Arremete Il Cavaliere contra la prensa crítica
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Arremete Il Cavaliere contra la prensa crítica

Federica Veloná / redactora de RAI y escritora

ROMA.- A MEDIADOS de año, las portadas de los periódicos italianos fueron dominadas por las noticias sobre las fiestas en casa de Silvio Berlusconi con jóvenes mujeres. El primer ministro se defiende y contraataca, no obstante, está consciente de que ya es imposible callar a la prensa. No sabemos si esta vez logrará salvarse del diluvio de críticas que se abaten sobre él por su escandaloso comportamiento privado.

En estos días de gran incertidumbre, vale la pena hacer un recorrido por las etapas más recientes de la relación entre Silvio Berlusconi y los medios de comunicación.

La primera pregunta es: ¿existe una emergencia democrática en Italia? Las fotografías de la Cámara de Diputados del 11 de junio muestran las curules de la oposición cubiertas de carteles con las siguientes frases: “Vergüenza”, “Hoy está muerta la libertad de información a causa de la arrogancia del poder”, “Libertad de información: cancelada”.

En la Cámara, recurriendo al voto de confianza, cosa siempre más frecuente en esta legislatura, ha sido aprobada una ley que limita fuertemente la libertad de intervención telefónica y la posibilidad de informar a los ciudadanos sobre las encuestas judiciales. Falta todavía el aval del presidente de la República, Giorgio Napolitano, mientras tanto, el periódico La Repubblica ha reunido a través de internet más de 230 mil firmas de protesta.

Esta ley es sólo el último acto de la guerra declarada de Berlusconi a la libertad de prensa. La anterior acción que restringió la libertad de expresión es el famoso “edicto búlgaro” del 18 de abril de 2002. Durante una conferencia de prensa en ocasión de una visita oficial a la capital de Bulgaria, Sofía, el entonces presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, denunció un “uso criminal” de la televisión pública de parte de los periodistas Enzo Biagi, Michele Santoro y del autor satírico Daniele Luttazzi. Los tres culpables, con una posición poco respetuosa frente al poder, fueron echados de la RAI.

Influencia izquierdista

En abril de este año, en el curso de un viaje a Moscú, al referirse a la crisis económica, Berlusconi denuncia el comportamiento de los medios de comunicación que pintan la situación como “irreversible y catastrófica”, y en más de una ocasión señala que los periódicos italianos en vez de infundir optimismo en los ciudadanos alimentan el miedo injustificado.

Y llegamos “al caso Noem{”. A finales de abril, el presidente del Consejo decide festejar el cumpleaños número 18 de la muchacha en un restaurante de Casoria, un lugar en la periferia al norte de Nápoles, considerada una de las zonas de más mala fama del país. La Repubblica publicó el escándalo. Verónica Lario, la esposa de Berlusconi, a través de diversos cotidianos, anuncia su divorcio porque no puede estar con un marido que frecuenta a menores de edad.

La respuesta de Il Cavaliere fue lapidaria: “La señora ha sido engañada por los periódicos de izquierda. Lo siento”, para explicar su presencia en la fiesta y la cancelación abrupta de las candidaturas otorgadas a sus jóvenes amigas.

Berlusconi acudió con su conductor preferido de televisión, Bruno Vespa, quien le concedió una emisión especial del talk show nocturno “Porta a porta” con el título: “Ahora hablo yo”, en vez de convocar a una conferencia de prensa.

Respecto de los casos de Noemi, la joven napolitana que estaba con Berlusconi en la fiesta, y las jóvenes a quienes les había prometido un lugar en el Parlamento existen una serie de contradicciones.

El periódico La Reppublica, que ha dado seguimientos a ambas noticias, diariamente publica en su página principal y en su portal de internet un cuestionario de diez preguntas que versan en torno a la relación de Noemí con el primer ministro italiano.

Berlusconi se niega a responder. La prensa extranjera retoma el asunto, y se pregunta: ¿cómo es posible que un jefe de Estado se pueda sustraerse al deber de la transparencia? Ante este ataque, Berlusconi tiene una rápida explicación: los periódicos extranjeros están influenciados por la izquierda italiana.

Aunadas al asunto Noemí surgen las historias de las fotos en Villa Certosa y el presunto abuso de los vuelos de Estado. Se descubre que Noemí, en Año Nuevo, fue huésped del primer ministro en la Sardeña, junto a su amiga y un grupo de muchachas más. El fotógrafo Antonello Zappadu tiene un riquísimo archivo de imágenes tomadas en esta fiesta y otras más donde el protagonista es Berlusconi y sus mujeres, además ha documentado las llegadas de los aviones pertenecientes al Estado italiano a Sardeña, y el desembarco del cantante preferido de Il Cavaliere y de una bailarina de flamenco.

Es necesario destacar la existencia de voces que piden respeto a la privacidad de Berlusconi, pero, ¿no fue el propio Berlusconi quien en 2001 envió por correo a los italianos un librito titulado Una historia italiana con fotos intimas de su familia, incluidas las de los niños?

A estos escándalos se suma el caso Mills (abogado inglés demandado por Mediaset, por actos de corrupción). En mayo pasado, Berlusconi, en la región del Aquila, aceptó responder a las preguntas de los periodistas. La cronista de L’Unitá le preguntó si se consideraba inocente de todas las acusaciones imputadas y por qué no se hacía procesar, renunciando a la protección del Lodo Alfano (la ley promovida por el ministro de Justicia de Berlusconi al inicio de la actual legislatura italiana, que garantiza la inmunidad a los cuatro máximos cargos del Estado), Berlusconi respondió:

“Esta pregunta me enfurece. Lo puedo jurar sobre mis hijos, soy inocente. Y no voy a perder el tiempo en responder, porque usted tiene un prejuicio. Así que llegado a este punto se va usted o me voy yo. Esta cosa me hace enojar, es como si me dijera que no me llamo Silvio Berlusconi”.

Otro capítulo de la borrascosa historia de la relación entre el primer ministro y los periódicos italianos es la publicación del diario Corriere della Sera del 17 de junio. Paticia D’Addario, una rubia de pasado turbulento, candidata a las elecciones comunales de Bari en la lista de “Puglia antes que todo”, reveló: “Me han metido en la lista porque he participado en dos fiestas en Palacio Grazioli (la casa de Berlusconi en Roma, donde recibe a jefes de Estado o representantes de diversos partidos). Tengo pruebas de lo que digo”.

Los periódicos de izquierda como L’Unitá y Il Manifesto sufren presiones, mientras, después de un largo periodo de silencio, el cotidiano L‘Avvenire, propiedad de los obispos italianos, se manifestó pidiendo al mandatario italiano esclarezca públicamente los escándalos en los cuales se ha visto envuelto en los últimos meses.

Prensa y desacreditación

Para su defensa, Il Cavaliere cuenta con un periódico propiedad de su familia, Il Giornale, que encabeza las campañas difamatorias contra el líder de la oposición, y su Libero, dirigido por Vittorio Feltri. Libero no ha incitado a atacar a la esposa de Berlusconi, culpable de haber hecho público el fracaso de su matrimonio y su preocupación por el estado de salud mental de su marido: únicamente ha publicado en su portada una foto de Verónica Lario con los senos desnudos, imagen de la época en que se desempefiaba como actriz; después entrevistaron a Daniela Santanché, exponente de la extrema derecha, sobre una presunta relación entre la esposa del primer ministro y su guardaespaldas.

Desacreditar al adversario es la estrategia de los abogados y diputados de Berlusconi. Nicoló Ghedini encabeza el grupo, y es quien, a propósito del escándalo en Palacio Grazioli, ha afirmado que lo máximo que se le puede imputar a Berlusconi es haber estado con mujeres, que alguien le ha procurado sin advertir que les han pagado.

En esta rueda de la fortuna de escándalos es interesante el caso de la revista Chi. Su director, Alfredo Signorini, amigo cercano de Marina, la primogénita de Berlusconi, se involucró en el caso Noemí, mostrando a la joven junto a su prometido (ningún amigo de Noemí lo conocía, y el verdadero novio, entrevistado por el periódico La Reppublica, reveló que el muchacho fue contratado), quien realizó una embarazosa exaltación de los valores de la virginidad.

Este es el panorama de la prensa escrita italiana. Pero los italianos no leen los periódicos y el mayor flujo de información les llega de la televisión. Y aquí entramos en el acalorado tema del conflicto de intereses del primer ministro.

Una ley para evitar que quien posea tres canales televisivos no pueda controlar también las redes públicas no existe (la izquierda tiene graves culpas).

Mediaset, el imperio mediático de Berlusconi, mantenía cierta imparcialidad informativa dejando a un periodista como Enrico Mentana como responsable de la dirección editorial. En febrero, Mentana dimitió después de que la empresa decidió transmitir “Il grande fratello” la noche en que se dio la noticia de la muerte de Eluana Englaro (joven que estuvo en estado de coma durante meses y fue centro de la polémica).

A la salida de Montana, su programa de análisis periodístico, “Matrix”, fue asignado a Alessio Vinci, periodista con experiencia internacional que ha encauzado el programa sobre la crónica, costumbre y sociedad, más que hacia la política.

Mientras eso sucede en Mediaset, en el noticiario estelar de la RAI, “TG1”, con la conducción de Augusto Minzolini (impuesto por Il Cavaliere) se aborda pocos temas de política interna y externa, y casi nada del caso Berlusconi.

El “TG1”, que se transmite a las 8 de la noche, es una institución en Italia. El formato televisivo es de lo más anticuado: un conductor sentado detrás de un escritorio leyendo noticias y presentando los servicios informativos. Sin embargo, a través de aquellos servicios y noticias se forma la opinión pública italiana. Últimamente, en el “TG1” las noticias principales son el calor, los helados y el turismo, como si en el mundo no sucediera nada que mereciera ser contado. El problema es que de aquello que no se habla en televisión en Italia no existe, no tiene ninguna relevancia, esto lo ha generado años y años de berlusconismo.

De los ataques de la prensa escrita de parte Berlusconi se habla de la teoría del complot. De acuerdo con el Popolo delle Liberta’, esto es, el partido de Berlusconi, los escándalos forman parte de un plan para hacer caer al primer ministro, no obstante, su amplia mayoría, y sustituirlo con el gobernador del Banco Italiano, Mario Draghi. Detrás de este plan estarían varias fuerzas políticas, pero, sobre todo, el magnate de los medios australiano Rupert Murdoch, enemigo jurado de Il Cavaliere, por razones económicas, de competencia entre las televisoras.

La pregunta es si en Italia está en peligro la democracia. No muchos han visto la película de Marco Risi, Fortapasc, dedicada a la figura de Giancarlo Siani, joven periodista napolitano asesinado por la Camorra. En una escena del film el jefe de redacción del Mattino, Torre Annunziata, desaprueba el comportamiento de Giancarlo, por el compromiso extremo que pone en sus investigaciones periodísticas, y le dice:

“Este no es un país de periodistas-periodistas, sino de periodistas-empleados”. Giancarlo Siani, que quería ser periodista-periodista en Italia, puso su vida. De nosotros, muchos están contentos de ser periodistas-empleados, satisfacen los deseos del jefe y son promovidos inmediatamente en el campo de trabajo.

– Veloná, F. (Noviembre 2009). arremete Il Calvaliere contra la prensa crítica. Revista Zócalo, (117), 12-14.

13 de junio de 2023