Operativo Culiacán: entre la derecha delirante y la defensoría de oficio
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Operativo Culiacán: entre la derecha delirante y la defensoría de oficio

Gerardo Israel Montes

Dentro de la oleada de opiniones, reflexiones, críticas y hasta burlas que ocasionó en Twitter el pésimo operativo llevado a cabo por las autoridades federales el pasado 17 de octubre en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo Guzmán”, Patricio Solís, investigador en el Colegio de México, resumió acertadamente las reacciones a tal suceso al publicar ese mismo día en su cuenta de Twitter @psolisaqui lo siguiente:

Los calderonistas: “Qué cobarde, sacó el pie del hormiguero”.

La defensa de oficio: “Hay que aplaudir la decisión, evitó mucho dolor y daños”.

El resto de nosotros: “¿Por qué diablos se le ocurrió poner el pie descalzo en el hormiguero?”.

Un balance de lo acontecido después del frustrado operativo contra uno de los vástagos del narcotraficante más famoso de México, lleva a poner mayor énfasis en la pregunta formulada por Solís: ¿Cuál fue el motivo que llevó a las fuerzas federales a ejecutar una operación mal planeada, sin considerar la posible respuesta violenta del Cártel de Sinaloa, poniendo en riesgo a los mismos efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional, además a la ciudadanía? Como en los hechos ocurrió.

¿Qué habría sucedido si las fuerzas federales no hubieran liberado a Ovidio Guzmán? Si de por sí la presión de los grupos de narcotraficantes fue apabullante al sitiar la ciudad de Culiacán y sus accesos (capturando, como dan cuenta versiones periodísticas, a soldados; y confrontando directamente al ejército al atacar su cuartel y la zona habitacional que forma parte de la Novena Zona militar), seguramente la arremetida de los grupos de sicarios hubiera alcanzado otra intensidad, poniendo en mayor peligro a la población. El ejército y la Guardia Nacional no previnieron este probable escenario.

Lo que es un tremendo error. Lo ocurrido el 17 de octubre lleva a hacer la comparación con los operativos realizados en 2014 y 2016 en el estado de Sinaloa para detener a El Chapo Guzmán. En ninguno de los dos casos los sicarios del cártel de Sinaloa tuvieron capacidad de reacción.

Situación distinta ocurrió con la mala planeación del operativo desplegado el 17 de octubre, el cual desató un ambiente de pánico en Culiacán que quedó registrado en videos subidos a las redes sociodigitales, donde se plasmó la violencia padecida por la población ante la toma de la ciudad llevada a cabo por grupos de sicarios fuertemente armados, quienes estaban abordó de camionetas que circulaban sin que ninguna autoridad les hiciera frente.

Fue un verdadero desafío al Estado. Los balazos orillaron a que varios automovilistas descendieran de sus coches y junto con sus familiares, sentados en el asfalto, utilizaran sus vehículos como protección; otros se resguardaron en el primer lugar que encontraron.

Los enfrentamientos y los disparos se dieron en la zona de Tres Ríos, en la avenida Álvaro Obregón, en la Fiscalía General del Estado, el Jardín Botánico. El caos permitió que los integrantes de la delincuencia liberaran del Centro Penitenciario de Aguaruto a varios reos y mataran a un guardia de seguridad. El momento del escape de los reclusos quedó grabado en un video subido a Twitter por personas que estaban en un lugar cercano a la cárcel. Fueron momentos de terror.

Laguna informativa y mentiras

Durante cinco horas el gobierno federal guardó silencio. Fue hasta las 20:30 horas que Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), emitió un mensaje informando que a las 15:30 horas de ese día “una patrulla integrada por 40 elementos de la Guardia Nacional y efectivos del Ejército se encontraba realizando un recorrido de rutina en el fraccionamiento Tres Ríos de la Ciudad de Culiacán, Sinaloa, cuando fueron agredidos desde una vivienda”. Según la versión oficial, el personal repelió la agresión, tomó el control de la vivienda localizando a Ovidio Guzmán quien estaba acompañado por tres individuos. En su mensaje a medios del 17 de octubre, el gabinete de seguridad del gobierno federal no aclaró si el hijo de El Chapo Guzmán había sido detenido o no; ni las consecuencias de los enfrentamientos armados, ni las balaceras en Culiacán que se dieron entre fuerzas federales y sicarios que intentaron rescatarlo

“Lo anterior generó que varios grupos de la delincuencia organizada rodearán la vivienda por una fuerza mayor a la de la patrulla” mientras que otros grupos “realizaron acciones violentas en contra de la ciudadanía en diversos puntos de Culiacán generando una situación de pánico”, por lo que “con el propósito de salvaguardar la integridad y tranquilidad de la sociedad culiacanense, los funcionarios del gabinete de seguridad acordamos suspender dichas acciones”. Esa suspensión de las acciones no fue otra decisión más que soltar a Ovidio Guzmán. Pero Alfonso Durazo no quiso decirlo tal cual.

Fue un día después, durante la conferencia de prensa ofrecida por los integrantes del gabinete de seguridad en la ciudad de Culiacán, cuando se rectificaron las omisiones y se reconocieron los errores. Ahí, el secretario de la Defensa Nacional, el general Luis Cresencio Sandoval González, aclaró que el operativo no fue “circunstancial”. Es decir, no se trató de un “recorrido de rutina”, sino de “una acción directa para la aprehensión” de Ovidio Guzmán López, quien contaba con órdenes de aprehensión con fines de extradición.

Además, en un hecho inédito, el secretario de la Sedena reconoció que el operativo realizado por la Policía Ministerial y elementos de la División antidrogas de la extinta Policía Federal, ahora Guardia Nacional, se hizo de manera “precipitada, con deficiente planeación y la falta de previsión sobre las consecuencias de la intervención, omitiendo además obtener el consenso de sus mandos superiores”. Consecuentemente, el gabinete de seguridad no fue advertido de las acciones realizadas.

El operativo derivó en casi 12 horas de balaceras con al menos 14 enfrentamientos entre fuerzas policiacas y militares en contra de sicarios. El saldo fue de 13 personas muertas: un integrante de la Guardia Nacional, un custodio del reclusorio de Aguaruto, cinco presuntos sicarios y seis civiles que no se especificó si pertenecían al grupo delictivo.

La desinformación de la derecha

“Los calderonistas: ‘Qué cobarde, sacó el pie del hormiguero’”. Así sintetizó Patricio Solís, la reacción de los derechistas, ante los hechos violentos en Culiacán, en referencia a la estrategia emprendida en redes sociales por grupos de derecha cercarnos al ex presidente Felipe Calderón y al PAN (obsesionados en restarle popularidad al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con miras a la renovación de la Cámara de Diputados en 2021). La intención fue llevar el debate a una supuesta falta de valor del presidente de la República al haber dado “luz verde” para liberar al hijo de El Chapo Guzmán.

“Falta de huevos”, “humillación”. “derrota”, fueron las definiciones que varias cuentas de boots pro PAN y Calderón utilizaron con la intención de acrecentar el error derivado del mal operativo policiaco-militar, buscando a toda costa generar irritación entre la ciudadanía en contra no sólo de la decisión asumida por el gabinete de seguridad, sino de la figura del propio AMLO y su política de combate a la delincuencia organizada.

El mismo 17 de octubre, en la cuenta @Abraham91760310 se puso el siguiente texto: “No sabía que #Calderón era profeta y sabría que iba a llegar un agachón pocos huevos a la presidencia como el que está hoy en día”. Se acompaña de un video donde el ex presidente Felipe Calderón responde una pregunta de forma envalentonada diciendo: “aquí la ley no es ni del Chapo, ni de los Zetas ni del Golfo”, para luego atacar a quien lo cuestionó:“a lo mejor viene otro presidente, y a lo mejor sí hace lo que tú quieres: que no se metan, se va a quedar sentadito, calladito, volteando para otro lado. Pero pensar que eso va a acabar con la violencia o la criminalidad es una ingenuidad”.

En el sector de los medios impresos nacionales el periódico Reforma entró en sintonía con el discurso de la supuesta “humillación” al gobierno Federal, difundido en las redes sociales para fortalecer la estrategia de desprestigio a toda costa del presidente de la República. La portada de este diario un día después del fallido operativo fue: “Somete Chapito a 4T”.

Mientras que otros rotativos, cada uno con su estilo, destacaron el pésimo operativo y sus consecuencias: El Universal: “Cae Chapito, desata terror y… lo liberan”. La Jornada (cuya nota principal fue el anuncio de AMLO de que el aeropuerto de Santa Lucía estará listo en 2022) tituló: “Terror en Culiacán tras captura efímera de hijo de El Chapo. Milenio: Cercada por narcos, patrulla de la Guardia libera a hijo del Chapo. Excélsior: “Culiacán, bajo fuego”.

Entre las respuestas en Twitter de los boots en favor del actual gobierno, algunas señalaron: “Veo mucho discurso de “falta de huevos” y “joterías” en torno a lo sucedido en Culiacán; criticar al gobierno es sano y necesario en una democracia, pero eleven su nivel de debate, hablamos de políticas públicas de un país, no de la pelea de su cuadra; no sean débiles de cerebro (@PresidneteKang).

La utilización de las encuestas

Otro elemento utilizado en la disputa mediática por lo acontecido en Culiacán, fueron las encuestas. En su afán por minar las preferencias y el amplio apoyo ciudadano a la gestión de López Obrador, y aprovechando la peor crisis enfrentada durante su administración, la derecha reforzó su adelantada estrategia electoral poniendo en el centro del debate, la disyuntiva de si fue acertada o no la liberación de Ovidio Guzmán. De acuerdo con la encuesta elaborada por Reforma, un 49 por ciento de sus entrevistados estuvo en desacuerdo, contra un 45 por ciento estuvo a favor. Mientras que la encuesta levantada por Mitosfky arrojó que el 79.1 por ciento de sinaloenses entrevistados avalaron la liberación, contra un 20.2 en contra. Además, un 86.1 por ciento consideró que sino se hubiera dado la liberación las consecuencias habrían sido mayores. Un 42.2 por ciento consideró que el operativo fue una mala planeación del gobierno. En tanto, a nivel nacional un 53.1 por ciento aprobó la liberación, contra un 45.1 que estuvo en desacuerdo.

Estos resultados fueron utilizados tanto por la derecha como por quienes conforman “La defensa de oficio” –como la definió el investigador Patricio Solís— para armar sus respectivos argumentos: unos en favor del humanismo que imperó para no poner en peligro más vidas a consecuencia de los enfrentamientos armados suscitados entre autoridades e integrantes del cártel de Sinaloa; y los otros ,resaltando la derrota y supuesta claudicación del Estado tras la liberación de Ovidio Guzmán, y su deseo de que hubiera sido retenido sin importar que eso significara una mayor tragedia.

Ambas posturas mediáticas tomaron lo sucedido en Culiacán, no por la preocupación de los acontecimientos sucedidos y el poderío armamentístico de los gatilleros y su capacidad de tomar la ciudad retando al Estado, sino por la intención desesperada de unos para desprestigiar a toda costa al actual gobierno, y otros para defender a ultranza al gobierno, sin reconocer los errores cometidos.

15 de septiembre de 2021