Filosofía en la calle
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Filosofía en la calle

Charlas sobre la importancia de pensar la vida y vivir el pensamiento

Las «grandes preguntas» no son las que cambian el curso de la historia, o de la vida como la conocemos, sino sobre las que volvemos cada cierto tiempo. Filosofía en la calle (Ariel), de Eduardo Infante, nos pone frente a varias de ellas.

La filosofía, nos dice el autor, no es para llenarse la cabeza de palabras extrañas y pensamientos abstractos y poco relacionados con lo que nos pasa; tiene que ver con lo que decidimos a diario y, sobre todo, con la manera en que queremos que se desarrolle nuestra existencia.

Todo entrecruzado con referencias cinematográficas y literarias que hacen emocionante la conversación, para llegar a la manera de presentar un argumento lógico y personal.

Filosofía en la calle es, además, una obra interactiva, pues al final de cada capítulo hay un código QR que nos lleva a Twitter para participar en la discusión junto a otros lectores. Ningún tema ha sido agotado, más bien se trata de abrirse a distintas ideas sobre cada uno.

«Uno de mis queridos profesores decía que, cuando no sabía qué hacer, le consultaba a sus amigos muertos. Tomaba un viejo libro de su estantería y, como por arte de magia, unas manchas de tinta sobre un papel lo conectaban con la mente de un sabio que había vivido en el siglo IV a. C.»

Eduardo Infante 

Enseña Filosofía en bachillerato con métodos nada convencionales: explica a Aristóteles paseando por el parque, invita a practicar el cinismo en las calles comerciales de la ciudad de Gijón y reta a sus alumnos en Twitter (@eledututor). Quince generaciones llevan ya su marca. Su perro se llama Nietzsche.

10 de noviembre de 2020