Norma Julieta del Río
El 15 de septiembre es una fecha trascendental. Por un lado, en México celebramos el Día de la Independencia, momento que representó el inicio de la construcción de un país libre y soberano. Por otro lado, a nivel global se conmemora el “Día Internacional de la Democracia”, fecha marcada por la Organización de las Naciones Unidas para recordar, entre los países miembros, que toda democracia debe centrarse en las personas y mejorar su calidad de vida.
En nuestro país, democracia e independencia parecerían conceptos que avanzan en conjunto. Al ser México una República representativa, democrática, laica y federal, sus autoridades se comprometen, entre otros principios, a respetar su Constitución y la división de poderes, a proteger y garantizar derechos y libertades fundamentales, a ser electas por la ciudadanía y a rendir cuentas de sus actos.
Además de contar con elecciones (libres, limpias y periódicas) y tener libertad de expresión y de asociación, una democracia se caracteriza por las garantías que ofrece para que haya derechos políticos, civiles y sociales. Nuestra Constitución Política, en su primer capítulo, menciona la obligación de las autoridades nacionales a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos por esta.
De este modo, podemos entender que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es resultado de una construcción que aspira a la democracia. Esta institución es responsable a nivel nacional de garantizar los derechos de acceso a la información y de protección de datos personales. Si la sociedad no conoce el actuar de sus autoridades ni cuenta con una esfera privada para desenvolverse, se reduce la posibilidad de vigilar y, por lo tanto, de controlar y frenar cualquier abuso de poder. Esto es esencial para acercarnos a una cierta —y deseable— igualdad política entre gobernantes y gobernados.
Es innegable que en las democracias actuales en América Latina, incluida la mexicana, persisten desigualdades, pobrezas e injusticias que deben ser atendidas de manera urgente. De acuerdo con el último Latinobarómetro, la corrupción de alto nivel es el fenómeno más negativo, lo cual ha impactado en la percepción ciudadana, así como la falta de crecimiento económico en los últimos años.
Este mismo estudio sobre las percepciones sociales señala que, en 2023, solo el 48% de las personas apoyaban la democracia en la región; esto representa una disminución de 15 puntos porcentuales respecto a 2010. En México, entre 2020 y 2023, se presentó en la ciudadanía un aumento de once puntos porcentuales en el apoyo o tolerancia al autoritarismo, además de que disminuyó en ocho puntos el respaldo a la democracia.
Para defender la democracia y comprender su valor, las instituciones del Estado mexicano, incluido el INAI, debemos mostrar nuestro impacto y utilidad social. Es preciso aclarar cómo a todas y todos nos conviene vivir en una democracia donde se garanticen los derechos humanos.
La transparencia ha fortalecido nuestra democracia
En nuestro país, el derecho a la información está reconocido desde 1977 en el artículo 6º constitucional; sin embargo, fue a partir del año 2000, impulsado con la transición democrática, que un grupo de periodistas, académicos y especialistas —denominado Grupo Oaxaca— luchó por actualizar dicho marco normativo y materializarlo en la vida pública, todo con tal de que la información fuera pública y no propiedad del gobernante o autoridad en turno.
En 2002, Jalisco y Sinaloa fueron las primeras entidades federativas en tener una Ley de Transparencia, meses antes de que entrara en vigor la Ley Federal en la materia. Para 2007, los 32 estados tenían ya su propia norma, y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, entonces IFAI (ahora INAI), llevaba ya cinco años funcionando.
En 2014, gracias a una reforma constitucional surgida del consenso de todas las fuerzas políticas, se reformó el artículo 6º de la Carta Magna, nació la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública (LGTAIP), se conformó el Sistema Nacional de Transparencia y se creó la Plataforma Nacional de Transparencia, herramienta tecnológica que permite el acceso universal a la información pública del país (desde el anonimato, en cualquier momento del día y desde cualquier ubicación geográfica).
A partir de esa reforma, el INAI —que garantiza el derecho de acceso a la información y también la protección de datos personales a nivel nacional—, se constituyó como un órgano autónomo cuyas resoluciones son vinculatorias, definitivas e inatacables para los 7 mil 312 sujetos obligados, es decir, para cualquier autoridad, entidad u organismo de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos y fondos que reciban recursos públicos.
Desde hace tres décadas a la fecha, el avance y la consolidación del derecho a saber ha sido una conquista de la sociedad, derecho fundamental para una sana democracia donde las autoridades rinden cuentas de su actuar y la opacidad tiene cada vez menos cabida.
El papel actual del INAI en la democracia mexicana
Solo incentivando y fortaleciendo la participación ciudadana en la vida pública podremos aumentar la satisfacción con la democracia y no dar pasos atrás en nuestra historia de libertades, que mucho trabajo nos costó construir.
Para hacer eco, primero era necesario propagar un nuevo lenguaje. Así, en las labores de socialización del INAI, teniendo en cuenta la importancia de que más personas pudieran acercarse a conceptos poco tradicionales, desde 2015 se publicaron los llamados “Cuadernos de la Transparencia”. Estas publicaciones surgen de las reflexiones y conocimiento de académicos que han sido partícipes de las etapas de la transparencia en México.
Se encuentran disponibles publicaciones como “Derecho a la Privacidad” de Fernando Escalante; “¿Qué es la rendición de cuentas?” de Andreas Schedler; o “Transparencia y Partidos Políticos” de Jaqueline Peschard. Estos permitieron que las personas se acercaran a conocer conceptos como rendición de cuentas, gobierno abierto, transparencia y otros que envuelven el ámbito del INAI.
De este modo entendemos que el papel actual que tiene el INAI como un organismo que devela los procesos gubernamentales no surgió de forma espontánea. Mas bien, es el resultado de un proceso de más de dos décadas donde se ha construido un andamiaje de reglas eficientes, de actores especializados, de una difusión entre los principales beneficiarios y de una cultura donde la información es poder ciudadano.
La transparencia debe seguir apoyando a las personas
El acceso a la información y la protección de datos personales son derechos ganados por y para crear un valor social. Si entendemos que tener acceso a las decisiones y justificaciones de las autoridades no es una acción en contra o a favor de algún gobierno, entonces podemos entender su valor democrático.
Aquí, no podemos dejar de mencionar la Plataforma Nacional de Transparencia como una herramienta fundamental que también deberá perdurar. Los recursos públicos tanto económicos como humanos construyeron esta plataforma. La información, como hoy vemos en un mundo digital, tiene un valor incuantificable. Por lo que en el futuro es necesario preservar su contenido.
Por muchos años, cada funcionario y cada servidor público tomaba decisiones en una especie de caja negra donde era cercano a lo imposible conocer los argumentos, fundamentos jurídicos o las opciones descartadas para tomar una decisión. Decisiones que con recursos públicos y empleados operativos se transforman en políticas públicas que atienden problemas que idealmente tienen un alto impacto.
Así pues, en los tiempos actuales donde hay un debate público sobre los cambios que se acercan en el INAI y en general en el campo del acceso a la información, es importante respetar los efectos positivos generados. A final de cuentas, no perdamos de vista que el poder emanado desde la sociedad debe corresponder con acciones que busquen su mayor beneficio. La transparencia debe perdurar ante todo.
Por último, los invito a que no pierdan de vista las decisiones que se tomen en materia de acceso a la información y protección de datos. Que la sociedad conozca cada uno de sus derechos sin duda nos ayuda a construir un mejor país. En el INAI, seguimos trabajando para que así se cumpla.
Comisionada del INAI
@JulietDelrio