Irrumpe un cuento de hadas en un crucero y lo común se hace mágico en Iztacalco
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Irrumpe un cuento de hadas en un crucero y lo común se hace mágico en Iztacalco

Democratizar el arte, misión del programa Teatro en Espacios Públicos; audaz propuesta artística de Ardentía Compañía de Danza.

Es mediodía del domingo 16 de octubre y viajas casual en tu auto por la Calle 5 de la colonia Pantitlán, en la Alcaldía Iztacalco. Cuando estás por alcanzar la esquina con la Avenida Norte 285, el semáforo te marca luz ámbar, señal de que debes reducir la velocidad hasta hacer alto total. Esperas ver el faro rojo y ante ti aparece … ¡Una escena de danza clásica!

Payasitos de crucero es algo común en una urbe como la Ciudad de México, pero esto verdaderamente te asombra: chicas y chicos vistiendo mallas, tules y zapatillas de ballet se despliegan ante ti y la gente se maravilla desde las cuatro esquinas.

Te llama la atención no solo el vestuario sino la excelente coreografía que siguen bailarinas y bailarines, con pasos precisos y figuras plásticas espectaculares, los compases de una pieza de música, cuyo nombre preciso ni autoría reconoces por ahora, pero que te resulta inconfundiblemente clásica. Miras hacia los carteles colocados en la entrada del Parque Vertical El Principito y ya está: lo que acabas de ver es un pedacito de la obra Ballet Giselle, que narra una historia trágica de amor, engaño y locura.

Así, en cada cambio de luz en el semáforo, el crucero se transforma en escenario al aire libre para interpretar algunas de las escenas sobre las que se teje esta historia en la que el duque Albrecht se hace pasar por Loys, un joven del pueblo, para enamorar a la bella Giselle; sin embargo, Hilarión, otro aldeano que también está enamorado de ella, descubre no solo el engaño, sino que el duque está comprometido con la princesa Bathilde. Al conocer la traición, la humilde doncella enloquece de despecho y muere de amor sin haberse casado con ninguno.

La historia se desarrolla en las riberas del río Rhin. Berther, la madre de Giselle, muy enferma, teme morir antes de ver casada a su hija y que -por una maldición- se convierta en una de las “Willis”, espíritus malignos del bosque, que asesinan a los hombres que se atreven a cruzarlos de noche. A Giselle solo le importa bailar, pero cuando se encuentra con Loys se enamora y esa es su perdición.

Tras su muerte, Hilarión visita la tumba de su amada y las “Willis” lo asesinan. Unas horas después, Albrecht mismo, arrepentido, también llega hasta la cripta de Giselle y la reina de esos espíritus, condena al duque a bailar hasta morir de cansancio. Entonces el alma de la doncella, conmovida por el arrepentimiento de Albrecht, decide bailar en lugar de él y así lo salva de una muerte terrible.

Este cuento de hadas del siglo XIX, en pleno sol de Iztacalco, es posible gracias a la creatividad de la Ardentía Compañía de Danza y de su directora artística, Reyna Pérez, quienes viajan por calles de la Ciudad de México llevando esta puesta en escena que fuera musicalizada por el compositor Adolphe Adam, bajo la coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot, siguiendo el argumento dramático de Jules Henry Vernoy y Theóphile Gautier.

Los esfuerzos de la Alcaldía Iztacalco, que preside el licenciado Armando Quintero Martínez, a través de su Dirección de Derechos Culturales y en coordinación con la Secretaría de Cultura del Gobierno de la CDMX, que encabeza la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, se conjugan en la misión de democratizar el arte a través del programa Teatro en Espacios Públicos.

17 de octubre de 2022