El proyecto fue cofinanciado por el INAH y el Fondo de Embajadores para la Preservación Cultural, auspiciado por el gobierno de los Estados Unidos de América
La estabilidad estructural del claustro permitió la recuperación de sus acabados originales, los cuales datan mayormente del siglo XV
Producto de un trabajo especializado y colaborativo, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), finalizó las obras de restauración y consolidación de la pintura mural del claustro del exconvento de San Martín de Tours, ubicado en esta localidad.
En ceremonia efectuada esta mañana en el atrio del sitio patrimonial, la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja González, en representación del director general de la institución, Diego Prieto Hernández, acompañada de la agregada adjunta para Asuntos Educativos y Culturales de la Embajada de los Estados Unidos de América, Donya Eldridge, destacó el valor de concluir esta fase de la restauración en el conjunto histórico, “porque representa la recuperación de una valiosa parte del tejido social y de la vida diaria de Huaquechula y sus pueblos aledaños”.
Este proyecto, detallaron las autoridades, inició en 2018 y concluyó en 2021. Fue cofinanciado por el INAH, a través de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), y recibió el apoyo del Fondo de Embajadores para la Preservación Cultural, auspiciado por el Gobierno de los Estados Unidos de América.
“Iniciativas de esta magnitud requieren de un trabajo multidisciplinario, así como de una comunicación franca y abierta”, reconoció la antropóloga Castilleja González al agradecer el apoyo brindado por las autoridades estadounidenses para este sitio y otros contextos patrimoniales de nuestro país.
En el acto de entrega, en el que estuvieron la titular de la CNCPC, María del Carmen Castro Barrera; el director del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, y el alcalde de Huaquechula, Raúl Marín Espinoza, la agregada de la embajada estadounidense, Donya Eldridge, celebró que estas obras se entreguen en este 2022, año en que se cumplen 200 años del inicio de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
El proyecto integral de restauración, expuso la restauradora Castro Barrera, también incluyó la atención del biodeterioro en el claustro, eliminando los insectos xilófagos del conjunto conventual y reordenando el arbolado del atrio y el huerto.
Otras acciones, agregó, fueron la implementación de un recorrido virtual a partir de las fotografías tomadas durante las 10 temporadas de trabajo efectuadas, y el inventariado de 367 bienes muebles.
Tras un recorrido por los espacios atendidos, el restaurador-perito de la CNCPC y titular del proyecto de restauración, Pablo Vidal Tapia, indicó que la decisión de concentrar las acciones en el claustro del conjunto conventual, el cual data del siglo XVI, respondió a que, desde el punto de vista arquitectónico, era la zona más estable.
Así, aun cuando la intervención arquitectónica del inmueble atraviesa todavía por estudios de planeación, dada la complejidad de los daños derivados del sismo del 19 de septiembre de 2017, los cuales afectaron al templo del convento y puntos específicos del claustro, las condiciones de este último permitieron a los restauradores atender su pintura mural y recubrimientos arquitectónicos.
En total, explicó el experto, fueron tres las etapas seguidas en el claustro desde que ocurrió el movimiento sísmico: la inicial y de carácter emergente, en la que se consolidaron los aplanados con pintura mural dañados por el terremoto y el paso del tiempo.
En la segunda se realizó la eliminación de intervenciones anteriores hechas con resanes deficientes; y en la tercera etapa se concluyó la consolidación de los aplanados, la limpieza de la pintura mural y la restitución de la capa pictórica en los sitios donde era necesario.
Parte fundamental para la consolidación de los aplanados de cal y arena, fue el uso de materiales exclusivamente de origen natural, compatibles con la fábrica del siglo XVI.
De acuerdo con el restaurador, era prioritario conservar la pintura mural y los decorados en los corredores, el patio y los dos niveles del claustro, ya que, si bien esta tuvo añadidos en los siglos XVII y XVIII, se remonta principalmente a los inicios de la evangelización en Puebla.
“La pintura mural en el claustro se caracteriza por la presencia de grutescos –motivos que mezclan elementos vegetales y animales con seres fantásticos e imágenes litúrgicas–, propios del siglo XVI”.
Otros decorados recuperados durante el proyecto, subrayó Vidal Tapia, son diversos sillares simulados, pintados sobre los aplanados, los cuales usaron los franciscanos para decorar el patio del claustro, pero que habían quedado ennegrecidos por la humedad, la tierra y los líquenes que crecieron sobre ellos con el correr del tiempo.
El restaurador concluyó que, si bien hay aún puntos específicos por atender, estos ya están estudiados y se intervendrán una vez se emprenda la restauración arquitectónica del templo y de sus espacios colindantes con el claustro del exconvento de San Martín de Tours.
En este sentido, cabe resaltar el diálogo que, desde 2012, mantiene la CNCPC con los feligreses y la comunidad de Huaquechula, lo cual ha favorecido a que desde entonces anualmente se realicen temporadas de conservación y restauración en el exconvento, generando la confianza necesaria para los trabajos del INAH en la localidad.
Además de restauradores, la labor de la CNCPC es acompañada por equipos multidisciplinarios, integrados por educadores sociales, antropólogos, etnólogos y otros especialistas, encargados de la sensibilización, la realización de talleres, inventarios de bienes muebles y demás acciones, tanto sociales como técnicas, en favor del patrimonio cultural.