La mañana del 7 de enero de 2015, la opinión pública se conmocionó con la noticia del fallecimiento del emblemático periodista Julio Scherer García, la más grande leyenda del periodismo de México.
A Scherer le tocó abrir brecha al periodismo independiente y crítico durante los peores años de autoritarismo priista, en los últimos años del déspota genocida Gustavo Díaz Ordaz y del represor y demagogo Luis Echeverria Álvarez. Semanas antes de la matanza del 2 de octubre, Scherer llegó a la dirección de Excélsior luego de que la mayoría de los cooperativistas del diario lo respaldara. Articulistas críticos e intelectuales comenzaron a publicar en las páginas del diario.
En el espacio gráfico del caricaturista Abel Quezada del 3 de octubre, el autor sólo trazó la pregunta ¿Por qué?, sobre un fondo negro ¿Interrogando acerca del comportamiento del Ejercito en aquella masacre ordenada por Díaz Ordaz, que dejó decenas de muertos, heridos y detenidos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Durante la revuelta estudiantil de julio a octubre de 1968, otros jóvenes fueron asesinados y reprimidos impunemente.
Con Echeverría Álvarez, a Excélsior no le fue mejor. La línea editorial crítica del periódico de Scherer, nunca gustó al autoritarismo perverso de Echeverría quien en las postrimerías de su gobierno alentó un golpe al interior del diario, en julio de 1976, que terminó con la destitución del periodista y el arribo al frente de la cooperativa, del colaboracionista gubernamental Regino Díaz Redondo.
Con ese golpe, el iluso priista pensó que eliminaba para siempre el espíritu independentista del director depuesto. No fue así. Cuatro meses después Scherer y varios de los que salieron con él de Excélsior fundaron en noviembre de 1976 la revista Proceso, semanas antes de que terminara el sexenio de Echeverria.
El impulso periodístico y crítico de Proceso influiría entre el gremio periodístico que poco después, se manifestaría en la creación de los diarios unomásuno y La Jornada.
A partir de entonces y durante más de 20 años, en los que su fundador dirigiera la revista (1976-1996), ésta fue emblema del periodismo crítico, independencia “sin cortapisas”, enfrentado en varias ocasiones boicots publicitarios y presiones del poder político. Aunque el periodista nunca perdió el olfato reporteril y entrevistó después a Ismael “El Mayo” Zambada (2010) o al Subcomandante Marcos (2001).
Como reportero de Excélsior y también de Proceso, el periodista realizó entrevistas históricas a personalidades del mundo (1959-2010), recopiladas en la antología titulada Entrevistas para la historia, donde aparecen conversaciones con Fidel Castro, el “Mayo” Zambada, Pablo Neruda, Sandra Ávila Beltrán (la “Reina del Pacífico”), Konrad Adenauer, el Subcomandante Marcos, Eduardo Frei, Sergio Rámirez, Edward Kenedy, Tomás Borge, Octavio Paz, François Duvalier, Bibi Anderson, Olof Palme, Salvador Allende, Augusto Pinochet a Chou En-lai, Willy Brandt y André Malraux.
Scherer también fue un hombre de letras. Entre los títulos de sus libros, figuran El indio que mató al padre Pro, El perdón imposible: No sólo Pinochet, Los Presidentes, La terca Memoria, entre más de una docena.
Con el tiempo, y ya sin Scherer, Proceso mantuvo la línea editorial ante gobiernos como Fox, Calderón y Peña Nieto, donde tampoco recibió “apapachos” publicitarios (como reclama ahora Héctor Aguilar Camín). Sin embargo, ese estilo se fue desgastando por sus temáticas recurrentes y la ausencia física de figuras relevantes de la publicación como Vicente Leñero, Enrique Maza, Miguel Ángel Granados Chapa y la jubilación o separación de la primera camada de reporteros fundadores.
Al principio de la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la relación con Proceso fue tersa, la revista se saturó de publicidad, en parte en reconocimiento a la trayectoria de Scherer y su cercanía ya como mandatario del fundador de la Cuarta Transformación. Relación que se fue diluyendo ante las portadas catastrofistas de la revista y la poca tolerancia a la crítica del exmandatario.
La crisis económica del “semanario de México”, como también se le conoció, se agudizó ante el paulatino retiro de la publicidad gubernamental y la caída en las ventas producto en parte de la incidencia de las nuevas tecnologías. Aquella crisis provocó que en julio de 2023, la revista ampliara su periodicidad a mensuario.
En vida, Scherer reacio a los premios, recibió varios reconocimientos internacionales, como el premio Maria Moors Cabot, el Roque Dalton y el Nuevo Periodismo de la Fundación Gabriel García Márquez.
Julio Scherer García falleció el 7 de enero de 2015 a la edad de 88 años y con su desaparición física, su imagen entre el gremio periodístico se fortaleció.