sección AMLO delineó que su propósito era dar a conocer “las mentiras que se difunden en medios de información convencionales y también en las redes” para fomentar una ciudadanía consciente y “no susceptible de manipulación”, a fin de que “prevalezca siempre la verdad, que es la que nos hace libres”.

Previo a aquel primer semestre de 2021, que marcó los primeros 3 años de López Obrador, “periodistas” opositores intensificaron su estrategia de manipulación informativa para minar la popularidad de AMLO y afectar electoralmente a su partido, mintiendo con descaro: Raymundo Riva Palacio, Joaquín López Dóriga; Ciro Gómez Leyva, Pablo Hiriart, Carlos Loret de Mola. Insultando con groserías al presidente: Víctor Trujillo, Carlos Alazraki o Javier Lozano, o lanzando mensajes de odio, como Denise Dresser; o deseando la muerte del mandatario, Pedro Ferriz de Con.

Desde finales de 2018 a la fecha, los medios opositores han impulsado múltiples campañas de distorsión informativa y de deformación interpretativa de distintos hechos noticiosos. Cada una de esas maniobras de manipulación se han distinguido por el frenético rencor hacia todo lo que representa López Obrador; y por el golpeteo político-electoral disfrazado de crítica periodística, para culpar a Morena de todos los males y sucesos adversos ocurridos en el país, buscando generar en la gente una animadversión y hartazgo que los lleve a votar en contra de ese partido político.

Una esas campañas de insidia e intriga, ocurrió el 24 de diciembre de 2018, tras el fallecimiento de quien era gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, de su esposo, el ex gobernador de esa entidad y en aquel entonces senador por el PAN, Rafael Moreno Valle, por el desplome del helicóptero donde viajaban, ocurrido en el municipio de Coronango. Con mensajes en redes sociales políticos o servidores públicos cercanos al PRIAN y académicos a fines a estos partidos, culpabilizaron de forma velada a López Obrador y a integrantes de su movimiento de ser los responsables de aquel accidente.

Con una actitud sórdida, el analista de medios y en el pasado crítico de los linchamientos mediáticos, Raúl Trejo Delarbre –simpatizante y porrista de quien fuera candidato presidencial panista, Ricardo Anaya–, escribió varios tuits aquel 24 de diciembre demandando una “exhaustiva y transparente” investigación en torno a la muerte de la pareja de políticos poblanos pero, al mismo tiempo, infiriendo la sospecha sobre la culpabilidad del gobierno federal: “El desdén que tuvo el presidente de la República con la gobernadora de Puebla y su administración le restaría credibilidad a esa indagación si estuviese a cargo solamente del gobierno federal…”.

En esa misma tesitura de acusar sin fundamentos, lo hizo Jesús Ortega, líder de la corriente perredista de Los Chuchos, quien tuiteó: @lopezobrador_ pide una investigación sobre el accidente de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle. El y @MBarbosaMX estarán incluidos en la investigación?”; mientras que el entonces comisionado presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, Francisco Acuña, afirmó sin prueba alguna en su cuenta de Twitter: “Impactante noticia en un contexto de encono nacional. Tremendo que los antagonismos políticos llevados al extremo tengan que dejarnos con sensación de mayor duelo. Se confundieron los límites de la rivalidad política con los de la enemistad”.

Ante estas graves aseveraciones de Acuña, Patricia Kurczyn, quien también era comisionada del INAI, le cuestionó a través de la misma red social: “¿Tienes otras noticias confirmadas? Es difícil emitir opiniones drásticas. Lo único ahora es lamentar la perdida de dos seres humanos (…)”. Acuña, desarmado, sólo tuvo que aceptar: “No tengo más información. Solo que lamentar las pérdidas y si, que ocurra este accidente en un momento de gran encono local poselectoral (…)”

Los elementos contenidos en esta infamia mediática de finales de 2018, marcarían la pauta del comportamiento ruin que asumirían a lo largo del gobierno de AMLO los medios y periodistas opositores quienes, antidemocráticos como son en realidad, nunca aceptaron ni digirieron el triunfo del político tabasqueño, ni que 30 millones de electores votaran por él.

Uno de los componentes más mezquinos presentes en las campañas de desinformación que han puesto en marcha los publiperiodistas del PRIAN, ha sido la forma tendenciosa al utilizar fallecimientos de personas por lo menos en dos casos: el desastroso y erróneo Operativo Culiacán que se aplicó el 17 de octubre de 2019 por policías locales y efectivos de la Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa Nacional, para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo Guzmán” (sobre quien pesaba una orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unido), así como en el caso de la atención y respuesta gubernamental a la pandemia de Covid-19.

En el primer suceso fue evidente el oportunismo de la derecha para aprovechar políticamente la pésima operación para detener al hijo de “El Chapo” De acuerdo con el Informe Culiacán, presentado durante la mañanera del 30 de octubre de 2019, a las 19:49 horas (H.C) el presidente López Obrador decidió cancelar la operación y el retiro de las tropas, a fin de salvaguardar la vida e integridad de los civiles, ante la respuesta violenta del Cártel de Sinaloa en contra de las fuerzas de seguridad que se encontraban en el domicilio donde se había capturado ya a Ovidio Guzmán, y ante la ampliación de la embestida por parte de los sicarios en todo Culiacán, quienes intercambiaron fuego cruzado con el ejército, generando con ello pánico entre la población.

Tras conocerse el repliegue de las fuerzas de seguridad por órdenes presidenciales, la maniobra emprendida en redes sociales por cuentas cercanas al ex presidente Felipe Calderón y al PAN, consistió en posicionar la narrativa de una supuesta falta de valor de AMLO para atrapar a Ovidio Guzmán y dejarlo escapar.

“Falta de huevos”, “Humillación”, “Derrota”, fueron las definiciones que varias de esas cuentas utilizaron con la intención de acrecentar el erróneo operativo policiaco-militar y buscando a toda costa generar irritación entre la ciudadanía en contra del gobierno federal y su política de combate al crimen organizado. Varios medios de comunicación entraron en sintonía con esta maniobra política. Un día después del operativo fallido, la portada del periódico Reforma fue: “Somete Chapito a 4T”; mientras que El Universal cabeceó: “Cae Chapito, desata terror y…lo liberan”.

Los autores de la guerra sucia en redes sociales y la mayoría de los medios de comunicación ignoraron o minimizaron la decisión presidencial de velar por la vida de los habitantes de Culiacán y ordenar el desistimiento para aprehender a Ovidio Guzmán, lo que evitó que hubiera ocurrido el derramamiento de sangre inocente. Para los políticos y medios opositores lo de menos era la vida de las personas, porque lo esencial para ellos era explotar con fines electorales las fallas del operativo para detener al capo sinaloense.

Meses después, con la aparición de la pandemia por el SARS-CoV2, se revelaría nuevamente la mezquindad de la oposición política y mediática del país. Difundiendo una falsa preocupación, ahora sí, por la vida de las personas. Comenzaron una nueva campaña de distorsión informativa mediante la descalificación a priori de las primeras acciones que asumió el gobierno y las autoridades sanitarias federales para contener la pandemia. Aprovechando el miedo al contagio y a la muerte que empezó a proliferar entre las personas, apostaron a jugar con la incertidumbre y angustia de la gente con miras a generar un malestar extremo en contra del gobierno federal.

La ruindad de aquella nueva campaña para descarrilar al gobierno de AMLO, inició con el sello de la oposición política y mediática mexicana: la mentira. En su estrategia para explotar el miedo a la muerte que asechaba a la sociedad, el 15 de marzo de 2020, comunicadores con escaso rigor periodístico, como Raymundo Riva Palacio, Joaquín López Dóriga, Lourdes Mendoza y Carlos Loret de Mola, sin verificar la información, inventaron la muerte del empresario José Kuri Harsfuch, integrante del Consejo de Administración del Grupo Financiero Inbursa. A las 23:00 horas de ese día, la Secretaría de Salud desmentiría la noticia falsa de los informadores de oposición.

Durante la pandemia de Covid-19, una de las acciones más deleznables de la oposición mediática para turbar el ánimo ciudadano, fue distorsionar las cifras de personas contagiadas, recuperadas y fallecidas por dicho virus, con lo que buscaron construir una atmósfera de incertidumbre con el argumento de que el gobierno federal ocultaba la gravedad de la pandemia y el número real de contagios y muertos. Tomaron como su principal enemigo al responsable de la estrategia anti Covid, el doctor Hugo López Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, a quien perversamente nombraron como “El doctor muerte”.

Sin embargo, la estrategia de desinformación opositora, su apuesta por sacar provecho del miedo de las personas al contagio y a morir a causa del coronavirus, junto al falso interés por la salud de las personas, no tuvieron el éxito esperado. Así dieron cuenta incluso encuestas hechas por medios opositores. El periódico El Financiero informó que entre abril y marzo de 2020, el nivel de apoyo al presidente López Obrador había pasado de 60 por ciento a 68, con un 53 por ciento de encuestados que tuvieron una percepción positiva de la manera como el gobierno federal había atendido la crisis sanitaria.

A pesar de que sus continuas campañas de desinformación y mentiras no han logrado su propósito de minar electoralmente a Morena, la sordidez de la oposición mediática y política continúa sin ningún rubor de vergüenza y de aprecio por el ejercicio periodístico, evidenciando con ello un grado de cólera enfermizo y sin control.

La cobertura mediática sobre el huracán “Otis”, –que tocó tierra el 25 de octubre en el estado de Guerrero– volvió a mostrar el uso deleznable que la prensa al servicio del PRIAN hace del dolor de la gente. El banderazo de salida a esta nueva distorsión informativa estuvo a cargo del símbolo de la ira, la falsedad y la supuración opositora: Carlos Loret de Mola, quien el 26 de octubre en su espacio informativo de Latinus aseguró que AMLO “no le avisó a su pueblo de lo que se venía encima. Ayer en la mañanera habló dos horas con 40 minutos. ¿Sabe cuánto tiempo dedicó a advertir que vendría un huracán categoría 5? Cero minutos con cero segundos, nada, no digo una sola palabra”.

La gran mentira de Loret es proporcional a la pequeñez moral e intelectual de los periodistas del viejo régimen. AMLO no podía anunciar que habría un huracán categoría 5 porque la tormenta “Otis”, se intensificó a ese nivel en unas cuantas horas, como lo señaló el Sistema Meteorológico Nacional, al detallar que a las 21 horas de ese día 25, “Otis” generaría lluvias torrenciales y vientos sostenidos de 260 kilómetros por hora y rachas de hasta de 315: mientras que el Centro de Huracanes de Estados Unidos señaló que ningún modelo predictivo pudo prever la intensidad de “Otis”, que de tormenta tropical pasó a huracán categoría 5 en menos de 24 horas.

En cuanto a que no se informó a la población de los efectos catastróficos ni se tomaron medidas de prevención, el gobierno de Guerrero suspendió clases el mismo 25 de octubre; en tanto, la Coordinación Nacional de Protección Civil y la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, pidieron a la población aplicar medidas de prevención y anunciaron que el puerto había sido cerrado desde el 24 de octubre. “Y tanto había más información sobre la intensidad de “Otis” los mensajes se actualizaban (…) Y por la noche (del martes 24) ya se difundía por todos los medios guerrerenses que el huracán era extremadamente peligroso y se conminaba a la población a resguardarse (…) Pero esto que, por supuesto, no lo dijeron los periodistas, ni los columnistas, los medios de comunicación, esta vez, en particular cuando más los necesitaban sus audiencias no fueron sus aliados; al contrario, al tratar de encontrar los usuarios información veraz, se encontraron con mentiras y desinformación”, señaló Ana García Vilchis, durante la conferencia presidencial del 8 de noviembre.

Más allá de las negligencias que pueden tener las autoridades emanadas de cualquier partido político, una de las máximas responsabilidades de los medios de comunicación es contribuir en alertar a la población cuando se presenta una emergencia. Si Loret de Mola sabía de la intensidad del huracán, ¿por qué no aprovechó su medio para avisar con urgencia a la población sobre el inminente peligro que corrían? Enfrascados en la disputa político-electoral, la mayoría de los medios de información y sus comunicadores han perdido toda noción de responsabilidad social.

En lo que respecta al huracán “Otis” hubo más falsedades difundidas: que no habrá los recursos suficientes para atender la emergencia, cuando el Poder Legislativo aprobó para este año destinar al programa de desastres 17 mil 156 millones 826 mil 205 pesos del presupuesto federal. Además, el gobierno federal cuenta en sus finanzas con 600 millones de pesos que se podrán canalizar en apoyo a las víctimas del huracán en Guerrero.

En vez de alentar a la gente a brindar el apoyo a los pobladores afectados por el huracán (como ha sucedido las diversas tragedias por fenómenos naturales que ha sufrido el país), la oposición esparció la mentira de que el gobierno federal estaba bloqueando y decomisando cualquier tipo de ayuda.

La nueva vileza mediática se circunscribe en el patológico odio hacia AMLO y en el obstinado propósito político-electoral del PRIAN de mermar a Morena. Fórmula sórdida que, a pesar de contar con la mayoría de los medos de comunicación, no le ha funcionado a la oposición, que cuando fue gobierno arruinó al país, amplió las brechas de desigualdad, eliminó instituciones del Estado y disminuyó los recursos destinados a la atención de desastres.

*Periodista y analista @GerardoIMontes

29 de diciembre de 2023