La escritora y periodista de 90 años de edad, Elena Poniatowska Amor, recibió este 19 de abril la medalla Belisario Domínguez, máxima distinción que otorga el Senado de la República, y estos son algunos de los momentos que se vivieron ayer durante la solemne ceremonia.
Al grito de “¡Elena! ¡Elena!”, legisladoras, legisladores, y representantes de gobierno, recibieron a la galardonada en la Antigua Casona de Xicoténcatl, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde la Mesa Directiva del Senado presentó a la escritora de origen francés, pero que se considera “más mexicana que el mole”.
Fue la senadora de Morena, Sasil de León, quien leyó parte de la trayectoria de Elena Poniatowska Amor —porque no podría resumirse el gran trabajo y aporte periodístico que ha realizado a lo largo de sus casi 91 años de edad—, sin embargo, su discurso lleno de bien merecidos elogios y reconocimientos a la sobrina de la poeta Guadalupe Amor, fue abucheado por defender que la Guardia Nacional pertenezca a la Sedena.
“Aprovecho este recinto histórico, esta tribuna histórica para condenar enérgicamente la decisión de la Suprema Corte de Justicia sobre la Guardia Nacional, es inverosímil tal decisión porque quedaron a la deriva 130 mil elementos”, gritó desde la tribuna, recibiendo como respuesta los enérgicos “¡Fuera! ¡Fuera!” de la oposición.
Por su parte, ante las evidentes expresiones de disgusto de los representantes de los poderes Legislativo y Judicial, la escritora mejor conocida como Elenita, caracterizada siempre por ser parte de la lucha social, comenzó su discurso —que de hecho no fue político, como ella misma aclaró— lamentando la ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, que “no solo lo queremos, lo admiramos”.
Pero, mientras la autora de La noche de Tlatelolco (1971) recordaba testimonios y realidades que pudo retratar en su trabajo periodístico, como las costureras después del temblor de 1985, lo vivido en el Palacio de Lecumberri, la lucha de Rosario Ibarra de Piedra, y reconocía que precisamente lo acontecido aquel 2 de octubre de 1968 “sigue siendo una profunda herida hasta el día de hoy”, en la tribuna continuaban los escándalos entre legisladores.
La senadora del PAN, Lilly Téllez, protagonizó un escándalo (otro) en donde agredió al vocero de Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas. En un video que circuló en redes sociodigitales, y que de hecho se hizo tendencia, se escucha cómo la senadora, en respuesta a lo ocurrido con Sasil de León minutos antes, acusaba al vocero de faltar el respeto al Senado, quien se defendió argumentando que era ella quien se aprovechaba de la ceremonia.
La discusión se centró en torno a quién de los dos le estaba faltando el respeto a la entrega de la medalla Belisario Domínguez, a la solemne sesión del Senado y, por su puesto, a Elena Poniatowska.
Una vez finalizada la sesión en la tribuna de la máxima representación del Poder Legislativo de la Nación, la galardonada, siempre sonriente, bajó junto a los representantes de los tres poderes, legisladores, legisladoras, intelectuales, y otras figuras, al patio de la Antigua Casona de Xicoténcatl, en donde se encuentra la icónica estatua de Belisario Domínguez.
La ceremonia de entrega de la medalla finalizó con múltiples muestras de afecto hacia la reconocida escritora, quien ese mismo día por la mañana había acudido a Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador, donde se tomaron una fotografía que él utilizó para felicitarla desde sus redes sociales, donde la reconoció como “la mejor escritora de nuestros días, la más inteligente, pero sobre todo la que ha estado siempre con los que sufren y luchan por los demás. Es una santa laica”.
Diana Morán Reyes
