Rius es uno de los grandes educadores del país
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Rius es uno de los grandes educadores del país

El maestro de la caricatura crítica mexicana, Eduardo Humberto del Río García (Rius) “es uno de los grandes educadores del país”, asegura uno de sus mejores discípulos Rafael Barajas (@fisgonmonero). Con motivo del cuarto año del fallecimiento de Rius (20/junio/1934-8/agosto 2017), reproducimos este texto publicado en el No. 210 de la Revista Zócalo.   

Rafael Barajas (El Fisgón)

Eduardo del Río, Rius, es uno de los periodistas más importante de la postguerra en México, no solamente es el caricaturista de referencia de la década de 1960, sino que fue uno de los periodistas que más hicieron por abrir el campo de la libertad de expresión en México. Es un inventor de géneros. Sus libros-historietas después se reprodujeron y se convirtieron en una serie en Estados Unidos, llamada “For beginners” (para principiantes).

Es algo que él inventó y es un gran historietista político del mundo. Formó a generaciones de caricaturistas. Todos los caricaturistas de mi generación somos moneros por su culpa y estoy convencido de que él es quienabre camino a gente tan importante como Helio Flores o Rogelio Naranjo, es un caricaturista fundamental. Carlos Monsiváis decía que en México había varias “secretarias de educación pública” y la más importante de ellas era Televisa y después estaba Rius, uno de los grandes educadores que ha tenido el país.

A mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado, florece una generación de dibujantes extraordinarios como: Ernesto García Cabral y Salvador Pruneda.

Es una generación además que se extiende hasta Rafael Freyre y Antonio Díaz Bernal, pero hay un quiebre a mediados del siglo XX, sobre todo en la postguerra, a partir del trabajo de Saul Steinberg. Un personaje que es muy importante que publica entonces en el The New Yorker, escritor y dibujante que se llama James Thurber.

Él mezcla dibujo con los textos para hacer una especie de fábulas, y en México, Thurber tiene varios seguidores, entre ellos Abel Quezada y Eduardo del Río. Thurber tienen un dibujo sintético y sistematico pero a Rius le importa mucho el texto, la historia que cuenta. Creo que es uno de los grandes narradores que hemos tenido, de hecho la revista de Los Supermachos es una de las grandes historietas mexicanas del siglo XX. Está a la altura de los trabajos de Germán Butze Olivier (Los Supersabios) y de Gabriel Vargas (Familia Burrón), sobre todo porque forma a varias generaciones de lectores políticamente, y eso antes nadie lo había hecho.

Creador de géneros

Rius forma parte de la generación de Abel Quezada, Alberto Isaac y Huici Ram, aunque Eduardo es un fenómeno completamente aparte, porque es una generación muy crítica y contestataria, que no está con las lógicas del sistema, como Badillo o Ram. Es curioso porque es una generación que políticamente sigue los pasos de lo que fue el Taller de la Gráfica Popular y el trabajo de Alberto Beltrán en revistas como Ahí va el golpe o El Coyote.

Ahí hay un rompimiento muy interesante, porque esa generación del taller de la gráfica popular era muy educada en lógicas lombardistas y estalinianas, pero Rius es otra cosa como hombre de izquierda, se da cuenta de la importancia que tiene la historieta como medio de comunicación y hace lo que en los sectores de izquierda era inconcebible.

Decide hacer una historieta popular con contenidos políticos importantes y fue un éxito. Eso nunca se le hubiera ocurrido al grupo de Beltrán o a ese sector de la izquierda mexicana. De hecho, cuando empezó con la historieta de Los Supermachos fue muy criticado por los círculos del Partido Comunista, que lo acusaron de venderse al imperialismo o que hacía concesiones innecesarias. La verdad, el que tenía razón en esta historia era Rius. Además, acompaña a la generación del 68, para ellos Rius era un referente, cuando iba a dar una plática a Morelia en 1966 o 1967, podía llenar auditorios.

Era un fenómeno cultural y era un tipo que tenía credibilidad que en esa época tenían muy pocos periodistas, inteligente y no era cínico.

Formó políticamente a generaciones

Eduardo del Río empieza en el Ja-já haciendo tiras de humor blanco, cosas muy chistosas. Después es contratado por el periódico Ovaciones donde le piden hacer cosas de Abel Quezada, pero es dónde también desarrolla un estilo propio. El antecedente de Los Supermachos es la caricatura que hace con intención política, es un caricaturista que rompe con las lógicas dominantes del México de la Guerra Fría, donde no se podía hablar de Cuba, donde había un enorme respeto hacia las creencias religiosas y un enorme respeto al Estado, bueno la verdad es que era un México más respetable que el que tenemos ahora, pero Rius cuestiona estas cosas.  Es un crítico insaciable, no le perdona nada a nadie y lo hace además con mucha inteligencia, con mucho filo detecta inmediatamente las contradicciones y crea una caricatura.

A Rius le importa mucho el texto, la historia que cuenta. Creo que es uno de los grandes narradores que hemos tenido, de hecho la revista de Los Supermachos es una de las grandes historietas mexicanas del siglo XX.

Es de los primeros en denunciar que la policía mexicana tortura, los abusos de los presidentes, los abusos del Ejército, incluso en el 68 hace algunas caricaturas criticando al Ejército lo cual en aquel entonces era algo muy fuerte, algo impensable. Colabora directamente con el movimiento estudiantil, generando carteles y dibujos, de hecho los muchachos tratan de disimularlos para que no se sepa que eran de Rius y él está comprometido con estas causas y hay algo que es importante señalar: es una figura ética y lo ha sido hasta ahora, es decir se puede equivocar, podrá cometer errores, pero no deja de ser una figura ética y todo lo hace con convicción y eso en este país francamente se agradece.

Precursor de la microhistoria

Habría que decir que es muy interesante lo que él hace con Los Supermachos, una de las grandes aportaciones a la historia son las tesis de la microhistoria. Los Supermachos es un trabajo de microhistoria muy bien planteado, que logra con un pequeño pueblito inventado por Rius, (San Garabato) que obviamente es un pueblo de Michoacán, logra colocar con personajes a toda la sociedad mexicana.

Eso viene del siglo XIX, hace una tipología de personajes mexicanos arquetípicos y esos personajes sintetizan a toda la nación. Eso es un esfuerzo narrativo y de historia increíble. Por ejemplo, “Don Perpetuo”, presidente municipal, sintetiza a los caudillos presidenciales; el señor “Truyé” representa a los banqueros; “Lechuzo” y “Arsenio” sintetizan a los policías mexicanos; “Calzónzin” es el representante de los pueblos originarios; “Chon Prieto” es el representante del sector mestizo.

En suma, es un trabajo increíble. Creo que es un trabajo de síntesis extraordinario, todo el país estaba ahí metido y además eso le permitía contar todas las historias que eran literariamente muy complejas, muy sabrosas, que te hablaban con mucha claridad de lo que era el pueblo mexicano. Yo sí creo que las historietas de Rius deberían ser parte de los libros de texto, son muy didácticas, claras, hablan de lo que fue un México en su momento. Además, esta historieta es heredera de toda la corriente mexicananista filosófica.

Hace reflexiones mexicanistas muy importantes, juega con ellas, hace chistes. A mí eso me parece una proeza, nadie ha hecho algo parecido. La Familia Burrón tiene una cantidad enorme de personajes, pero estos personajes hablan de un estamento de la ciudad muy específico, no sintetizan a toda la nación.

La historieta de Rius es una historieta compleja, que mezcla el costumbrismo del siglo XIX, que se puede leer en muchos niveles, digamos un lector inadvertido, que no tiene antecedentes, encontrará historias muy bien contadas, bien narradas. Cuando se empieza a entender las cosas en su contexto, nos damos cuenta que hay una crítica política, sociológica, hay reflexiones filosóficas y con esto Rius se da cuenta que le puede dar un servicio al lector: información, visión sobre un tema específico, que ayude a la gente a entender coyunturas específicas o fenómenos más complejos. Ahí empieza Rius a desarrollar sus historietas de corte histórico-didáctico, son súper eficaces. Se convierten en una herramienta importante de difusión, propaganda y aprendizaje.

Misionero del conocimiento

La impresión que te da leer Los Supermachos es que sus monos son una extensión de su escritura, es un dibujo muy eficaz, anatómicamente correcto, muy exacto, reconoces fácilmente a los personajes. Pero no tiene el preciosismo que te dan los dibujos de Naranjo, él fue invitado por Rius para hacer una página de Los Supermachos, Naranjo se tardo una semana en hacer dos páginas.

Entonces para Rius, sus dibujos eran una extensión gráfica de su escritura, dibujaba con la misma velocidad con la que podía escribir, lo cual es increíble. Se echaba cada semana una historieta de 28 a 32 páginas, además la mayor parte de sus historietas están muy bien resueltas, son historietas redondas. Eso es un momento muy notable de la historieta mexicana del siglo XX. Además, reconocemos los dibujos de Rius a kilómetros de distancia, es una estética única con rasgos esenciales para que pudieras reconocer al personaje.

Él entendió que podía ayudarle a la gente, yo sí creo que lo hizo. En Rius, por ejemplo, las series para principiantes, tienen mucho chiste, se da cuenta de que hay temas que son importantes pero que la gente no maneja, y así él decide darles elementos didácticos para introducirse a los temas. Yo, acabé leyendo a Marx en el original pero empecé con el de Rius que no solamente te daba unas herramientas básicas, sino que te metía la curiosidad por los temas y eso es lo que hace un gran maestro. Hacía que se le perdiera el miedo a los temas, y se le encontrara el gusto y esto lo hacen muy pocos maestros.

Los libros “Cuba para principiantes” y “La Joven Alemania” son libros de propaganda política, pero en aquél momento en este país, sus libros de propaganda política tenían un tono disidente, rijoso, era un atrevimiento enorme. Rius trabajaba muchísimo, tenía una enorme capacidad de trabajo, y además, le tenía tomado el pulso a la sociedad, sabia cómo funcionaba. Pocos periodistas logran convertirse en verdaderos interlocutores de un sector de la sociedad, y él es uno de los pocos caricaturistas que ha logrado hacerlo. Es decir, lo hicieron en su momento, caricaturistas de El Hijo del Ahuizote, caricaturistas de El Colmillo Público, en Inglaterra lo hizo Low (David Low, neozelandés).

Rius logró hacer eso en México, y es curioso porque el grueso de los caricaturistas de su época trabajaban para el gobierno, querían tener como interlocutor al Estado, pero Rius entendió que eso no era lo importante, que su interlocutor eran los lectores, eso implica un cambio radical, hizo transformaciones muy importantes.

Entendió el género de la caricatura y de la historieta, como pocos, y además las trabajó con mucha sutileza, con mucha inteligencia. En su momento era punto de referencia incluso para el Estado, por eso, en un momento, Díaz Ordaz lo manda llamar, todavía era Secretario de Gobernación, para decirle: “Usted dedíquese a sus cosas, y ya no me ande alborotando a la gente”. Años después le hacen el simulacro de fusilamiento. Es decir, sí era una voz muy importante para nuestro país, una voz autorizada.

El antecedente de Los Supermachos es la caricatura que hace con intención política, es un caricaturista que rompe con las lógicas dominantes del México de la Guerra Fría, donde no se podía hablar de Cuba, donde había un enorme respeto hacia las creencias religiosas y un enorme respeto al Estado.

Los libros y su perenne crítica política

Cuando Rius se dedica a hacer libros, nunca deja de hacer crítica política. Es un tipo muy inteligente y muy culto, parece una obviedad, pero es importante decirlo. Todos sus libros tienen un montón de bibliografía, incluso en las historietas de Los Supermachos había cuatro o cinco libros de bibliografía, lo cual es increíble. Además de hacer los monos, hacía toda la historia, se documentaba. Es un trabajo brutal, realmente increíble, y además con resultados muy buenos. Yo estoy convencido que en sus libros él sigue haciendo política.

Se ve claramente su evolución. Durante un tiempo fue abiertamente pro bloque socialista, pro cubano, se acerca al trotskismo, hace una crítica de lo que está ocurriendo en Cuba. Podrán tener defectos sus libros pero hay detrás de esto, una actitud de ética muy importante, clara, una enorme honestidad. Incluso muchos de los seguidores de Rius se hicieron muy procubanos y de repente cuando Rius le hace una crítica a Cuba, (Lástima de Cuba), este grupo se indigna con Rius, porque se cree engañado.

La herencia

Pero lo que hay es una evolución en la mirada Rius. Esos críticos terminan dándose cuenta de que en la actitud de Rius hay una honestidad inquebrantable. Eso no significa que Rius no se equivoca al hacer juicios fuera de tono, pero siempre dijo lo que pensaba y lo dijo sin cortapisas. Se ha peleado con mucha gente, eso a mí no me parece mal, muchos de los caricaturistas de la generación que lo precedió, la generación esta de Fa-cha, de Arias Bernal, estaban muy enojados por algunas críticas que hizo Rius y en algunas cosas tenía razón y en otras no, pero lo que si hay que reconocerle es que no se calló, dijo lo que él pensaba.

Yo, y todos los caricaturistas de La Jornada, formamos parte de esa tradición que nos hereda Eduardo del Río sin lugar a dudas. Yo también, hago libros didácticos al estilo Rius. Por ejemplo, el libro sobre el Tratado de Libre Comercio, que en principio se lo pidieron a Rius. Él no lo quiso hacer, los mando conmigo y decidí entrarle. Yo creo en esta forma de hacer periodismo, porque a mí me formó. Por eso creo que los libros, de esta forma, pueden ser un vehículo muy eficaz. Se pueden hacer libros muy serios, documentados.

Es un trabajo de divulgación, porque es una de las cosas que él entendió, que no basta con explicar, con entender las cosas, sino que además era necesario divulgarlas. Rius es uno de los grandes divulgadores que ha tenido México. Es un punto de referencia obligado para la prensa mexicana.

Creo que es uno de los periodistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México. Podemos mencionar a periodistas como Julio Scherer, Monsiváis, Elena Poniatowska, pero Rius es un fenómeno muy distinto, es un tipo de periodista muy distinto pero muy eficaz y muy popular.

9 de agosto de 2021