Mario A. Medina
“De manera respetuosa”, Andrés Manuel López Obrador envió una carta al expresidente estadunidense Donald Trump en donde le dijo: “Amigo, no me mande a La Chingada antes de tiempo”.
La misiva enviada a Trump, se originó luego de que López Obrador recordara que días atrás en un discurso del republicano, dijo que el mandatario mexicano había concluido su gobierno.
Aquí en México, mucho tiempo antes, los opositores del Presidente, quisieron hacer lo mismo, pero no precisamente enviarlo al racho del mandatario, llamado “La Chingada”, ubicado en Palenque Chiapas.
Sus adversarios hicieron lo imposible porque no llegara a la Presidencia de la República. En 2006 y 2012, lograron impedirlo. En ambas ocasiones, Andrés Manuel acusó que se había cometido fraude electoral en su contra.
Aquellos opositores, pensaron que con esas derrotas, López Obrador se daría por vencido, pero no fue así. Peleó contra sí mismo, “…pensé, también, que sin caer en el necesariato podía yo ayudar a que se llevara a cabo la transformación, sin sentirme insustituible, las circunstancias me habían colocado en un lugar», llegó a decir.
Quienes no lo podían ver, lo describían como “un ambicioso vulgar obsesionado”. Eran afirmaciones que a decir de él: “me herían” y que no era así. Y la mejor forma de mandar el mensaje era renunciando a ser candidato».
Sin embargo, continuó. La tercera tenía que ser “la vencida”, y entonces se retiraría de la política, sin participar en nada, para irse tranquilo a su rancho en Chiapas, porque considera que está listo el relevo generacional que dé continuidad al proceso de transformación que él ha iniciado.
A penas tres meses después de asumir la Presidencia de la República, el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, “El Gris”, aseguraba que “López” “pretende perpetuarse en el poder, a través de las iniciativas de consulta popular y revocación de mandato”.
Aquella narrativa la repitieron hasta el cansancio con una estrategia clara, generar miedo entre la población. Ni seis meses llevaba en el gobierno cuando El Gris, dirigente panista, aseguraba: “ya está dando visos de autoritarismo, al pasar por encima de otros poderes¨.
A diario sus opositores lo acusaban de pretender seguir a “perpetuidad” al frente del gobierno: “una ´dictadura perfecta´; sin contrapesos, ni rendición de cuentas, sin oposición, sin división de poder, sin Poder Judicial; con todas las facultades para ser el único capaz de mandar en México”, repetían uno y otros.
Muchas mentiras se tejieron alrededor de una narrativa que calcularon iba a ser exitosa. Se gritaba que México sería Venezuela; y que buscaría eternizarse en el poder Ejecutivo como Nicolás Maduro.
Las fake news fueron un instrumento muy usado para generar esa idea: “¡Atención! En su gira por Guerrero, López Obrador se sincera y propone, sin tapujos, la idea de reelegirse”. En un vídeo de 48 segundos, se aseguraba que se preparaba una reforma a la Constitución para ampliar su mandato.
Aquel vídeo manipulado se hizo viral, fue “un montaje fabricado a partir de varios fragmentos de la intervención real del presidente en un acto en Tlapa de Comonfort, Guerrero. En su intervención original, López Obrador señala que reformar la Constitución para que pueda ser reelegido iría ´en contra de sus principios´ y sería una ´traición´”.
Todavía, a unos meses de que el mandatario deje el poder, esa narrativa continúa presente, cuando se afirma que López Obrador va a seguir gobernando a través de la presidenta Claudia Sheinbaum, afirmación que ella acusó como una “narrativa sexista”.
Desde luego que muchas fueron las contradicciones que en estos seis años tuvo el presidente de México: aspectos que no se le pueden aplaudir, que deja muchas cosas pendientes, pero una cosa es cierta, inició un proceso de transformación y le cumplió a la población, por eso Claudia Sheinbaum ganó con casi 36 millones de votos.
Lástima por ellos y ellas, porque nomás no pudieron, por adelantado, mandarlo a “La Chingada.” Los volvió a derrotar.
Que no le cuenten…
Hace cuatro años, los Juegos Olímpicos de Tokio no se pudieron celebrar en aquel 2020. La pandemia no lo permitió. Fue hasta el 2021 que se llevaron a cabo. Hermosa, singular ha sido la inauguración de los Juegos París 2024. El Río Sena y la Torre Eiffel, el grandioso escenario.