El novelista peruano Mario Vargas Llosa, recientemente fallecido, tuvo una larga y reconocida trayectoria en el ámbito de las letras, talento que lo convirtió en una de las figuras emblemáticas del llamado Boom Latinoamericano y que lo llevó a obtener el Premio Nobel de Literatura en 2010.
Sin embargo, una faceta importante en la vida de este escritor fue la relacionada con el periodismo, cuyas aportaciones comenzaron desde 1952 en diarios peruanos como La Crónica o La Industria.
A sus 16 años, Vargas Llosa se adentró en el mundo de los diarios peruanos pese a la desfavorecida opinión de su padre respecto al oficio, y colaboró por primera vez en La Crónica, periódico en el que conoció a uno de sus grandes mentores en la materia: Luis Herminio Becerra Ferreyra, jefe de la sección “Crónica Roja”. También en 1952, el entonces adolescente colaboró en el diario peruano La Industria.
Vargas Llosa siempre tuvo en claro que su parte periodística influyó al novelista y no al revés, y esto se puede ver en obras como La fiesta del chivo, influenciado por su gusto en la crónica negra, o en ¿Quién mató a Palomino Molero?, obras en las que además se vislumbra su interés por la política y los temas sociales.
Pero su latente esencia literata lo llevó a diversos trabajos en los medios que abordaban temas acordes, pues después de terminar sus carreras en Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue editor de la revista Literatura y en Cuadernos de Composición.
Tiempo después, su camino periodístico llegó a París tras obtener el título de doctor en Filosofía y Letras, en donde sus habilidades le permitieron trabajar en diversos medios hasta llegar a la Agencia France Press (AFP) y posteriormente a la Radio Televisión Francesa.
Cuando regresó a Perú, en 1981, el novelista debutó como conductor de televisión en el programa La Torre de Babel, un referente del diálogo cultural. Su paso por los medios audiovisuales y su fanatismo por el futbol le permitieron ser parte del equipo de comentaristas del Mundial España 82.
Después de una década inmiscuido en el mundo de la política, en 1993 Vargas Llosa comenzó a publicar quincenalmente su columna Piedra de Toque, en el diario español El País, para compartir su visión sobre los acontecimientos culturales, sociales y políticos relevantes, además de colaborar con artículos y otros textos durante tres décadas.
Asimismo, el escritor no abandonó su pasión por la ficción y en esa época hizo colaboraciones para la revista cultural mexicana Letras Libres.
Su faceta de periodista, siempre crítico de la política y la sociedad, le valieron el premio Columnistas de El Mundo, otorgado en España en 2013.
Mario Vargas Llosa dejó un legado que marcó a toda una generación, tanto en el ámbito político como en el periodístico y, sobre todo, en el literario, y es importante reconocer su labor informativa que inspiró a su proceso creativo.
