Chiapas y el EZLN. 30 años después. El “subcomandante Marcos” y la comunicación
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Chiapas y el EZLN. 30 años después. El “subcomandante Marcos” y la comunicación

Tanius Karam

El 1 de enero de este 2024, se cumplieron 30 años de la irrupción pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Durante la madrugada del 1 de enero de 1994, contingentes de esta organización entraron a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y al día siguiente todos los medios de comunicación comenzaron a dar cuenta, entre la extrema sorpresa, de la noticia. Este levantamiento abrió un parteaguas en la historia política contemporánea.

A la distancia, son muchas las lecciones y los aprendizajes que de esos hechos, se pueden mencionar. Una primera contribución fue la oportunidad de replantear la cuestión indígena con todo lo que ello implica. La complejidad y dificultad histórica con la que el Estado mexicano ha enfrentado para insertar a los grupos indígenas. Un ejemplo de ello, es la frase emblemática dicha en 1942 del ex presidente Lázaro Cárdenas, y que fue de los primeros en ir a las comunidades: «Hay que mexicanizar a los indígenas y no que México se indigenice». Dicha frase no puede ser más clara de ese conflicto que con exasperante lentitud, en el mejor de los casos, comienza a paliarse en instituciones, leyes, iniciativas, fondos, aun cuando no alcancen aún a revertir de manera importante la situación de pobreza y marginación de estos grupos. Queremos pensar que son pasos previos dentro de un largo proceso que lleve a la plena integración de los grupos indígenas, y que sea un elemento dentro de la consolidación de la calidad democrática donde justamente aprendamos a co-existir y alimentarnos de lo diverso.

Traducciones y hallazgos

El primer elemento de comunicación que emerge es el lenguaje, el mensaje, los recursos verbales con los que “Marcos” deslumbró a propios y extraños. Con lenguaje irónico y político recogió a un tiempo la herida histórica de movimientos sociales, campesinos y expresó el dolor indígena con siglos de clamor. Desde la famosa “Primera Declaración de la Selva Lacandona” se manifestaron demandas, que cabe reconocer tristemente que 30 años después sigue siendo vigentes: Recuperación de tierra, consideración del régimen de autonomía, pronunciamiento por la justicia y reivindicación del papel de la mujer.

En un primer momento el objetivo de comunicación se logró: lograr presencia masiva, alcanzar una creciente credibilidad entre la audiencia, y sobre todo, ganarse su simpatía. A nivel más mediático y de denuncia, se puede recordar el veto simbólico que el EZLN ejerció contra las compañías Televisa y contra Televisión Azteca, a quienes no dio entrevistas, ni permitió asistir a algunas actividades. Dicho veto supuso una sensibilización pública en lo que por entonces apareció como parte de una agenda más amplia que era la propia democratización de los medios de información.

Otra característica de estos comunicados y entrevistas de quien fuera la parte más visible de todo este movimiento fue el sintetizar lo que muchos mexicanos querían decir. Algo también sucedió en la opinión pública con la reivindicación del lenguaje escrito que hizo a varios escribir cartas de simpatía a “Marcos”: desde el saludo de un niño en el lejano estado de Baja California Norte, hasta la hermana del expresidente José López Portillo quien ensayó una oda en lírica malograda.

La genialidad comunicativa de “Marcos” abarca no solo el plano de los contenidos sino los rituales que van estar durante toda su expresión pública. No es que “Marcos” cambie los rituales, los sistemas de representaciones, sino que los recuerda y genera un discurso denso altamente cargados símbolos y figuras; y los rituales (las máscaras, los rifles de palo, el desfile de la Convención Nacional Democrática) que van más allá de sus mensajes escritos llevan, por una parte, toda la fuerza expresada de antemano por lo escrito, y a su vez lo escrito se retroalimenta de estas formas externas.

Fue el recientemente fallecido filósofo Enrique Dussel quien sugirió ver a “Marcos” como un traductor cultural. Para este influyente filósofo de la liberación, “Marcos” fue un traductor cultural entre dos mundos e hizo comunicables dos mundos distanciados entre sí (Cf. Revista Proceso, 7-3-94): hace comprensible la riqueza del mundo indígena al resto de la sociedad mexicana; pero él mismo es un puente de esa sociedad a las mismas comunidades.

El traductor es aquel que pone sus técnicas al servicio del primer autor; el buen traductor es quien logra un punto intermedio entre la traducción textual y la traducción libre. “Marcos”, se constituye en doble vocero, ayuda al mundo indígena a hablar en el castellano occidental y coloca en este mundo aspectos de la cosmovisión indígena.

“Marcos” nos ayuda a ver un mundo indígena muy diferente del que nos imaginábamos, nos ayuda a romper esta trifulca simbólica de ver al indígena como pobre aislado, o como el “buen salvaje” ya que muestra y actualiza los recursos, la sensibilidad y la subjetividad de ese mundo tan distinto al centro del país, a las instituciones, a los gobernantes. Ciertamente “Marcos” no es indígena, pero sabe presentar la realidad y sensibilidad de los pueblos indígenas, señalar sus demandas, dentro de una intencionalidad que es principalmente política, pero también pedagógica y cultura.

Dentro del fenómeno EZLN en 1994, mucho se comentó sobre si era la primera guerrilla que usaba el internet. En realidad, el uso del internet fue incipiente porque el desarrollo de la world wide web así lo era, pero con los recursos de ese Internet 1.0, textual, línea, multi-medial y en fase, encontrar su propio lenguaje. Lo escueto del e-mail y de alguna que otra página fue suficiente para facilitar la difusión mundial del mensaje. En algún sentido más que la red de redes, el logro fue la solidaridad mundial, el intercambio múltiple, el animar a movimientos sociales que buscaban una alternativa al neoliberalismo. Por ello muchas otras causas vieron en el EZLN la suya propia. El movimiento y sus aliados supieron apoyarse en el desarrollo que entonces permitía internet (Hoja WEB, Conferencia REDMEX), ello hizo, aunque fuera a nivel muy incipiente, traspasar la rígida verticalidad de los medios audiovisuales en México.  

Si bien nos hemos centrado en esos primeros años, hay muchas contribuciones que el movimiento zapatista hizo, imágenes, discursos, fotografías que advienen la posibilidad de un nuevo país. Entre los varios momentos memorables cabe recordar la Marcha por la Dignidad de 2001, quizá el último momento en el que EZLN tuviera durante varios días las portadas de los principales diarios. Cuando el EZLN llegó a la capital del país para reclamar derechos para los indígenas y apoyar una iniciativa de ley que reivindicara sus autonomías.

La marcha inició en febrero 2001 desde Chiapas para recorrer casi tres mil kilómetros, desde aquel estado hasta el centro del país. El naciente periodo presidencial del presidente Fox intentó acercamiento con EZLN, que éste rechazó por la histórica desconfianza hacia los partidos políticos. Ello alimentó una fuerte crítica del poder contra los zapatistas y a su líder, a quienes no pudieron cooptar ni utilizar para cualquier propósito de legitimación del régimen panista.

Tras algunas semanas de peregrinaje, el 10 de marzo de 2001 los zapatistas entraron pacíficamente a la ciudad de México. Los diputados discutieron si permitir o no la entrada al grupo rebelde al recinto; finalmente aceptó abrir las puertas a los zapatistas, y más tarde se aprobó una ley con la que los zapatistas no estuvieron conformes ya que había sido rechazada en los estados con mayor población indígena. El 28 de marzo de 2001 estaba agendad una sesión, donde se daría la palabra a los representantes de los zapatistas. Para sorpresa de todos, el orador no fue “Marcos” sino una mujer indígena, la “Comandante Ramona”. Varios diputados del partido en el poder abandonaron el recinto, pero el hecho fue histórico, inusitado.

Este fue un momento, en el que se abrió, la posibilidad de acuerdos en el plano legislativo, pero los zapatistas consideraron la reforma limitada de la autonomía, por lo que en 2003 decidieron llevar a cabo el ejercicio de una autonomía de facto y establecieron nuevos centros regionales de poder paralelos al Estado, bajo la figura de las “Juntas de Buen Gobierno” (JBG) en espacios llamados “caracoles” zapatistas. Instancias de representación de los municipios autónomos, con liderazgos rotativos; una de las tareas era coordinar la ayuda del exterior y distribuir mejor los recursos.

Muchas cosas del EZLN son de tipo simbólico: la jura de bandera que hicieron los zapatistas; la reiteración de actos pacíficos para caracterizar la marcha y el establecimiento de paralelismo con las marchas zapatistas originales a principio del s. XX, específicamente la entrada victoriosa de Emiliano Zapata y Francisco Villa a la Ciudad de México en 1914, uno de cuyos símbolos famosos es la imagen de los zapatistas en el café Sanborns “Los Azulejos” a unas calles del Zócalo capitalino.

El subcomandante Marcos encabezando el mitin en el Zócalo de la ciudad de México con el que concluyó la caravana zapatista realizada en 2006.

Reverberaciones

Aun cuando el neo-zapatismo chiapaneco ya no tenga la centralidad mediática que tuvo hasta principio de este siglo, problemas y dificultades persisten en los municipios de Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Chilón, Chamula, Tila, Las Margaritas, Salto de Agua, Palenque, Oxchuc, Tenejaba, Zinacantán, Tumbalá, Chenalhó donde tuvo su desarrollo el EZLN. No hemos mencionado por ejemplo lo que implicaron los trágicos hechos de Acteal en diciembre 1997, y que dan cuenta de lo complejo del entramado político, partidista, religioso, social en los Altos de Chiapas.

Tras tres décadas de aquellos hechos que impactaron la vida política del país, resulta difícil ser optimista ya que algunos problemas persisten como el caso de los desplazamientos forzados por la violencia de grupos criminales, la amenaza de despojo de tierras, las pugnas políticas y religiosas, pobreza y la falta de empleo. En un comunicado de noviembre pasado, los zapatistas anunciaron que a 30 años del inicio de la “guerra contra el olvido”, realizaran varios actos de rememoración -pero también, producto de la presencia del crimen organizado-, se cerraron los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ).

En la pasada edición 37 de la FIL en Guadalajara, el escritor Juan Villoro dijo que el EZLN es un movimiento “de la espera y la esperanza” que ha aprovechado las fisuras de la vida política para lograr cambios efectivos para las comunidades indígenas del sur. El contexto fue la presentación del número de la revista de la UNAM dedicada al aniversario 30 del levantamiento indígena. Hay grietas que pudo abrir el EZLN y que han abierto el sistema político, como sucedió con la candidatura independiente de María de Jesús Aparicio en 2018 en “La otra campaña”.

También el pasado 13 de diciembre, se inauguró la exposición fotográfica A 30 años del EZLN: memoria y dignidad donde aparecen fotografías emblemáticas, mismas que se podrán ver a lo largo de las rejas de Chapultepec. En la exposición se incluyen foto-documentos de Francisco Mata, Eniac Martínez, Patricia Aridjis, Cecilia Candelaria, Omar Meneses, Marco Antonio Cr uz, Ángeles Torrejón, Raúl Ortega, Luis Jorge Gallegos, Héctor Mendiola, Elsa Medina, Pedro Valtierra e Isabel Sanginés.

En sí mismo esa exposición nos ayuda a recuperar algunas de las imágenes más emblemáticas, que reflejan mucho más que reportes de prensa y dan muestra simbólica de lo que este levantamiento significó. Entre las muchas imágenes, recordamos aquella de Pedro Valtierra, donde una mujer indígena empuja a un miembro del ejército; imagen usada de fondo en el programa vespertino de “Sin Embargo” Los Periodistas conducido por Álvaro Delgado y Paz Varela.

Este mes de enero de 2024 es oportunidad para una mirada crítica en todos los planos que permita aquilatar lo que el México actual le debe al EZLN, y lo que como sociedad tenemos que aprender de ese movimiento neo-zapatista.

Catedrático investigador de la UACM y analista @taniuskaram

11 de enero de 2024