Conversatorio sobre el retrato femenino que la moderadora convirtió en monólogo
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Conversatorio sobre el retrato femenino que la moderadora convirtió en monólogo

La Secretaría de Cultura y Turismo del gobierno estatal, organizó un conversatorio del programa Cultura y Deporte en un Click 3.0, sobre el retrato fotográfico femenino en el México del siglo XIX, desafortunadamente la invitada doctora en Historia Margarita Mena, poco pudo abundar en el tema, ya que la moderadora Iveth Tinoco, ocupó la mayor parte del tiempo en divagar sobre diversos tópicos relacionados con la fotografía contemporánea.

El evento que fue transmitido a través de las redes sociales de la dependencia suponía un análisis sobre las particularidades relacionadas con los daguerrotipos que en el siglo XIX se realizaron en México, Margarita Mena comentó que en esos años, las mujeres fotografiadas pertenecían a la alta sociedad, pero no fundamentó su  conclusión, únicamente apuntó que quienes fueron fotografiadas, portaban ropa y guardaban una postura recatada ante la cámara.

Explicó que el daguerrotipo fue patentado en Francia en 1839 y llegó a México en 1842, en aquellos años los fotógrafos cobraban 16 pesos por realizar ese objeto que era único, ya que no contaba con un negativo para imprimir varias copias. Cabe mencionar que la imagen se fijaba en una placa de cobre pulimentada  con una cobertura de yoduro de plata, la cual después de exponerse al efecto de la luz para capturar la imagen, se sometía a vapores de mercurio para obtener un positivo.

Desafortunadamente la especialista no abundo sobre el análisis que la llevó a concluir que los daguerrotipos analizados representaban “la situación que la mujer vivía en el México de aquella época”, o por qué estos retratos aluden sobre la forma en cómo se tenía que ver la mujer en aquella época, elegante, perfecta e ideal sin expresiones en su rostro.

Aquí se hace necesario aclarar por qué el sujeto fotografiado (fuera hombre o mujer) presentaba una rigidez facial al posar, la captura de la imagen requería que el modelo mantuviera inmóvil una expresión durante casi un minuto con la finalidad de tener como resultado una fotografía nítida, este hecho imposibilita aún hoy, que cualquier persona pueda mantener una expresión espontanea o casual por ese lapso.  

Hubiese sido importante que abordara su análisis con base en la semántica para que el significante sostuviera el postulado sobre el significado y dar así a quienes se interesaron en el tema la información teórica para entender el contenido de la imagen; asimismo hizo falta el estudio e identificación referencial de las fotografiadas, pues no hay que olvidar que la ropa en sí, no es garantía de estatus social, toda vez que desde el inicio de la fotografía y hasta la fecha, los fotógrafos suelen tener en sus estudios sacos y vestimentas para que los clientes se fotografíen con una mejor presentación.

Como moderadora de este conversatorio estuvo la maestra Iveth Tinoco García, que es la directora General de Patrimonio y Servicios Culturales de la Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México, quien en este evento protagonizó un monólogo sobre los derechos de autor; las dificultades que pueden enfrentar las mujeres fotógrafas; cuestionó a los administradores de las redes sociales por censuran las imágenes fotográficas femeninas y consideró que actualmente vivimos con exceso de fotografías y fotógrafos toda vez que cualquiera con su celular puede capturar cientos, si no miles de imágenes.

Cada uno de estos temas tendrían que ser motivo de una discusión amplia entre varios especialistas tanto de la fotografía, el Derecho, la sociología, la sexología, las empresas digitales e incluso de la historia del arte, porque no es posible que de un plumazo hay expresado conclusiones que se antojan absurdas sobre estos tópicos.

Solo por mencionar algunas observaciones a sus conclusiones, cabría preguntarle ¿qué es lo que le da estatus de obra de arte a un objeto?, ¿el objeto por sí mismo o la idea que contiene? Ya que dijo que todas las imágenes que circulan en las redes sociales deberían de dar crédito al autor, para que no hubiese quien pudiera utilizarlas para darles otro significado, postura que para muchos se antoja como castrante de la creatividad por muchas razones.

También debería de abrir una discusión para definir en donde radica la pornografía de una imagen femenina, ¿en la propia fotografía o en los ojos que la observan? Porque si bien es correcto que cada mujer decida con qué imagen quiere ser identificada, también es cierto que lo que sale de su control es, con qué ojos es observada por terceros. Sería conveniente que se ampliaran estos análisis para que el público amplíe su capacidad de análisis y cuente con mayores elementos para comprender los fenómenos culturales y sociales que vivimos hoy en día.

5 de noviembre de 2020