Mario A. Medina
El historiador e investigador Lorenzo Meyer anunció su salida de las mesas de debate donde desde hace más de una década participaba en los informativos de Carmen Aristegui. En una carta Meyer detalló los motivos: “todo indica que mis comentarios son muy mal vistos por ese público de Aristegui Noticias”.
El martes pasado, Carmen leyó el texto de Meyer, donde el analista político dice que “las circunstancias han cambiado, y mucho”; que su salida tuvo que ver por “el entorno político y no por otras razones”. Se vio diplomático.
Evidentemente está decisión llamó la atención del público que sigue al historiador y, por supuesto, de periodistas que de inmediato lo buscaron como fue el caso de Julio Hernández López (Astillero) o como varios youtuberos que tocaron el tema en sus transmisiones.
Con la salida de Lorenzo Meyer, las mesas de debate de Aristegui Noticias pierden lo que ya era una constante en ese informativo: la pluralidad, que en varios momentos tuvieron. Los comentaristas quienes desde hace años participan en el noticiero son críticos permanentes del gobierno de la 4T: Denise Dresser, Alfredo Figueroa, Anabel Hernández, Jacobo Dayán, Edmundo Jacobo Molina, Lorenzo Córdova, José Ramón Cossío y María Idalia Gómez.
A veces se olvida, pero antes ya habían renunciado personajes como, Sabina Berman, Fabrizio Mejía Madrid, Ana Lilia Pérez y Sergio Aguayo. Los cuatro considerados periodistas y comentaristas de izquierda. Ricardo Raphael estuvo en un corto tiempo, mientras que Aguayo se habría ausentado por la demanda por daño moral que enfrentó contra el ex gobernador de Coahuila, Huberto Moreira, que ganó el analista y profesor del Colegio de México quien aclaró: “Aristegui no me corrió”, “decidimos a hacer unos ajustes”, comentó.
Por lo que significa Lorenzo Meyer y por el respeto que se le tiene a su congruencia y trayectoria, desde luego que llama más la atención su renuncia frente a otros que han dejado el noticiero. Pasaron también por los micrófonos de Aristegui Noticias, Gabriel Reyes Orona y Lisa Sánchez.
Meyer no ha acusado censura de parte de la titular. En entrevista con Julio Hernández,“Astillero”, Lorenzo dijo: “sentía que su público no tenía mayor interés en lo que decía porque el público ha cambiado”.
Y en efecto. Con sólo escuchar a quienes, entre el público, participan en la sección “Buzón de Voz”, es claro que la mayoría de los seguidores de hoy de Aristegui Noticias son un público mayoritariamente anti 4T, conservador, de derecha y militante de la “marea rosa”. Un público que no se parece en nada a aquel que, cuando corrieron a Carmen Aristegui de MVS, salió a las calles a manifestarse, a darle todo su respaldo, un público progresista y de izquierda.
Durante muchos años la periodista y su equipo había venido siendo un referente del periodismo plural y democrático. El expresidente Andrés Manuel López la llegó a llamar “la mejor periodista de México”. Sin embargo, su trabajo periodístico profesional, mordaz, plural, provocó que presidentes como Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto usaran todo su poder para que la corrieran de W Radio y de MVS. Y es que Carmen tocó factores de poder.
De 2003 y hasta 2008, Aristegui condujo el noticiero “Hoy por hoy” en Televisa-Radio. La empresa de Emilio Azcárraga Jean, que era la concesionaria de la frecuencia, dio por cancelada la relación de manera unilateral. Ella explicó que su salida había tenido que ver “por incompatibilidad de modelos en términos de dirección editorial”, luego de cinco años de trabajar para la cadena radiofónica que hoy pertenece al grupo español Prisa.
Durante la administración de López Obrador Carmen Aristegui no corrió con la misma mala suerte que en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que hicieron uso de su todo poder para censurarla, acallarla y correrla.
Días antes, Carmen informó que el entonces diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña había desplegado, en alusión al entonces presidente Felipe Calderón, una manta que decía: “¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? No, ¿verdad? ¿Entonces por qué lo dejas conducir al país?
En aquel momento escribí en la revista Zócalo, un texto. Entrevisté a varios compañeros reporteros, principalmente de radio, quienes me platicaron que en sus redacciones les había pedido que descalificaran a Fernández Noroña; que dijeran al aire que le había faltado el respeto al presidente, pero no deberían decir lo que la manta decía.
Carmen no sólo informó del hecho, sino que planteó que era necesario que Calderón aclarara sobre su alcoholismo del que se hablaba mucho en los corrillos políticos.
El gobierno de Calderón presionó a la familia Vargas, concesionaria de MVS, y así lo hizo:“La periodista Carmen Aristegui trasgredió nuestro código de ética y decidimos dar por terminada nuestra relación contractual”. La titular del noticiero, además se había negado a ofrecer una disculpa pública al jefe del Ejecutivo federal, se dijo.
En noviembre de 2014, Aristegui volvió a salir al aire. Esa vez a través de su propio portal de Aristegui Noticias, desde donde publicó un reportaje que tocaba al entonces presidente Enrique Peña Nieto y a su esposa, Angelica Rivera; el de la “Casa Blanca”, un evidente caso de corrupción del exmandatario.
En octubre de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador felicitó a Aristegui por el nuevo espacio que había alcanzado con Grupo Radio Centro. El mandatario se congratuló y le dijo: “Iniciarás una nueva época, reivindicando el periodismo libre”.
Sin embargo, a López Obrador lo enojaron algunos reportajes sobre sus hijos que Aristegui Noticias difundió; uno sobre la empresa de chocolates “Rocío” y el otro, el de la “Casa Gris”, a cuyos trabajos les faltó rigor periodístico y equilibrio, lo que hacía parecer que Aristegui Noticias se estaba convirtiendo en espacio informativo de la derecha mexicana para golpear al mandatario.
Esto derivó en un cambio de actitud del tabasqueño hacia la periodista. AMLO la acusó de realizar “reportajes calumniosos” y de estar a favor del “bloque conservador”. Ella respondió que le quedaba claro que todo lo que decía López Obrador “tiene un sólo propósito: dañar”.
Era un hecho, Carmen se agazapó y salió a tirar golpes contra el gobierno, lo que disgustó a la mayoría de su audiencia, una audiencia cercana a López Obrador.
Carmen llegó a decir en aquellos días: “El ejercicio del poder requiere miradas críticas y requiere ejercicios que no resultan simpáticos al poder”. Una cosa era cierta, el modelo editorial de Aristegui Noticias fue otro. Las mesas de debate, que por lo regular eran bastante plurales, empezaron a flaquear, cada día eran más los participantes con perfiles de derecha, lo mismo que los entrevistados, cuando se tratan temas políticos.
Esto, como ya he dicho, alejó al público que había amado a la periodista y llegó otro, aquel que la criticaba duramente, pues la consideraban vocera de la izquierda y de López Obrador, y ahora le aplaude, motivo por el cual Meyer consideró no seguir ahí.
Reveladora fue, sin lugar a duda, la entrevista con Julio Hernández López a quien el historiador le dijo: “¿para qué le causaba problemas a Carmen teniéndome ahí si ella ya había formado su equipo con personas con las cuales comparte su visión? Por lo que consideró “prudente” retirarse del noticiero.
Consciente o no, Meyer le dijo a Julio Hernández: “Hay momentos que te das cuenta de que en una casa ya no te quieren, para qué insistes cuando ya no te quieren; para qué insistes en quedarte ahí, de arrimado; era hablar en el desierto”.
Cuando Julio le inquirió: ¿Piensas que te fueron echando?
Meyer con una sonrisa triste y sin aspavientos respondió: “Digamos que era (él) irrelevante”.
Que no le cuenten…
Impactantes las escenas de cómo someten y esposan al senador demócrata, Alex Padilla, quien fue sacado de la conferencia de prensa Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, por el sólo hecho de querer preguntar. Esa es la “envidiable democracia” americana. Si la misma escena la hubiéramos visto en Venezuela, las reacciones de la derecha aquí serían ruidosas. No se les escucha, guardan silencio de su anhelada American-democracy, ni para defender al senador mexicoamericano.