Los 90 años de Enrique “El Niño” Metinides; cortometraje de nota roja y sus foto reporteros
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Los 90 años de Enrique “El Niño” Metinides; cortometraje de nota roja y sus foto reporteros

Rafael Aviña

Cuando el presidente José López Portillo nombró como Jefe de la Policía capitalina a su amigo y excompañero de la primaria el General Arturo Durazo Moreno apodado El Negro y ex agente de la Dirección Federal de Seguridad, los cuerpos policiacos tuvieron carta blanca para la tortura, la extorsión, el robo a comercios y bancos, el tráfico de drogas y la trata de blancas. No sólo eso, también, durante su gestión al frente de la desaparecida Dirección General de Policía y Tránsito, se asignó una ambulancia; la R11, para trasladar a los representantes de los medios de comunicación hacia los distintos lugares donde se desarrollaban tragedias, accidentes, asaltos, zafarranchos y todo tipo de asuntos criminales y delictivos que tenían la obligación de cubrir.

Estos periodistas encargados de los temas de nota roja, quienes solían realizar guardias las 24 horas en la Cruz Roja Mexicana, eran en su mayoría foto reporteros. Fue entonces que se instauró, la costumbre de llamarles a los fotógrafos que cubrían la fuente policiaca como “Clave 11”, inventada por Enrique Metinides, El Niño, quien cubrió la fuente por más de cincuenta años para el diario La Prensa como uno de los afamados Onces; de ahí el cortometraje del mismo título dirigido por Alejandro Gerber en 2003 producido por el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y fotografiado por Everardo González. 

Alejandro Gerber futuro realizador de Vaho (2008) y Arillo de hombre muerto (2023) realizó aquel sobresaliente corto documental, cuyo título, Onces, alude a la clave con la que se conoce a los foto reporteros que cubren los casos de nota roja. De manera inteligente, su realizador evita el lugar común de fotógrafos y periodistas, vistos como buitres carroñeros que trafican y viven de la tragedia humana, para centrarse en la cotidianidad de profesionales que conviven día a día con el lado más oscuro del ser humano, en un trabajo generalmente nocturno, donde los escáneres de la policía y las delegaciones de policía se mezclan con la oportunidad y la sensibilidad de hombres y mujeres dedicados a retratar la muerte. 

Además de rastrear en el impacto de la nota roja, el trabajo del foto reportero de policía y la popularidad de los programas televisivos sobre el crimen cotidiano en la Ciudad de México y el país entero, Onces, documental de 37 minutos y filmado enblanco y negro, se concentra en la obra del que es quizá, el mayor especialista del género: el notable Enrique Metinides nacido hace 90 años (1934-2022). Hijo de inmigrantes griegos, El Niño se inició en el oficio fotográfico a los 12 años en el momento en que su padre le regaló una rudimentaria cámara de cajón.  

Hacia 1947, cuando contaba con tan sólo 13 años, Antonio Velázquez El Indio, fotógrafo policiaco de La Prensa, lo introdujo como su asistente, obteniendo así, el mote de  El Niño Metinides,  por tratarse del foto reportero de nota roja más joven, consolidando un oficio en publicaciones como: Alarma!, Crimen, Policía, Zócalo y La Prensa, entre otros. 

Aquí, los hierros retorcidos, el encuadre que parece captar el último aliento, los cristales fragmentados de vehículos, los rostros desfigurados, o la sangre como leit motiv, son para Gerber y sobre todo para una personalidad como Metinides, un asunto de moral y de convivencia diaria… 

…”Gracias a un accidente que ocurrió en San Cosme, el fotógrafo Antonio Velázquez se acercó a mí, y me dijo que visitara la redacción del periódico para mostrarle las fotografías que había tomado…A los 13 años estaba en la estación de bomberos esperando que ocurriera alguna emergencia, cuando sucedía me iba con ellos, me subían en sus hombros para que pudiera tomar la fotografía y salieran en la portada…fui el primer fotógrafo de toda la República Mexicana en estar de planta en la Cruz Roja y para poder subirme a la ambulancia me capacitaron y me dieron mi credencial de socorrista…» –Especial 90 Aniversario de La Prensa, 28 de agosto 2018- 

Sin duda, el cortometraje nacional sigue aportando intrigantes elementos a la cultura del crimen y el trabajo del fotógrafo de nota roja, como lo muestran algunos espléndidos ejercicios que se sumergen en intrigantes elementos criminales inspirados en las figuras más destacada de ese ambiente: el foto-reportero de las secciones policiacas: Enrique Metinides. 

Por ejemplo, en Reportaje gráfico (1991) de Oscar Urrutia Lazo, Martín Barraza encarna a un fotógrafo de nota roja que cubre para un periódico amarillista una serie de homicidios citadinos al tiempo que él mismo se ve inmerso en una pesquisa criminal. Asimismo, Ojalá que te mueras (1997) de Karl Lenin, era un ágil y curioso documental trucado, un buen acercamiento a las páginas criminales, destacable por su ritmo y su diseño sonoro, que ironiza y reflexiona sobre el comercio periodístico de las notas criminales. 

En 1998 Ciudad que se escapa de Rodrigo García Saiz, egresado del CUEC, muestra gran solvencia técnica y consigue recuperar a través de un interesante medio tono -entre lo fantástico y lo cotidiano-, a la Ciudad de México y sus personajes más pintorescos, como antaño lo hicieran Roberto Gavaldón, Ismael Rodríguez o Alejandro Galindo. 

Bruno Bichir como protagonista, en un doble papel, encarna a un escritor de argumentos policiacos y a un cínico fotógrafo de nota roja, a medio camino entre Juan Orol, Antonio Espino Clavillazo y el mítico fotógrafo del crimen El Niño Enrique Metinides, que se adentra en una urbe tan violenta y enloquecida, como entrañable y colorida, para toparse con toda una fauna demencial que incluye: enanos cirqueros, luchadores asesinos y mariachis muertos, mientras vaga entre la realidad y la ficción por una ciudad que se desvanece, a partir de un a r g u m e n t o inspirado en los relatos de Mariachis muertos sonriendo de Paco Ignacio Taibo II. 

Adiós para siempre (2005), cortometraje escrito y dirigido por el mexicano David Guillermo Barba, como parte de su titulación en la Universidad de Columbus, resulta un eficaz –aunque de final previsible- acercamiento-homenaje al fotoreportero de la sección policiaca, inspirado también, por supuesto, en El Niño Enrique Metinides

Su película se conecta directamente con: Ciudad que se escapa y los documentales: Onces y Ojalá que te mueras. El protagonista es Gustavo Sánchez Parra, quien captura con su cámara todo tipo de tragedias cotidianas –desde accidentes a descuartizamientos- que ilustrarán las portadas de diarios amarillistas y emocionan a niños fascinados con la muerte. No obstante, en una vuelta de tuerca, él mismo será protagonista de una de estas historias cuyas pulsaciones persisten en los últimos estertores de aquellos que se van. 

Algo similar ocurre con Un día perfecto (2004) dirigido por Bernardo Loyola escrito por él mismo y Héctor Falcón, que centra su tema en esa premisa puesta de moda en el cine de los noventa: la nota roja y la imagen de la muerte como elemento de humor negro y resorte de la cultura popular del nuevo milenio como lo mostraban por ejemplo: Pulp Fiction de Quentin Tarantino, Asesinos por naturaleza de Oliver Stone o Mi mamá es una asesina de John Waters –las tres de 1994-. Un día perfecto, narra la historia de un hombre (Fabián Corres) que ha decidido quitarse la vida de una manera original para abandonar este mundo dejando huella. 

Parte de su atractivo es la forma como está contada la trama, utilizando el reportaje de nota roja, el flashback emocional y la foto fija. El resultado es un entretenido y ágil relato que se burla de los lugares comunes: como mostrar a la típica reportera cultural entrevistando para variar a Carlos Monsiváis justo en el momento en que se precipita la muerte del protagonista.   

Por cierto, el propio Loyola junto con Santiago Stelley, dirigirían Alarma! (2008), que exploraba la criminalidad cotidiana y la respuesta de la prensa, en particular la célebre revista de nota roja Alarma!, célebre por sus encabezados y sus reportajes donde se mezclaba el humor negro, el delirio, el dolor y la muerte. Un impreso que impactó a varias generaciones de mexicanos a través de sus historias violentas y sus imágenes de una necrofilia feroz. 

Finalmente, destacan el largometraje aún sin estrenar: Desaparecer por completo (2023) de Luis Javier M. Henaine y el documental El hombre que vio demasiado (2015) de la cineasta estadounidense afincada en MéxicoTrisha Ziff. En el primero, Harold Torres interpreta a un insensible y ambicioso fotógrafo de un periódico sensacionalista que luego de visitar la escena de un crimen adquiere una suerte de enfermedad o maldición y empieza a perder de a poco cada uno de sus sentidos. 

Se trata de un inquietante y atractivo noir fantástico contemporáneo que homenajea en imágenes al Niño Metinides copiando incluso algunas de sus fotografías más conocidas. Por su parte, la cinta de Trisha Ziff, obtuvo el “Ariel” a Mejor largo documental y el Premio Especial Ambulante y el Guerrero de la Prensa en el Festival de Cine de Morelia. Su relato fílmico se concentra en la fragilidad de la existencia a partir de las afamadas instantáneas de Enrique Metinides. 

Su obsesión por la muerte, su profesionalismo y acuciosidad, su manía coleccionista por las ambulancias y carros de bomberos de juguete, el impacto de sus imágenes, el azoro que suspende el horror a medio camino entre el miedo y el morbo de las personas captado por su cámara, algo inherente al mexicano mismo; así como las exposiciones internacionales de las que El Niño ha sido objeto y el relato de sus múltiples accidentes, todo desde el retiro donde vive con su familia y sus hijas… 

…”Mire, tengo 19 accidentes de muerte. Tengo un infarto, me estuve muriendo. Tengo siete costillas rotas porque me atropellaron dos veces. Me caí a barrancos dos veces, me volqué en ambulancias, en carros, en choques, porque nos íbamos a barrancos tomando fotos. Por eso, cuando me preguntan sobre mis miedos les digo que tengo 133 años ¿Sabe por qué? Porque me he accidentado de muerte 19 veces, y si los gatos tienen siete vidas, son 19 por siete da 133. Pero aparte tengo muchos accidentes en los que no me pasó nada. Estuve sepultado seis horas en un derrumbe, estuve perdido dos días en el Popocatépetl cuando fui a retratar un accidente aéreo…” –Enrique Metinides en Sin embargo (2016) citado en Una crónica de la nota roja en México… De Posada a Metinides, y del Tigre de Santa Julia al crimen organizado. Catálogo de la exposición presentada en el Museo del Estanquillo de abril a septiembre de 2017 a cargo de Rafael Barajas, El Fisgón.

*Crítico y cronista de cine, video y criminalidad. Ha sido investigador de la Cineteca Nacional, Filmoteca de la UNAM y dirigió el Cineclub del INBA

22 de marzo de 2024