Yamileht Zempoalteca
Con 25 años de trayectoria como caricaturista política, Cintia Bolio ha sellado su trabajo con una carga original de feminismo y crítica, no obstante reconoce que todavía los medios impresos cierran oportunidades a este estilo de comunicar. Ahora es colaboradora en la revista El Chamucho y en el programa televisivo Chamuco TV, donde tiene total libertad creativa.
El número de mujeres caricaturistas políticas en el país, se pueden contar con los dedos de una mano, situación con explicaciones diversas, y no obstante esa condición, Cintia Bolio, rema a contracorriente y durante más de 20 años, se mantiene entre las pocas féminas practicantes del cartón político.
-¿Los medios de comunicación son los que no dan oportunidad a las mujeres caricaturistas?
-Claro, es lo que he vivido a lo largo de mi carrera y a mí me consta. No hay una apertura para estos cartones, yo hago caricatura política. Mi especialización ha sido la visión feminista. Es un tema que sigue siendo incómodo y hasta estigmatizado, ahora estamos viviendo una regresión y crecimiento de nuevas violencias machistas, que es lo que denuncio. Hago crítica desde mi trabajo.
-¿Qué medios han rechazado su trabajo?
-Es muy curioso, cuando empecé solicitaban cartonistas y presentaba mis carpetas de trabajo, y lo que me ha sucedido a lo largo de los años, siempre al principio es una bienvenida de ¡ah qué bueno, porque no hay mujeres cartonistas! El segundo paso cuando ven los temas dicen ¡oh no es feminista! y el tercero es correrme argumentando que el contador ya no me quiere pagar. Son pretextos, nunca lo hacen de manera frontal, no dicen, estamos cerrando el espacio por tu visión feminista.
Esto tiene que ver con una cultura patriarcal que tiene siglos. Nacionalmente sabemos la importancia del trabajo de la caricatura política y que sí incide, cambia y empuja. He estado en distintos medios, pero luego me cierran la puerta. Desde el 2008 no tengo ningún cartón en algún medio periodístico, solo en la revista El Chamuco, un caso sui géneris porque es una revista hecha y editada por moneros.
-Si hiciera a un lado el tema del feminismo ¿Cree que tendría más apertura en los periódicos?
-No lo sé, han pasado 25 años. Lo que yo hago es caricatura política, lo del feminismo está muy mal entendido, porque toda la problemática que vivimos la mujeres tiene que ver con política. No creo que sea culpa mía pero creo que el país tiene que cambiar la cultura patriarcal. Yo haría muy mal en claudicar y decir que ya no voy a hablar de esos temas de mujeres porque sería una incongruencia. Mi trayectoria ha sido bastante consistente.
-¿Cómo reacciona usted ante las críticas intolerantes?
-Te acostumbras porque sabes que habrá una respuesta violenta. Es algo que he vivido desde las redes donde hay insultos, términos como “feminazi”, cuando estás tratando temas de derechos de las mujeres. A todos esos insultos hay que contestar, sonreír y continuar haciendo cartones o comic feminista para incidir, informar y promover una reflexión en la sociedad y señalar la misoginia presente en las redes que sucede desde hace unos años. A mayor avance de nuestros derechos hay una mayor respuesta machista. Entonces no es nada raro, pero seguir adelante con el trabajo.
No obstante las condiciones adversas para las mujeres caricaturistas, el trabajo de Bolio ha sido reconocido por Naciones Unidas, instancia que la nombró representante latinoamericana en Nueva York como parte del “Cartooning for Peace”. En España ha sido jurado y expositora. Colabora en la revista La A. En 2018 fue invitada a Dinamarca para dar clases magistrales. En México realiza exposiciones en el Museo de la Mujer y la Federación Mexicana de Universitarias la incorporó entre las actividades para impartir talleres y congresos.
-¿Qué se requiere para ser caricaturista?
-Empecé desde niña, me enamoré de la caricatura política porque es una manera de expresar la belleza gráfica. Quizá no entendía mucho pero siempre estuve rodeada de libros y materiales periodísticos. Desde muy pequeña, leía a Rius o a Quino, los periodísticos de Masomenos o la revista La Garrapata, pero sobre todo a Rius, que se convirtió en una influencia para mi desarrollo. Yo pensaba estudiar artes plásticas pero me formé de manera autodidacta.
En México no hay una carrera permanente para estudiar la caricatura política, es un género periodístico. Yo empecé a publicar en 1996 en la revista El Chamuco con la sección de “La Chamuca”, con temas feministas. Esa visión es la que incómoda. No he logrado ser cartonista de diarios a pesar de que el humor, la crítica y la opinión son elementos para hacer un cartón periodístico. Cuando a mí me preguntan por qué no hay moneras, caricaturistas mujeres, les digo que aquí estoy yo. Pero a mí no me dejan. Llevo muchos años diciéndolo, inclusive ahora en las redes. Tengo 25 años de carrera, una consolidación profesional y sin embargo no logro aún conseguir este cartón en periódicos.
-¿En El Chamuco le han respetado su libertad de expresión?
-Han sido 25 años de trabajo y discurso respetados, tengo libertad absoluta. Yo elijo los temas, escribo mis guiones, mis monas. Es un trabajo íntegro y así como lo envío a la revista y a la televisión, se publica y transmite tal cual. Para fortuna, es una bella realidad llegar a la televisión cultural mexicana. El Chamuco Tv, se transmite por Canal 22 y TV UNAM. Es importante recalcar esto porque para mí ha sido una ventana para llegar a más medios. Promover mis temas no nada más es hacer la reflexión, crítica y reírnos, también es informar de la realidad que vivimos las mujeres: temas tan duros como el feminicidio o la criminalización de las mujeres por el aborto. La disparidad y brechas que hay entre hombres y mujeres en cuestiones laborales. Me siento bastante afortunada de ser parte de El Chamuco y aportar esta visión feminista a la revista y ahora al programa de televisión.
-¿Qué consejo le daría usted a una mujer que quiera ser caricaturista?
-Recomiendo que tenga espíritu fuerte al hablar de los derechos de las mujeres y que se aplique mucho en la estética gráfica, el dibujo y desarrollo de un estilo. Me da gusto saber que hay mujeres jóvenes haciendo sus pininos y subiendo su trabajo a las redes con espíritu crítico, espero que eso se traslade también a los impresos.
