El anuncio presidencial de esta mañana de que el mandatario Andrés Manuel López Obrador no acudirá a la Cumbre de las Américas confirma la intención del Jefe de Estado mexicano, de que la política exterior de este país, se dicta desde Palacio Nacional.
Indica que este gobierno, el de la Cuarta Transformación, es una voz independiente entre los países de América Latina que le dice al vecino de la superpotencia, que el gobierno lopezobradorista piensa muy distinto a los intereses políticos dominantes en Washington, conservadores que sólo ven a los países de la región como negocio a explotar.
López Obrador se mantuvo firme en su postura de no acudir a la reunión de Los Ángeles, si no se invitaba a todos los países. Desde principios de mayo lo advirtió y hoy confirmó su postura. Como Estados Unidos no invitó a todos, el Presidente mexicano sólo ratificó su postura.
Joe Biden, mandatario estadounidense, atraviesa por un mal momento no sólo porque sus políticas gubernamentales no prenden, sino que también su nivel de aceptación, que cuando llegó a la presidencia era de 57 por ciento de aprobación, ahora no alcanza ni el 30 por ciento. Y en noviembre se renueva un tercio del senado de aquel país, que en caso de perder esa porción legislativa, el presidente no tendría garantizada su postulación y reelección para 2024.
El Presidente López Obrador no cedió al llamado de Biden del “interés personal” porque su homólogo mexicano estuviera presente en la Cumbre de las Américas, lo que fortalece el liderazgo del Ejecutivo mexicano.
No se recuerda una negativa reciente de un mandatario mexicano que le haya dicho no a su par estadounidense.
La Cumbre de las Américas arranca disminuida y sin muchos reflectores. No serán pocos los asientos vacíos: México, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Guatemala, Honduras, y otros países caribeños. Además, no se esperan grandes compromisos de Estados Unidos para con la región.
El Presidente López Obrador sale fortalecido con su no asistencia y la independencia de México también.