Crónica de un domingo de solidaridad
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Crónica de un domingo de solidaridad

Emiliano Jijón

En un sólo carril de Paseo de la Reforma, con dirección al Zócalo de la Ciudad de México. Al menos 200 personas se plantaban para gritar una vez más “¡Palestina libre!”. La ruta era la misma que se ha recorrido desde hace 4 meses, cuando comenzaron las protestas de solidaridad con el pueblo palestino.

Poco después de las 15:00 de la tarde, el contingente muy compacto pero decidido, se condujo a la primera parada: la embajada de los Estados Unidos, la cual fue la sede de las primeras protestas organizadas en la ciudad. Ahí, esa gran bandera que además era la vanguardia, con el gran triangulo rojo apuntando siempre hacía adelante, y las franjas color negro, blanco y verde, se detuvo, y detrás de ella, los marchistas, quienes aumentaban el tono y el volumen de las consignas.

Después de esa breve parada, y unas breves palabras que salieron de un pequeño megáfono, el contingente siguió su rumbo hasta volver a detenerse frente al Senado de la República, donde la consigna que más se escuchó fue “¡a romper a romper, relación con Israel!”. Una exigencia por demás, negada por el propio Presidente de la República, pero que se ha convertido en la principal demanda de los manifestantes en México.

 Una vez más, se reiniciaba el avance después de una breve parada que no sería la última en el recorrido de los manifestantes, que aunque pocos avanzaban a contracorriente, ante la gran marea de carros, que en contrasentido de la marcha circulaban en el otro carril sonando sus cláxones, ya sea en apoyo o en desacuerdo y ante la mirada, a veces indiferente, otras veces impávidas de las personas que paseaban en una tarde dominical en el paseo de la reforma.

De entre la masa compacta que avanzaba decidida, a veces se desprendía un pequeño grupo de manifestantes que, en las fachadas de reconocidas marcas y empresas, pegaban grandes stickers y papeles con engrudo. Un sello del paso de la manifestación, que seguro en unos minutos serían retirados, pero que seguro dejaba en la opinión de los “mirones” alguna impresión, reflexión o comentario, los cuales, son más duraderos, pues se quedan en la consciencia de la gente.

Una acción que en el mundo se ha desatado dentro del movimiento de solidaridad con Palestina, es el llamado al boicot de ciertas marcas, a las cuáles acusan de ser cómplices del genocidio en Gaza. McDonald, por ejemplo, ha ofrecido comida gratis a los soldados israelís de ocupación. Es por ello que, durante la marcha, los establecimientos de Starbucks, McDonalds, KFC, se han puesto en “la mira” como se escucha en las consignas, así cada que los manifestantes se encontraban con un establecimiento, se hacía una parada para llamar a no consumir sus productos y clausurarlos simbólicamente.

Así avanzó la marea de banderas palestinas, que sorpresivamente, para concluir su marcha y llegar al zócalo, entró por la calle Madero. Ahora, se abrían paso entre las miradas atónitas, entre los trabajadores de los locales que medio cerraban las cortinas metálicas. En esa calle, obviando su característica comercial, se encontraban las empresas que están en la lista negra de la solidaridad con Palestina. Exactamente, 3 paradas se hicieron en esa calle, una frente a un pequeño KFC, una en un Starbucks y la última en un McDonals, provocando su “inmediato” cierre, con todo y comensales adentro.

Los participantes de esta “Acción Global por Palestina” salían airosos de la calle Madero, dónde un Zócalo que ignoraba todo lo que pasaba fuera del famoso primer cuadro del centro histórico, los recibía con un templete dónde arriba de este, sonaba una agrupación que hacía sonar un gran danzón, el cuál terminaba por adornar las acciones finales del día de protesta. Ya en el lugar, se leyó un comunicado de la Plataforma Mundial por Palestina, mientras se montaba una escena de cuerpos con el tamaño de bebes y niños, envueltos en sábanas con sangre y rodeados de velas, escenificando lo que ha sido el asedio y bombardeo constante del ejército de Israel en los últimos 4 meses sobre Gaza, lo que hace preguntarse: ¿los palestinos, sin agua, sin comida, y con bombardeos constantes, pueden prender velas por sus muertos?, ¿tendrán suficientes acaso?

30 de enero de 2024