Diego Ríos
Durante un mensaje en vivo del presidente Donald Trump pronunciado ayer desde la Casa Blanca, las cadenas de televisión MSNBC, Telemundo, ABC, NBC, PBS y Univision interrumpieron sus transmisiones sin que terminara su discurso el mandatario, pues alegaron, estaba “repleto de mentiras y fake news”.
En su discurso, Trump afirmó que le estaban “robando” la elección, puesto que los votos “legales” como él les llama a los sufragios emitidos durante la jornada electoral del pasado 3 de noviembre, le daban “la victoria en muchos estados de forma masiva”, e incluso denunció que existe un “gran número de votos ilegales”, sin especificar si se refería a los votos que fueron enviados vía postal de manera anticipada por el Covid-19.
Contrario a las cadenas estadounidenses que suspendieron el mensaje de Trump, Fox News y CNN transmitieron por completo su discurso, y una vez terminada la emisión desde la Casa Blanca vinieron los análisis de los presentadores, como el caso de Anderson Cooper en CNN, quien sugirió que su presidente con este tipo de misivas se asemejaba a “una tortuga obesa volteada en el suelo, revolviéndose bajo un sol abrasador, pues se da cuenta que su tiempo había terminado”, reflexionó.
Arriba de la tribuna presidencial y con el emblema de la Casa Blanca a su espalda, Trump afirmó ganar con “la mayor proporción de votantes no blancos e hispanoamericanos en la historia”, datos que según los resultados publicados hasta el momento por diversas agencias internacionales difieren de manera radical.
Cuando Donald Trump llamó a suspender el conteo de votos emitidos por medio del correo postal, el presentador de la NBC Lester Holt apareció en pantalla y dijo tajante: “Tenemos que interrumpir aquí porque el presidente está haciendo declaraciones falsas, incluida la idea de que ha habido una elección fraudulenta. No hay prueba de ello”.
Fox News, cadena que se ha mostrado cercana a la narrativa del presidente Trump dejó correr todo el mensaje, y una vez terminado lanzó un panel de opinión donde los analistas Bill Bennett y Byron York fueron mesurados con sus críticas pues según estos “sólo porque Trump no señaló casos específicos de irregularidades no significa que no haya habido ninguno”, ante lo que recomendaron: “el presidente y sus abogados necesitan presentar pruebas”, señalaron.
La interrupción del mensaje de Trump fue aplaudida en Twitter por León Krauze, presentador estelar del noticiero vespertino de Univisión quien consideró como “una decisión valiente y correcta ante ese torrente de teorías de la conspiración y mentiras desde la Casa Blanca”. Posición que despertó respuestas que lo cuestionaron como la del periodista Erick Gutiérrez director del portal Sin Linea MX quien le respondió: “¿Y @LeonKrauze aplaudiría ser censurado de la misma forma ante sus múltiples teorías conspiratorias?”.
Por su parte, el caricaturista José Hernández de La Jornada posteó también en Twitter: “Si los medios tradicionales decidieran dejar de transmitir declaraciones de un político –o cualquier personaje público, incluyendo sus presentadores y analistas– porque está diciendo mentiras, se quedarían sin programación”.
En el mismo sentido, Manuel de Santiago, corresponsal en España de Aristegui Noticias y revista Zócalo cuestionó: “¿No podían los medios hacer todos los comentarios y precisiones al discurso de Trump una vez que éste hubiera terminado?; ¿Esta acción coordinada de los medios no aviva el fuego que pretende apagar?; ¿No da argumentos a Trump para que acuse una conspiración? No me gusta nada”, señaló.
Para Alina Duarte, quien fuera por varios años corresponsal de TeleSur en Washington y que actualmente colabora para diversos medios, entre estos revista Zócalo, refutó: “De verdad qué cinismo de medios como ABC, NBC, MSNBC, CBS, Telemundo y Univisión que dejan de transmitir el mensaje de Trump “por decir mentiras” pero pasaron meses transmitiendo sobre un Russiagate inexistente o legitimando al autoproclamado de Guaidó que jamás fue presidente”.
Para el periodista Hans Salazar del canal de Youtube, Sin Censura, la interrupción al mensaje de Trump por parte de las cadenas estadunidenses brindan valor a las conferencias del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Ante la censura que hicieron hoy las televisoras estadunidenses. Las mañaneras se vuelven fundamentales para el presidente @lopezobrador_ y como los medios tradicionales no han podido con ellas, están enfurecidos”, indicó.
Sobre “las mañaneras” también se refirió Rubén Aguilar, analista de El Economista y ex vocero de Presidencia durante la administración panista de Vicente Fox Quesada quien cuestionó: “¿Cuando las televisoras de México cortaran la transmisión del Presidente cuando éste dice mentiras? Hoy lo hicieron las de Estados Unidos”.
Una de las corresponsales mexicanas con mayor credibilidad es Dolia Estévez, autora de varios libros sobre la relación diplomática entre México y los Estados Unidos y analista del portal Sin Embargo quien considero que “Interrumpir el discurso de Trump atacando la integridad de la elección con datos y alegatos falsos, como lo hicieron en un acto insólito de las cadenas de TV, no es censura. Es prerrogativa de los medios decidir qué y qué no. Más en una coyuntura tan delicada como la presente. Trump fue interrumpido después de que acusó falsamente a los ciudadanos de intentar robarse las elecciones, después de descalificar las elecciones, pilar de la democracia, con una sarta de mentiras, una tras otra. Bien por las televisoras”, aplaudió la periodista.
Contrario a Estévez, Julio Hernández López de La Jornada consignó en su columna “Astillero”: “No hay en estas líneas ni una pizca de adhesión o respaldo al citado Trump, a sus políticas, conductas, dichos, tuiteos y afanes releccionistas. Todo lo contrario, hay una abierta y constante repulsa. Pero resulta necesario advertir sobre el peligro de que los grandes medios de comunicación pretendan consolidarse como una instancia suprema, con facultades fácticas para definir en tiempo real lo que debe ser conocido o no por el público. En todo caso, la decisión sobre la conducta regular o irregular, plausible o deplorable, susceptible de ser compartida o rechazada, de una figura pública, debe corresponder a una audiencia o una ciudadanía bien informada y con capacidad plena de decisión. De otra manera, los órganos electrónicos informativos estarían clasificando a su público como menor de edad en términos políticos, necesitado del tutelaje de empresas mediáticas con su propia agenda de intereses”, alertó.