El Museo Universitario del Chopo abrió sus puertas en 1975 y desde entonces ha sido un espacio para expresiones artísticas, culturales y movimientos sociales. Este 21 de agosto inician múltiples actividades en el recinto para celebrar 50 años de contracultura.
Desde este jueves 21 de agosto y hasta el próximo 7 de diciembre habrá exposiciones, conciertos, presentación de publicaciones, residencias artísticas, talleres, proyecciones cinematográficas y más eventos. Como acto inaugural se presentó la exposición Era un árbol y se convirtió en un bosque.
Desde sus inicios, el museo ha sido un espacio abierto a expresiones del rock nacional, el movimiento punk y propuestas artísticas que continúan vigentes y a las que se suman nuevas narrativas, como diálogos entorno a movimientos sociales feministas y LGBT+.
En conferencia de prensa, la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Rosa Beltrán; la directora del Museo Universitario del Chopo, Sol Henaro; y la representante del equipo curatorial, Karol Wolley, abundaron que la celebración es para distinguir el trabajo de todas las personas que han “dado un distintivo paso por la institución”.
Beltrán recordó la historia del edificio, cuyas estructuras fueron traídas desde Düsseldorf, Alemania, durante el Porfiriato, y que en un primer momento fue utilizado como un pabellón japonés. Posteriormente, en 1913, se inauguró en ese espacio el Museo de Historia Natural, el primero en México dedicado a las ciencias naturales.
Los entonces secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, Nemesio García Naranjo, y el rector de la Universidad Nacional, Ezequiel Chávez, inauguraron el recinto que tenía secciones de paleontología, biología, zoología y botánica. Contaba con diversos ejemplares de especies disecadas, muestras de plantas y bustos de científicos reconocidos, entre otros atractivos.

Es de destacar la réplica de esqueleto del dinosaurio Diplodocus Carnegii,que fue donada a México en 1926 por la norteamericana Louis Whitfield, viuda del empresario industrial Andrew Carnegie.
En el museo también se realizaban actividades de investigación, recolección y divulgación científica, además de que albergaba departamentos de taxidermia, imprenta y carpintería.
Luego, en 1929, el museo pasó a ser parte del patrimonio de la UNAM y continuó albergando la colección, cuya propiedad compartía con el entonces Departamento del Distrito Federal y el Ministerio de Salud.
Posteriormente, en 1975, el entonces rector de la UNAM, Guillermo Soberón, rescató el espacio y lo convirtió en el Museo Universitario del Chopo. El nombre se debe a que el recinto estaba ubicado en la calle que llevaba ese nombre.
El 4 de octubre de 1980 se inauguró el “Primer Tianguis de la Música”, un espacio en el recinto para el trueque de discos de música alternativa e independiente.
Gracias a su popularidad, el tianguis pasó a ser un bazar sabatino afuera del museo, el cual hasta hoy se mantiene bajo el nombre de “Tianguis del Chopo”, pero ahora ubicado en Buenavista, a un costado de la Biblioteca José Vasconcelos, en la colonia Guerrero.
En el tianguis se vende mercancía relacionada a la subcultura del rock principalmente, como ropa, discos, posters, pines, libros, etcétera.
Más actividades
Sobre la conmemoración por los 50 años del museo, Karol Wolley abundó: “Se decidió conformar un seminario en el que participó buena parte del equipo. La investigación colectiva abrevó en los acervos propios: el documental, el histórico, el archivo desobediente, la fanzinoteca y la colección artística. Como era de esperar, esto llevó a ampliar el horizonte de la investigación, llegando a la Hemeroteca Nacional, el archivo del Instituto de Biología, la Filmoteca UNAM o la Fonoteca Nacional, entre otros”.
Por su lado, Sol Henaro dijo que entre las actividades habrá una publicación dedicada a las infancias, “para que asistan y disfruten del museo con sus acompañantes, teniendo entrada libre; se renovará la página web; se rediseñará el repositorio del Archivo Desobediente, centrado en el arte del fanzine; se fortalecerá el archivo histórico, así como la colección artística del museo, dotada de 368 piezas”.
Camila Doroteo