Sobre una vereda de pasto y tierra caminaba Dulce María Luna, descalza, a paso lento, pero firme y erguida de orgullo al portar un huipil de suaves tonos, antes de alzar la mirada y la voz para dar vida a La suave Patria, el poema de Ramón López Velarde más reconocido sobre la nación mexicana, recitando todas y cada una de sus estrofas durante la Noche de Museos virtual del Centro Cultural Casa de la Primera Imprenta de América de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
López Velarde –el poeta nacionalista por excelencia– destaca porque su escritura se caracteriza por su gran plasticidad y el perpetuo dilema entre la religiosidad y el erotismo, pero siempre mostrándose como una fuente inagotable de imágenes.
Previo a recitar una de las piezas más hermosas sobre México y creada para homenajear el primer centenario de la Independencia nacional, Luna señaló que algunos la consideran un anti poema, al intentar escapar de la solemnidad, además de que propone un viraje hacia la patria personal y la intimidad, por lo que sedujo a Álvaro Obregón y José Vasconcelos, entre otros personajes que vieron la oportunidad para integrarlo al movimiento nacionalista que impulsaban.
Fue así que para honrar el ingenio y la maestría del zacatecano –nacido en Jerez, en 1888 y fallecido en 1921 en la Ciudad de México– el recinto cultural perteneciente a la Casa abierta al tiempo dedicó su novena Noche de Museos a una obra grandiosa. La celebración virtual gozó también de La mancha de púrpura, poema de López Velarde incluido en el libro Zozobra y declamado por la licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Hace más de tres décadas, Luna aprendió el oficio de encuadernadora de su padre, quien también “me enseñó el amor por los libros, confluyendo en mi taller un escenario dedicado a dicho arte, pero también a la poesía y la literatura”.
Al alentar a su público a involucrarse y vivir de cerca los libros comentó que en 1990 estableció el taller de encuadernación La Antigua, donde ha desarrollado proyectos para el Fondo de Cultura Económica y las librerías Rizzoli y Kate’s Paperie, de la ciudad de Nueva York.
Esta reconocida labor mundial le permitió exponer su trabajo en la Muestra Internacional de Encuadernaciones Artísticas en España, así como en la 8ª Bienal Mundial de Encuadernación de Arte, celebrada en Saint-Rémy-lès-Chevreuse, Francia. En 2006 reunió su obra para montar la exposición Pliegues de la Memoria, que ha sido mostrada también en diversos recintos y que se encuentra recorriendo algunos lugares del país.