Mario A. Medina
Cuando la Consejera Presidenta del INE, Guadalupe Taddei, aún no daba a conocer los resultados de las encuestas de salida, algunos medios como Televisa se adelantaban: “Nuestras proyecciones” dicen que Claudia Sheinbaum es la ganadora de la elección. Al escuchar esto y tras conocer lo que decían las encuestas de salida, ciertos comunicadores no escondieron su enojo, su en-ca-bro-na-miento.
Los casos más destacados son, sin lugar a dudas, el de la politóloga Denisse Dresser, de Héctor Aguilar Camín y el de Víctor Trujillo (Brozo), quienes en el “programa especial” de _Latinus_ del 2 de junio, fueron analizando la jornada electoral de ese día.
El de Dresser es un buen ejemplo “patético” para la psiquiatría. Su currículum habla de que es una académica, politóloga y escritora; profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), columnista de la revista Proceso, editorialista del periódico Reforma y participa en diversos programas de televisión.
Esto supondría que estamos hablando de una mujer preparada, crítica, sí, ecuánime, pero no es así. En estos años, hemos visto a una profesora que antepone sus odios, sus fobias a un análisis profesional. Es entendible y válido que tenga cierto sesgo, que asuma una posición política; pero lo que ha expresado, desde que llegó Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, es rencor, animadversión, malquerencia, lo mismo que Brozo.
Cerca del final de la trasmisión del “programa especial” que encabezó Carlos Loret de Mola, cuando las y los mexicanos festejaban el triunfo de Claudia Sheinbaum, Denisse Dresser dijo algo que le ha valido un sin número de críticas, burlas, reclamos y, desde luego, de “memes”.
Dijo: “Me entristece saber que la mayor parte de nuestros compatriotas volvieron a colocarse las cadenas que les quitamos en los 80 y los 90; volvieron a votar para que hubiera un solo partido, una sola voluntad”. Buscó ponerse al mismo nivel de “nuestros héroes que nos dieron patria y libertad”. Denisse, ¡La Madre de la Patria!
Visiblemente molesto, Héctor Aguilar Camín acusó, en la trasmisión, que la población votó por Morena porque dijo, “le dieron su dinerito”; nos llama “ciudadanos de muy baja intensidad” o sea, “menores”, “poca cosa”, “imbéciles”.
Sí, este que acusa a la población de recibir “su dinerito”, por cierto, de programas sociales constitucionales, legales. Es el mismo que hace un par de semanas soñaba que ganaría Xóchitl Gálvez para que le regresaran los “apapachos” (decenas de millones de pesos, contratos, chayos) que siempre tuvo de los gobiernos priístas y panistas.
Vuelven a acudir al mismo expediente: En el “programa especial”, Loret le pregunta a Brozo. ¿Crees que estamos eligiendo el camino a la dictadura?, ¿México acaba de elegir la dictadura? Víctor Trujillo, “Pelos Verdes”, responde: “El camino a la dictadura será patético. Se nos vienen otros seis años de chinga”, y parafrasea que esto va a pasar (el triunfo de Morena) por culpa de la ciudadanía, por no hacerles caso a ellos, a los que sí saben, a los que sí saben razonar, decidir.
La derrota no la asimilan por eso vuelven a lo mismo, a intentar una idéntica narrativa fracasada. Gritan: “van a ejercer (Morena) el poder de manera avasalladora, abusiva”, “la pretensión hegemónica está viva”; la elección de Claudia ha sido “autoritaria”; “vamos a regresar a una época peor que la del PRI”.
Propalan, éstos y otros muchos comunicadores que el triunfo de Claudia Sheinbaum es por la “irresponsabilidad” de la ciudadanía, por su “ignorancia”. Dresser afirma: “es una regresión que pensábamos superada; (porque) creemos que Claudia va a gobernar como se le dé su regalada la gana”.
Pero también, el talante clasista, “ilustre” de quienes militan en la “marea rosa” nos deja ver no sólo lo que pudimos observar en sus marchas y mítines: el desprecio por los “chairos”; albergan odio, y ahora derrotados, suponen que nos pueden cobrar la factura a quienes nos atrevimos a votaron por Morena. Para ellos –así lo han repetido en estos días- somos unos “imbéciles”.
Por eso, desde la organización derechista, “Unidos por México”, buscaron advertirnos, a quienes no somos como ellos, que no nos darán propina; al “viene, viene”, al limpia parabrisas, al mesero; ni van a aportar un solo peso cuando haya un desastre natural; tampoco le darán gratificación al “cerillo del súper, aunque sea adulto mayor”. Sí, como castigo.
Lo ven como un acto de represalia del patrón, como en el tiempo del porfiriato; un escarmiento “bien merecido” por desobedecerlos o por no haber entendido lo que, desde su perspectiva, y no la nuestra, lo que le conviene a México, o sea, a su clase hacendada.
Seguramente se han de imaginar que vivimos aun en el “México Bárbaro” que nos describió en su libro en 1909, John Kenneth Turner. Nos conciben como sus esclavos, pero no entienden que esta población a la que ven de menos y con desprecio, ratificó el domingo pasado con su voto que no los queremos ver nuevamente gobernar este país.
Sí, la derrota de la derecha ha permitido que aflore en ellas y ellos, su verdadero perfil clasista, ofensivo, polarizante, como siempre han sido. Sí, así son.
No, no fue la derecha la que nos liberó. La historia lo cuenta con precisión. Tampoco serán ellos quienes hoy “nos quiten las cadenas”. Desde hace seis años empezamos a deshacernos de su yugo. El domingo 2 de junio decidimos continuar por la misma ruta.
_Que no le cuenten…_
Para quien no se enteró: “Xóchitl Gálvez obtuvo menos votos de la clase media que Claudia Sheinbaum”, reveló una encuesta de El Financiero. “Sólo cuatro de diez personas de la clase media-alta votaron por Xóchitl Gálvez, es decir, la virtual ganadora de la Presidencia, obtuvo ocho puntos de ventaja sobre su rival de la oposición”.
“Fue un mito que esta clase iba a respaldar a la candidata del PRIANRD”; el 49% prefirió votar por Claudia mientras que el 41% por la panista, destacó el diario. “El 59% de la clase media votó por la morenista y el 30% por la opositora. En tanto, el 61% de la clase media-baja habría emitido su voto a favor de Claudia y el 28% por Xóchitl”.