Detrás de una bella flor hay productores que se enferman por los agroquímicos: Rogel Blanquet, ganador del World Press Photo 2023
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Detrás de una bella flor hay productores que se enferman por los agroquímicos: Rogel Blanquet, ganador del World Press Photo 2023

Jacobo Ojeda

Cristopher Rogel Blanquet (1984) de gran ímpetu y sencillez pareciera que por momentos no dimensiona el obtener el Word Press Photo 2023, lo toma con demasiada parsimonia. Sus imágenes son bellas pero esconden las huellas de los agroquímicos en los cultivadores de flores de Villa Guerrero, anunciando envenenamiento, enfermedades y cáncer;  espera que algún día despierten la atención de autoridades. El municipio Villa Guerrero, Estado de México es famoso porque la principal actividad de sus habitantes es el cultivo de las flores que adornan la casa de mucha gente. Allí se producen rosas, aves del paraíso, gladiolas, alcatraces y muchas otras. Tragedia y belleza de eso comenta el fotógrafo, al Jefe de Información de Zócalo.

Rogel Blanquet ganó el World Press Photo 2023, en la categoría “Proyectos a Largo Plazo”, con la serie a la que tituló Beautiful Poison (Hermoso veneno), un documental fotográfico, que hasta el momento (2023) le tomó tres años registrar y todavía le faltan dos años más para concluirlo. Su trabajo fue elegido entre más de tres mil fotógrafos de 127 países.

-¿Qué te lleva a documentar, esto que está pasando en el Estado de México?

– Cuando era niño conocía a gente que se dedicaba a fumigar. Y me preguntaba si eso que hacían, a largo plazo no les generaba un daño. Esa idea se había quedado en el limbo. Años después en una sugerencia laboral para hacer un fotorreportaje, en una agencia de fotografía me sugirieron hacer algo de medio ambiente. Fue cuando ahí decidí hacer este trabajo porque la idea detonó.

Entonces busqué contactos y reportajes ya publicados. Encontré una cobertura de Carolina Rocha para TV Azteca, hace muchos años. Ahí sale un niño llamado Sebastián, entonces un bebé, con hidrocefalia. Ahora para mi trabajo lo busqué y lo encontré, ahorita tiene 20 años. La imagen de Sebastián, es una de las fotos que mereció el World Press Photo 2023. El nació con hidrocefalia, y en la foto aparece bañado por su padre don Tino en su vivienda.

-¿Qué es lo más fuerte que viste durante el desarrollo de tu documental gráfico?

– No es como que lo haya visto, más bien entendí, que hay una normalización del problema, saben que existe. Los cultivadores no son ajenos. Entienden que estos problemas de salud son por los “fumigos” (la fumigación de plantíos), pero lo normalizan, entienden que es como el precio que tienen que pagar. Dicen: “es que es lo único que sabemos hacer, aquí a eso nos dedicamos”. La misma mamá de Sebastián, doña Petra, que en paz descanse, me decía, “pues sí, yo sé lo que hace, (refiriéndose a los pesticidas) es por eso, pero ¿qué hacemos? Si es lo que se hace, es a lo que nos dedicamos”.

-Con tu trabajo, exhibes las malas prácticas de los pobladores al usar químicos que en algún lado se los venden, y que no estarían regulados.

-No, yo no pongo en evidencia a nadie, porque eso sería como denunciarlos a ellos. Ellos me dejan vivir en sus casas, saben a qué voy. Yo les he dicho yo sé que hay un problema. En ese sentido no tengo cargo de conciencia o sentir que me pueda pasar algo. “Nosotros vemos una flor multicolor, bella, la compramos y la regalamos a nuestros seres queridos, su belleza dura apenas unos días, pero la gravedad en la salud de quienes las cultivan y comercializan, duran años y pueden ser fatales”, lamenta el fotoperiodista, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Las imágenes del fotógrafo son desgarradoras, registran el impacto de los pesticidas y agroquímicos sobre la piel y la salud de los productores de flores de todas las edades, que pueden derivar en cáncer, hidrocefalia y esterilidad, mientras que los invernaderos de Villa Guerrero lucen como arcoíris multicolor.

Rogel Blanquet, lleva tres años registrando aquella tragedia, que los pobladores del municipio ya lo ven como parte de su vida. Su labor es captar la realidad de la industria del cultivo de flores y las consecuencias entre la población por el uso de agroquímicos y pesticidas, algunos de ellos prohibidos en otros países por los altos riesgos a la salud y el medio ambiente.

-Desde que empiezas a documentar gráficamente ese problema han hecho algún cambio en sus prácticas de cultivo.

– La actividad sigue siendo la misma, no es que haya cambiado, aunque hay una clínica donde recibe atención, la gente con alguna enfermedad producto de los pesticidas. El punto no es que dejen de cultivar flores, en eso he tratado de ser muy enfático. No, falta que el gobierno regule los agroquímicos. Si a la gente que está en el campo, le dicen que no compre los pesticidas porque simplemente ya está prohibido, ellos encontrarán alternativas para hacerlo.

-¿Cuál es el propósito de tu trabajo?, se le pregunta al también ganador del Concurso Internacional de Fotografía Documental 2015 por su fotodocumental “Los niños del opio”.

-Mi propósito es más antropológico -materia que estudia a la humanidad, sus diversas culturas y formas de organización-. Mostrar cómo es el cultivo de la flor y lo que pasa si usan agroquímicos. Lo que ocurre en Villa Guerrero, no es exclusivo de ese municipio. En Sinaloa, se cultivan hortalizas, y hay un montón de leucemia. En Veracruz me contaron la historia de la explosión de una fábrica de agroquímicos (1991), a la que llamaron “nuevo Chernobil”,  que dañó a mucha gente.

-Cristopher Rogel ha realizado trabajos  de gran impacto social con los grupos de autodefensa en Michoacán y las movilizaciones por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y de los niños que cultivan amapola en las montañas de Guerrero.

¿Tienes en puerta otro documental, qué trabajas ahora?

-Siempre tengo proyectos paralelos a mi trabajo de fotoperiodista. Trabajo con la agencia Getty y con otra de Estados Unidos. En ocasiones me piden fotos para The New York Times, y tengo mis proyectos personales. Ahorita, trabajo con personas en situación de calle, llevo casi tres años haciendo retratos de estas personas por mi cuenta. No sé si en algún momento vaya a pasar algo con ese trabajo.

-Ahora que tu trabajo ha sido premiado por la importancia de las imágenes donde se denuncia una problemática humana, esperarías una respuesta de las autoridades para los productores de Villa Guerrero.

-Me parece que ahorita que tengo visibilidad por el premio, mi responsabilidad es buscar que las autoridades volteen a ver esa región. No tengo el poder de decisión (sobre ese problema), pero mediante tu espacio, estaría bueno, para que el gobierno vaya y ponga un hospital.

Espero que ocurra, pero ya no depende de mí y entonces tal vez me sentiría frustrado si no ocurre algo.

-¿Es necesario modificar los procesos de cultivo?

– Sí, no sé si la Secretaría de Economía sea la que diga, si esos fumigantes ya están prohibidos en otros países. No para que lleguen (las autoridades) y choquen (con los productores), sino para que trabajen con ellos, para no matar la industria, pero que no tenga tanto impacto ambiental en la tierra y en la gente.

-En fotografía ganar el World Press Photo 2023 es como ganar el Oscar. Te gusta estar en la acción y eres consciente de los riesgos.

-Sí, a nadie le sirve un periodista muerto. Lo importante no somos nosotros, son las historias y tenemos que hacerlo con responsabilidad si me dicen no entres porque no sirve el riesgo porque te van a matar, pues no entro.

-La mejor foto del año, premiada también con el Word Press Photo 2023, correspondió al fotógrafo ucraniano, Evgeniy Maloletka, quien tomó la imagen de una mujer embarazada herida, luego de un bombardeo ruso en la ciudad de Mariúpol ¿qué te parece?

-Esa foto es muy representativa. Cuando sucedió eso de Mariúpol yo andaba allá. Fue una foto que se hizo viral, me parece que tiene una gran carga simbólica al tratarse de una mujer embarazada. Mariúpol fue un icono de la resistencia en la guerra, más allá de si estoy de un lado o del otro en esta simbología. Mariúpol fue muy importante porque era un bastión donde, se derramó mucha sangre porque era importante para los rusos.

-Retomó un poco lo que dijiste de que a nadie le sirve un periodista muerto, ¿qué te produce enterarte del asesinato de un periodista?

-Da mucho coraje, mucha frustración, pues no se mata al mensajero. Al final nosotros solo decimos lo que ocurre, y no se mata la verdad matando al periodismo. Y no con eso estoy diciendo que nos vale madre el peligro, pero al final el periodismo es una responsabilidad y un oficio de vocación que creo que no va a morir. Siempre habrá gente con ganas de contar lo que pasa.

-¿Crees que se está haciendo lo suficiente para proteger a este gremio?

-No, porque de ser así no los estarían matando a cada rato. Creo que nosotros somos privilegiados por vivir en la Ciudad de México. No estoy diciendo que no corramos peligro, pero los que realmente están corriendo riesgo, son los que están en Veracruz, Tamaulipas, Sonora ahí sí está cabrón. Lo correcto en estas políticas de protección a los periodistas, tendría que ser de afuera hacia adentro. Que vayan (a proteger) primero a los colegas que están en los lugares peligrosos y luego a los de la capital.

14 de mayo de 2023