Aunque las palabras se escriben, se pronuncian o se escuchan, también se sienten: hay palabras que inmediatamente aceleran las pulsaciones de felicidad, que te sonrojan o que te llenan los ojos de lágrimas. Hay palabras que cruzan tu cuerpo como rayos que te inmovilizan. Palabras que por sí solas traen consigo imágenes desesperanzadoras como “cáncer”, “enfermedad de baja prevalencia” y muchas más. Estas palabras son parte del diagnóstico de miles de pacientes que sufren de alguna enfermedad en la sangre alrededor del mundo; se estima que solamente en México se reportan 14 mil nuevos casos anuales, según el Observatorio Global del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, y el 40% de ellos requerirá de un trasplante de células madre para combatir su enfermedad.