Cuando en casa o en la escuela se advierten dificultades de aprendizaje que repercuten en un bajo rendimiento académico, la inquietud inicial es conocer las causas para saber cómo ayudar al estudiante. Y el primer paso es diferenciar si esta dificultad se debe a un trastorno específico de aprendizaje o a un problema para aprender.
La Mtra. Yolanda Mosqueda, docente UIC de la Licenciatura en Pedagogía e Innovación EducaFva de la Universidad InterconFnental (UIC), explica cómo en el caso del Trastorno Específico de Aprendizaje las causas pueden ser genéFcas, pre, peri o postnatales, accidentes o enfermedades que generen una disfunción en el sistema nervioso central.
Por el contrario, en los problemas para aprender, las causas están relacionadas con aspectos externos como las caracterísFcas personales o el nivel de agudeza visual o audiFva; aspectos ambientales como la situación socioeconómica, la adversidad psicosocial, o aspectos pedagógicos como una instrucción inadecuada.
Las dificultades de aprendizaje pueden ser leves, moderadas o graves ya sean derivadas de un trastorno específico de aprendizaje o de un problema para aprender.
Con base en los criterios del Manual diagnósFco y estadísFco de los trastornos mentales (DSM-5 2013), el Trastorno Específico de Aprendizaje se refiere a todos aquellos individuos que presentan dificultades en las habilidades académicas con al menos uno de los siguientes síntomas:
De acuerdo a la especialista en Dificultades del aprendizaje y Psicotécnica pedagógica, los síntomas deben estar presentes al menos seis meses, a pesar de haber recibido intervención. Además, se debe observar que las habilidades académicas se encuentran por debajo de lo esperado para la edad cronológica, de tal forma que interfieran en el aprovechamiento académico o en la vida coFdiana.
Para idenFficar las causas en las dificultades de aprendizaje, la Mtra. Mosqueda sugiere a la familia o docentes considerar las siguientes condiciones:
1. Recurrir a especialistas en evaluación psicopedagógica.
2. Hacer una detección temprana a través de una evaluación detallada que incluya una amplia batería de pruebas tanto estandarizadas como individuales.
3. Considerar que la o el menor tengan por lo menos un año de instrucción formal en las habilidades académicas.
4. Que sea mayor a siete años, para evitar confusiones con aspectos de inmadurez o falta de adquisición del proceso de aprendizaje de lectura o escritura.
5. Dependiendo la causa, del grado de dificultad que presente y la edad de detección las dificultades de aprendizaje podrán disminuir o erradicarse.
Con estas consideraciones, podrá realizarse la detección oportuna para determinar cuales son las áreas de oportunidad que se presentan e iniciar tratamiento con los especialistas en dificultades de aprendizaje.
