Kathia Martínez Dorantes y Diego Ríos
El mundo de la cultura se estremeció al divulgarse la muerte del dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido en vida como Quino. Creador de los entrañables personajes Mafalda, Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Libertad. Cuya obra ha sido un referente profesional para caricaturistas del mundo entero, desde la década de los años 70 del siglo pasado.
Acá en México, dos reconocidos creadores de caricatura política comentan sus apreciaciones sobre el padre de la tira cómica más influyente la historia: Mafalda.
Para el maestro José Hernández (Hernández), la muerte de Quino sólo corresponde al plano corporal, su obra es un referente vivo y atemporal creada hace 40 años pero vigente hasta nuestros días.
“Hay personas que uno cree que nunca se van a morir, pensamos que nunca se irán, hasta que sucede. Ellos mueren pero nunca se irán, nosotros vamos a morir y ellos seguirán en la vida de nuestros hijos, y de los hijos de ellos. De ese tamaño es Quino: espectacular, preciso, agudo, fino y elegante en su humor y con su obra. No hay muchos personajes así, y él es uno de ellos”, indicó Hernández.
En opinión de Acelo Ruiz (Chelo), tres cartonistas figuran en lo que él llama su “Santa Trinidad”: Rius, México; Aragonés, España y Quino de Argentina. De estos tres celebres dibujantes considera que la obra de Quino traspasa las fronteras del tiempo y será irrepetible.
“Agarré un libro que se llama ¡Yo no fui!, me puse a revisarlo y este carnal sigue absolutamente vigente, eso es muy admirable y difícilmente repetible. Es común que los dibujantes vayamos tras la nota por la coyuntura, y tristemente nos tenemos que poner a dibujar sobre política. Nuestra obra poco tiene de relevante, se acaba cuando terminan las noticias. Quino logró superar eso y por esta razón y muchas más es admirable”, añadió Chelo.
– ¿Cuál es el legado a la caricatura latinoamericana de Quino?
Hernández responde: “Quino siempre tuvo una posición muy clara de izquierda. Tras su muerte, me llamó la atención ver a caricaturistas de derecha en pena, e incluso, el cómo recuerdan la influencia que les representó profesionalmente su obra. Más allá de su posición política e ideológica, el gran legado de Quino es el psicoanálisis que planteó de la naturaleza humana. Sus cartones de humor, no solo Mafalda, lograron encontrar una manera humorística y surrealista de interpretar la existencia misma. Tuvo un estilo muy fino y a la vez sencillo de interpretar cosas profundas de cómo es la raza humana.
Y Chelo argumenta: “Su mayor aportación fue el personaje de Mafalda, son como los Peanuts versión latinoamericana que con humor e inteligencia permanentemente se cuestionaban el mundo. Todos sus personajes reflejaban una ideología y posturas políticas de forma discreta. De niños todos leímos Mafalda, quizá sólo nos parecían chistosos, y ya de grandes releemos y es cuando identificamos lo que el autor quería decir. Otra aportación para sus lectores fue que nos enseñó a cuestionarnos todo, ya fuera la vida o la muerte, la sociedad, la publicidad y hasta la autoridad. Quino fue un tipo irreverente y muy crítico de la sociedad. Resulta impresionante que caricaturas hechas hace 40 años o más, estén igual de vigentes que cuando las dibujó.
Al cumplirse 50 años de la creación de Mafalda en el año 2014, a Quino se le otorgó el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Una vez que recibió la presea de manos del Rey Felipe VI de España, el caricaturista comentó “Siempre me he considerado un periodista que dibuja”, a lo que el monarca destacaría la mirada aguda e intuitiva de Mafalda, “aquella niña inteligente, contestataria e inconformista que nació de la pluma del humorista gráfico argentino”.
Mafalda encabeza el legado de Quino, dice Hernández ante la interrogante de cuáles eran los principales temas que el caricaturista argentino planteaba en sus historias.
– Tiene muchos cartones sobre la doble moral de los gobiernos; la codicia de los empresarios; el cinismo de la derecha, estos últimos dos temas muy bien retratados -además con mucho humor y hasta con cierta ternura- en dos de los personajes de Mafalda. El empresario usurero y avaricioso que finalmente es Manuelito: no podía entender la realidad si no era a través del dinero, que por cierto, el cartón de hoy de Paco Calderón en Reforma, donde por lo menos tiene la honestidad de aceptar que él es un Manuelito, y efectivamente es un Manuelito.
El otro era la hipocresía de la derecha y la alta sociedad, representada en Susanita. Estas personas frívolas e hipócritas que Susanita recreaba muy bien cuando decía ‘Qué triste es ver a los pobres’ y Mafalda le respondía ‘Sí, habría que pensar en políticas públicas para que dejen de ser pobres’, a lo que Susanita decía ‘mejor los escondemos’. Y sí, así es la derecha como los que fingen acampar en el Zócalo. Así son y Quino los representó muy bien, tuvo la virtud y a la vez el defecto de retratar de manera tierna a esos personajes que a pesar de que te burlas de ellos, no te pueden caer mal.
Por su parte, Chelo refrendó lo dicho por Hernández en cuanto a la valía de Mafalda, su carisma, sencillez y cándida profundidad con que cuestionaba al mundo, e incluso a ella misma.
– Quino era un visionario capaz de percibir las estructuras que hay detrás de la sociedad, es decir, no había un político particular, ni una coyuntura en especial. Él entendió la esencia de la humanidad con sus tiras cómicas sobre los Beatles, la guerra de Vietnam y la amenaza nuclear. El mundo no ha cambiado tanto, sin embargo fue capaz de retratar la esencia humana y con eso hizo de sus caricaturas crónicas de la época que le tocó vivir. Y eso es muy difícil de encontrar en un artista.
Imágenes https://twitter.com/MafaldaDigital