Luis Josué Lugo*
Recientemente se desató una polémica al demostrarse que la tesis de la ministra Jasmín Esquivel es un plagio de otra pesquisa (hecha por Édgar Ulises Báez). Posteriormente la UNAM reconoció tal hecho, pero resolvió que no le puede quitar el título: “De la interpretación solicitada a la Oficina de la Abogacía General, se desprende que la normatividad universitaria carece de los mecanismos para invalidar un título expedido por la Universidad Nacional, aun y cuando el plagio de una tesis esté documentado”, señaló la Universidad.
En cambio, sancionaron con el despido a la asesora (Martha Rodríguez Ortiz) de la ministra Jasmín, quien según El País, tiene más casos de plagio documentados. Aún más, situaciones como ésta no son nuevas. Anteriormente, Enrique Peña Nieto fue señalado por Aristegui Noticias por plagiar su tesis. Asimismo, el expresidente de Perú Pedro Castillo, también fue acusado de plagiar su proyecto de maestría. Incluso en la cultura popular, personajes como Shakira y Bellakat han sido acusadas de plagio.
Esto pone en perspectiva el tema del plagio; entender qué es y cómo es importante en la vida cotidiana, y sobre todo, establecer algunas posibles soluciones.
Qué es el plagio
De acuerdo con Hernández Islas, en su artículo: El plagio académico en la investigación científica. Consideraciones desde la óptica del investigador de alto nivel, el plagio es el “robo de ideas, textos, métodos, mecanismos, diseños y, en general, de todo aquello que puede ser considerado como propiedad intelectual académica ajena”.
Por tanto, el caso de la ministra Jasmín puede ser considerado así, pues tanto cualitativa como cuantitativamente se pudo identificar un plagio. De acuerdo con la FES Aragón, se recibió un: “testimonio notariado que contiene un escrito de quien sustentó su tesis en 1986, expresando que utilizó varias referencias, textos y partes importantes del contenido de la tesis publicada posteriormente, en 1987”.
Sin embargo, un punto que consideramos fundamental es distinguir que no todos los plagios son iguales. Hay que hallar matices en los argumentos, si no podemos confundir a quienes desean informarse del tema. En este sentido, el plagio académico tiene diversas vertientes:
Como podemos observar, no es lo mismo la gravedad de un plagio accidental que uno oportunista, y de ahí es importante distinguir si se citaron autores, paráfrasis, exceso de citas. Que para el caso de la ministra Jasmín arroja un plagio oportunista. Aunque aún más, pensemos que estas prácticas no sólo se den entre trabajos y tesis, sino en contenidos digitales, canciones, libros, por lo que urgen debates y discusiones sobre el tema.
Detectar los plagios: entre los softwaresy los docentes
En un estudio hecho por la UNAM respecto a las citas y el plagio denominado “Reporte de encuesta sobre percepción del plagio en la UNAM”, hecho por el Centro Universitario de Bioética de esa casa de estudios en 2013, se menciona lo siguiente:
Llama la atención que hay un desconocimiento de cómo citar. Dentro de los proyectos de investigación que nosotros hemos desarrollado como el denominado “Motivación y factores socio emocionales para desarrollar una tesis. Análisis de casos”, esto es muy frecuente. Nos han dicho frases como: “es que no sabía cómo se citaba esto”, “se me olvidó de dónde lo saqué”. Nos preguntamos: ¿qué ocurrirá con estas personas en su ejercicio profesional? Por eso volvemos a sostener la necesidad de atender la causa del plagio y no sólo las consecuencias.
Aunado a ello, las prácticas de deshonestidad académica comienzan desde que las personas son estudiantes. Así se comprueba en la siguiente evidencia del estudio mencionado previamente:
Aún más, muchos alumnos tienen una ignorancia respecto a la utilidad de citar. Sumado a que, con la emergencia de lo digital, y como lo han documentado medios como El Universal (recomiendo el trabajo de la periodista Vanesa Solís al respecto en el suplemento Generación Universitaria) hay un mercado ilegal en la elaboración de trabajos o tesis, dirigido a estudiantes de toda Latinoamérica.
Sumado a lo anterior, los propios estudiantes han manifestado que ignoran tener que citar (como se muestra en la imagen de abajo). Lo que, desde nuestra perspectiva abre oportunidades educativas para sensibilizar a alumnos sobre la necesidad e importancia de reconocer los trabajos de otros. Para ello se pueden utilizar recursos como TikTok o podcast. Hoy, en proyectos como “Tesicafé” se está haciendo, pues se aprovecha la intermediación digital como una herramienta educativa.
De tal modo que observamos que la solución no sólo pasa por comprar software, como en el imaginario social se ha pensado. Sin duda este paso es imprescindible para la mejora de procesos educativos en las universidades, pero no va a la raíz del plagio. Ergo: la ciencia siempre será una gran aliada, pero no es suficiente.
Por tanto, la alianza tendría que venir del uso de software, más el aprendizaje básico de normas APA, reflexión, metodología, planes de estudio actualizados, talleres, e inclusive comenzar a discutir los retos de los programas de inteligencia artificial que ayudan a hacer proyectos académicos.
La academia en la encrucijada
En alusión a este tema, la semana que corre del 15 al 22 de enero de 2023, ha estado en tendencia el hashtag #UNAMRetiraElTítulo. Por tanto, haciendo un análisis de redes de éste mediante programas como Tweet Binder y Tweet Archivist, hallamos mensajes que piden a la UNAM retirar el título:
Haciendo un análisis de sentimientos, los discursos tienden a ser negativos:
¿Qué significa esto? Una polarización ideológica manifestada en el discurso. Pareciera que estás con AMLO o la UNAM. Cual si fuera un partido de futbol. Cuando la realidad es más compleja y requiere de argumentos intermedios, para realmente hallar soluciones al conflicto del plagio. Toda vez que observamos climas de odio en dicho ambiente.
Ante esto proponemos foros, mesas de discusión, creación de contenidos, videos, pódcast, con soluciones que vayan más allá de ser o ser pro AMLO, ser o no ser UNAM. Ante esto el periodismo puede ser una herramienta efectiva de mediación.
Algunas conclusiones y la necesidad del algoritmo humanizado
Ya desde 2013 se estimaba el plagio como un problema de la Universidad. Para muestra los siguientes datos, en donde se deja evidencia de prácticas poco éticas conocidas entre los propios académicos entrevistados.
Aunque el problema es multidireccional, y en este sentido implica tanto a académicos como a estudiantes. Evidencia de ello es que según dicho estudio más de la mitad de los estudiantes no saben citar.
Finalmente, el tema del plagio es un espejo de nuestra sociedad, y como tal precisa de una indagación profunda. Como primer paso, es preciso sensibilizar a estudiantes, así como profesores y funcionarios públicos, no de forma coercitiva, sino colaborativa.
Luego hay que apoyarnos en software especializado y no temer a las posibilidades tecnoeducativas que se están presentando; siempre y cuando exista una premisa básica: humanizar el algoritmo y no sólo confiar en el software. Si bien éste es una herramienta muy útil en la ciencia, es fundamental que el plagio se evite con bases sólidas en estudiantes, desde que forman parte de la licenciatura.
Esto nos lleva a volver a poner en primer plano materias de metodología, puesto que muchas ocasiones se tiende a soslayar, pues se piensa que sólo sirven para la tesis; cuando son básicas en la formación de cualquier profesional, pues en el ejercicio laboral es importante evitar temas como el plagio.
Aún más, desde una perspectiva ética y humanista, es necesario devolver su función clave a la investigación en la formación de nivel media superior y superior, un valor fundamental para la toma de decisiones, creación de políticas públicas. ¿Y por qué no? Para trabajos como la tesis, repensar su función educativa, posibilidades de innovación, rigor teórico/metodológico, pero siempre con relación a las necesidades de cada campo del conocimiento y la sociedad.
*Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, UNAM
