Alicia Alarcón
El libro-catálogo Coyolxauhqui. A 45 años de su descubrimiento, es la memoria del monumento que simboliza a la diosa lunar mexica, y la del Templo Mayor, que engloba al proyecto homónimo, al Programa de Arqueología Urbana (PAU), a la zona arqueológica y su museo.
Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia y coordinador del volumen, mencionó que este proyecto, del cual fue fundador, lleva casi medio siglo de existencia sin perder continuidad en los trabajos, “he visto pasar diversas generaciones multidisciplinarias que se fueron incorporando, a la vez que he sido testigo de cómo evolucionó la tecnología, y como ha sido una herramienta fundamental en la arqueología, permitiendo realizar un trabajo con mayor exactitud”, dijo.
Explicó que cuando comenzaron, usaban una técnica arqueológica que se utilizaba en las excavaciones, que se llamaba plancheta, era como un teodolito. “Era lo que teníamos en ese momento; se veía, y a la vez se dibujaba. De eso pasamos a aplicar otros aparatos que ni me imaginaba que existían, el 3D, la quién sabe qué, unos aparatos que venían con una perfección tecnológica impresionante”, agregó.
Durante la presentación, Matos Moctezuma, risueño y bromista, junto con Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec; Miguel Pastrana Flores, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo del Templo Mayor, en calidad de moderadora, discurrieron sobre la importancia editorial y de contenido del catálogo Coyolxauhqui. Asimismo, coincidieron que es un libro visible, con valor histórico porque guarda imágenes y diálogos polifónicos. Aquello que puede ser efímero como una exposición, ahora es tangible. Además, evocaron sobre el impacto que tuvo el hallazgo de la Coyolxauhqui aquel 21 de febrero de 1978 cuando un grupo de trabajadores de la extinta Compañía de Luz y Fuerza reportaron el hallazgo de un monolito en los alrededores del Templo Mayor, que tras ser analizado por personal del INAH se determinó que representaba a Coyolxauhqui.
Miguel Pastrana recordó que siendo él un niño, “fue emocionante para los que estábamos viendo noticias, mi padre tenía la costumbre de comprar el periódico, y ahí leíamos la noticia. Quién diría que 45 años después, yo estaría presentando un hermoso catálogo de esa exposición”. Recalcó sobre la importancia de la documentación gráfica de los trabajos de excavación en sus diferentes etapas, y celebró que el libro muestre a las nuevas generaciones cómo se vivió el hallazgo. También comentó de la necesidad de ahondar más sobre la legislación y las políticas públicas, ya que el Templo Mayor sigue siendo un laboratorio en esta materia.
Salvador Rueda, con su acostumbrada prosa relató sobre el descubrimiento de la pieza, la calidad humana de Eduardo Matos y el equipo que lo acompañó por mucho tiempo. Mito, rito y arqueología crean un vínculo en la Coyolxauhqui, la diosa celeste caída en lucha que fue cubierta y escondida por los propios mexicas, la cual emergió del subsuelo varios siglos después. Finalmente, invitó a leerlo a partir del capítulo nueve “Memorias sobre la exposición temporal” que integra siete ensayos, entre ellos del historiador y experto en cosmovisión mesoamericana, Alfredo López Austin, a cuya memoria está dedicada la publicación.
En sus páginas, el catálogo mantiene el espíritu festivo de la muestra temporal Coyolxauhqui: el astro, la diosa, el hallazgo. La exposición que se exhibió de febrero a junio del presente año, superó los 200 mil visitantes, y se pensó como una celebración por el encuentro como el monolito.
De acuerdo con Patricia Ledesma Bouchan, la muestra fue la ocasión idónea para exhibir más de 150 piezas arqueológicas varias procedentes de las ofrendas enterradas junto al monolito de la Coyolxauhqui; además de esculturas de gran formato, entre las que sobresale Mayahuel.
Coyolxauhqui. A 45 años de su descubrimiento, se divide en dos partes: resume lo concerniente a la exposición, incluyendo las más recientes investigaciones realizadas por el Proyecto Templo Mayor, a cargo del arqueólogo Leonardo López Luján, y una reedición de la traducción al náhuatl del mito por el doctor Alfredo López Austin; y por otro, deja memoria sobre las actividades principales de este reciento: la historia del museo, la investigación, la conservación y la difusión.
En sus 235 páginas el lector encontrará, además, imágenes hemerográficas, fotografías e ilustraciones sobre los trabajos arqueológicos en lo que ahora conocemos como el Templo Mayor que ha sido visitado por más de 21 millones de personas.
El volumen se presentó en el Museo del Templo Mayor, el cual está disponible en tiendas del Museo del Templo Mayor, así como en librerías del INAH, con un costo de 950 pesos.
