Martha Durán
Es una gran ironía presentar el libro Necropolítica y narcogobierno, de José Reveles, en el sótano de la extinta Dirección Federal de Seguridad. Este edificio fue el cuartel general de la necropolítica durante la “Guerra Sucia”. Aquí reinaron la infamia y la tortura; donde, parafraseando a José Alfredo Jiménez, “la vida no vale nada”, y que a su vez es un principio filosófico de la necropolítica: “Si no me sirves: te mato”.
En su nuevo libro, Pepe aporta ejemplos bien documentados de cómo la necropolítica ha sido y sigue siendo política pública, primero como contrainsurgencia con las guerrillas rurales y urbanas, pero más tarde ampliada y ajustada hacia los grupos de la delincuencia organizada que pertenecen “a la competencia”. Es decir, a aquellos que no tengan la autorización del gobierno en turno.
Con un lenguaje tan sencillo como elegante, Reveles nos aporta datos aterradores, nombres, lugares, personajes, masacres, “vuelos de la muerte”. Arreglos y complicidades entre agentes del Estado, militares y criminales. Un tema espinoso e incómodo, ahora que las fuerzas armadas tienen tanto dinero, tanto poder y tantos cadáveres en el ropero.
Durante la “Guerra Sucia” los militares recibieron órdenes de acabar con toda la oposición de izquierda, los movimientos sociales, la guerrilla de Lucio Cabañas en los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado. Y ya cumplida la misión, algunos generales se dedicaron a hacer negocios con el tráfico de estupefacientes. El libro nos retrata a dos generales: Quiroz Hermosillo y Acosta Chaparro, que después de asesinar a cientos de personas y arrojarlas al mar en los espeluznantes “vuelos de la muerte”, se dedicaron al tráfico de drogas en Estados Unidos.
Los narcogenerales terminaron en la cárcel por presión estadounidense, con cargos de tráfico de drogas y protección a organizaciones criminales (los mismos cargos que enfrenta García Luna). Cuando Felipe Calderón usurpó la presidencia, le perdonó a Acosta Chaparro todos sus crímenes (los otros generales habían muerto en prisión), lo liberó, le pagó más de 30 millones de pesos de “sueldos caídos”, y lo convirtió en un puente con el crimen organizado para intercambiar protección a cambio de gobernabilidad, revela el autor.
La supuesta guerra contra el narco de Calderón fue una farsa y, para simular éxitos, muchos inocentes fueron asesinados y hechos pasar por criminales, que Reveles señala como los “falsos positivos” mexicanos para “demostrar” que el gobierno de Calderón iba ganando la guerra. Pepe Reveles explica en su libro cómo funcionó esa retorcida política de simulaciones.
Los ganones fueron el Cártel de Sinaloa, los políticos y militares corruptos que se hincharon de dinero (como García Luna, Cárdenas Palomino, Pequeño García, por mencionar a los que están en la cárcel por traficantes, no por asesinatos) a costa de ensangrentar el país, sacrificar a decenas de miles de inocentes y de provocar la mayor crisis humanitaria de nuestra historia, sin mencionar el número de ejecutados y desaparecidos.
En un párrafo del libro se puede leer: “Al mismo tiempo se desarrollan concentraciones absurdas de capital hacia zonas que escapen a todo control democrático, a la expatriación de riquezas, y capitales a paraísos fiscales desregulados (casos de los capitales mexicanos en Banca de Andorra, los exhibidos en los Panama Pappers, como ejemplos fehacientes). Si se puede sumar, además, el poder militar para asegurar el éxito de estas políticas depredadoras, tanto mejor, pues la protección de la propiedad privada y la militarización se correlativas y al final vienen a ser dos caras del mismo fenómeno depredador”.
Entre el público asistente a la presentación del libro, había personas muy emocionadas y conmovidas porque algunos son sobrevivientes de aquellas torturas en esos sótanos. Lo conocían, en otro contexto y otro tiempo.
Estábamos muy contentos de que la calle Circular de Morelia N°. 8 ya no sea un lugar de martirio sin que ahora sea oficialmente: “Un sitio de memoria que tiene como objetivo resignificar su entorno a partir de tres elementos principales: el espacio, la memoria y la reparación. A partir de la conjunción de estos, es que el Sitio de Memoria en Circular de Morelia”.
Acerca del libro, José Reveles dijo que los gobiernos anteriores pusieron al servicio del narco todos los recursos del Estado. “Todo el aparato gubernamental estuvo a las órdenes del crimen organizado. Acosta Chaparro fue el operador, el puente, para atacar a los cárteles contrarios al de Sinaloa para que éste fuera hegemónico. Y no solo le avisaban al cártel de Sinaloa de las estrategias conjuntas con Estados Unidos para combatirlos a los adversarios, sino que les limpiaban el camino con dinero del erario.”
Dentro de la Policía Federal se creó una estructura con elementos que tenían misiones encubiertas al servicio de los criminales, recibían viáticos del dinero público. Nació el término “viaticar” que también fue una manera de desviar fondos con viajes y misiones que nunca existieron más que en el papel. Hasta hoy no se ha investigado este fraude a la nación, que fue enorme. No hay que olvidar que 40 mil policías estuvieron bajo el mando de García Luna”, publica el autor.
Punto importantísimo de la necropolítica, dijo el autor, es la construcción del enemigo: “Se inventó una versión ficcionada de a quien se debía eliminar. En la necropolítica las personas son desechables; su vida, cosificada; y son expulsadas social, económica y políticamente”.
El veterano reportero y defensor de derechos humanos explicó cómo se normalizó la guerra, la deshumanización, los desplazamientos forzados y masivos, fruto de la necropolítica. “El poder de dar vida o muerte, la violencia extrema, permitida o surgida del gobierno, es necropolítica”. Aseguró que un gobierno privado solo sirve a las élites y está al servicio de ellas; de ahí que pretendan con todas sus fuerzas destruir todo lo social, todo lo público y establecer políticas depredadoras. El autor convocó a revertir la herencia del PRIAN, a recuperar el tejido social. Durante la presentación del libro, una señora preguntó: “Y esa relación entre criminales y gobierno, ¿cómo está hoy día?”
La respuesta conjunta que dimos es que hay una voluntad por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para limpiar “los establos de Augías”. Es muy difícil, porque hay mafias enquistadas, poderes fácticos legales e ilegales a quienes no les conviene un cambio, la transparencia o la luz del Sol, prefieren operar en las sombras. Esa maquinaria se aceita con corrupción y la impunidad, y sigue siendo lo más doloroso.
Claudia Sheinbaum es la primera presidenta mujer y quien ha obtenido el mayor número de votos en la historia. Tiene la fuerza y la legitimidad para deshacerse de los impresentables que se colaron en el sexenio de AMLO. No la tiene fácil; hereda un país en guerra, ensangrentado, con más de 12 mil desaparecidos, con el crimen organizado gobernando enormes territorios. En resumen, se sacó la rifa del tigre.
Periodista y doctora en Sociología