Balbina Flores
Además de los Juego Olímpicos 2024, que iniciaron este viernes en París, Francia y las noticias que llegan del vecino del norte, donde la demócrata Kamala Harris enfrentará al derechista Donald Trump, ahora el interés periodístico se enfoca a los comicios en Venezuela de este domingo.
Este 28 de julio se vota en Venezuela, donde están en juego mucho más que la presidencia en aquel país. Se juega la estabilidad política en esa nación y quizá una crisis que podrá impactar en la región.
Tras once años en el poder, Nicolás Maduro va por la reelección ante su oponente Edmundo González Urrutia, quien según algunas encuestas, habría estado a la cabeza de las preferencias del electorado, aunque otras mediciones, le daban ventaja a Maduro.
Independientemente del resultado electoral, la situación política de aquel país, será incierta lo que podría generar una convulsión política sin precedente o una transición complicada y larga.
Los gobiernos de Brasil, Chile y Colombia cuestionaron las advertencias del mandatario Maduro, quien dio a entender que su derrota provocaría “un baño de sangre”.
La virtual amenaza despertó preocupación de varios gobiernos en América Latina. Quién gobernará aquel país por los próximos seis años, nación de la que ocho millones de venezolanos, se encuentran fuera de él, por una economía en deterioro desde tiempo atrás.
Otra pregunta necesaria por analizar y responder es ¿quién cubrirá las elecciones en Venezuela? Porque en esa nación la prensa ha sido casi desmantelada, con medios censurados o prohibidos, pluralismo inexistente y periodistas en el exilio, alertó Reporteros Sin Fronteras meses atrás.
Según esa organización defensora de la libertad de prensa, el gobierno de Maduro desde 2013 ha censurado y reprimido al periodismo independiente. Los datos que dan las organizaciones en aquel país así lo indican.
Según el censo elaborado por Espacio Público, ong venezolana en defensa de la libertad de expresión, más de 200 emisoras de radio y más de una decena de canales de televisión han visto interrumpida su señal, desde 2016, por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, debido a emisiones consideradas subversivas por el Gobierno.
En cuanto a la prensa escrita, desde el inicio de la presidencia de Maduro, más de un centenar de impresos han dejado de publicarse como consecuencia del monopolio de papel e insumos de impresión que el Estado asumió en 2013, según el Instituto Prensa y Sociedad devVenezuela (IPYS). Los medios digitales tampoco se han librado de esa represión: sólo entre enero y octubre de 2023, el gobierno bloqueó el acceso a 48 sitios web de noticias, según el proyecto Venezuela sin Filtro, que registra los casos de censura en Internet.
El país vive en “un hoyo negro informativo” según un mapa del Instituto de Prensa y Sociedad. Más de siete millones de venezolanos tiene acceso insuficiente a fuentes locales de información, donde el 30% de la población se informa a través de canales gratuitos de televisión que cubren cada vez menos los temas de interés general, como la política y la economía, debido a la censura que ejerce el gobierno.
En este contexto Venezuela llegará a las elecciones de este domingo en una especie de silencio mediático, donde según la Asociación de Periodistas Venezolanos por lo menos un millar de profesionales de la información están en el exilio y donde los medios extranjeros también han sido objeto de expulsión y censura, según ha denunciado RSF, quién ha dicho “no puede haber elecciones democráticas si se prohíbe a la oposición el acceso a los medios”.
Días atrás el gobierno reiteró sus críticas a la prensa extranjera por promover un supuesto plan opositor para denunciar fraude en las elecciones. Maduro los calificó como “sicarios de la mentira”, refiriéndose a las agencias EFE, AP, AFP y CNN. Además bloqueó el 22 de julio a por lo menos tres medios de comunicación Diario TalCual, El Estímulo y Runrunes y la página civil Medianálisis. Esperamos que los resultados electorales se respeten y los presagios de violencia e inestabilidad se disipen.