Aristegui se refleja en el espejo de la fabricación de mentiras y manipulación informativa
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Aristegui se refleja en el espejo de la fabricación de mentiras y manipulación informativa

Gerardo Israel Montes

El denominado Televisa Leaks, la serie de reportajes cuya difusión inició a finales de abril desde el portal de Aristegui Noticias, y que se basa en una filtración de 5 terabytes de información, es un ejemplo más de la forma como se operan las guerras sucias mediáticas en México, a través de grupos encubiertos que se encargan de generar noticias falsas, desinformación y manipulación informativa, apoyados en la creación de granjas de bots para atacar y desprestigiar desde las redes sociales a adversarios políticos o empresariales.

Esa actividad clandestina propicia un debate distorsionado por la adulteración de la realidad informativa y la calumnia atroz que se hace contra determinados personajes públicos. Discusión que después pasa a los medios tradicionales y a la discusión pública, con toda la carga de mentiras, odio y denostaciones cuyo propósito es influenciar y manipular a la ciudadanía.

Nada nuevo. La distorsión de los hechos noticiosos, la denostación de políticos, partidos, empresas, intelectuales o grupos de la sociedad civil que afectan intereses de la élite política, empresarial y mediática del país, siempre ha sido ejercida tanto por el duopolio televisivo: Televisa y Tv Azteca, como por el resto de las empresas de radio, tv y periódicos, siempre alineados al PRI y luego a los gobiernos panistas. De hecho, Andrés Manuel López Obrador es el político que más enfrentó infinidad de campañas, guerras sucias, difamaciones e insultos, desde años antes de que fuera presidente, generados desde esas empresas de comunicación. Desde 2018 a la fecha, aquellas empresas afiliadas a la CIRT están hermanados con la misma estrategia generando noticias falsas, escudándose en la libertad de expresión, con el único propósito de afectar electoralmente a Morena.

En los últimos seis años, la propia Carmen Aristegui ha sido partícipe de la constante guerra sucia y de la manipulación informativa orquestada por la mayoría de las empresas de comunicación en México, prime ro en contra del gobierno de López Obrador, y ahora con la administración que encabeza la Presidenta Sheinbaum Pardo.

Por ejemplo, a finales de noviembre de 2022, con bombo y platillo tanto Aristegui Noticias, junto con otros medios de comunicación, Proceso, Notas sin Pauta, Eme Equis y MegaNoticias, publicaron el reportaje: Sembrando Vida y la Fábrica de chocolates, una “investigación” realizada por Tania Gómez y Sergio Rincón y auspiciado por CONNECTAS/ Plataforma Periodística para las Américas, que partió de la suposición sin sustento de que los hijos del expresidente López Obrador, junto con Hugo Chávez Ayala – empresario tabasqueño de cacao y ese entonces director técnico del programa Sembrando Vida– se beneficiarían de uno de los principales programas sociales del anterior gobierno federal.  

Pese al amplio despliegue publicitario dado a este reportaje, presentado por Tania Gómez y Sergio Rincón en la transmisión del 29 de noviembre de 2021 en el noticiero de Carmen Aristegui, no fue la gran investigación periodística, sino que se quedó en una mera fabricación de especulaciones sin sustento y acusaciones mediáticas, que marcarían el inicio de una nueva fase en la estrategia coordinada de guerra sucia y golpeteo políticomediático con el objetivo de minar electoralmente a Morena.

Además de cuestionar el reportaje, López Obrador puntualizó que: “Carmen Aristegui, pues escribe en Reforma y pertenece, pues, al grupo que apoya al bloque conservador. Entonces, nada más aclararlo porque ya no estamos en los tiempos de la simulación”. Aseguró que el negocio de chocolates mencionado en el reportaje no tenía nada que ver con el programa que se estaba impulsando: “Lo otro, imagínense, que el programa “Sembrando Vida” se está fomentando, en el caso de Tabasco, para que se produzca cacao y entonces la fábrica de chocolates tenga materia prima. No se miden”.

La postura de Aristegui para sumarse a las múltiples guerras sucias emprendidas por la derecha política siguió evidenciándose durante los siguientes años: en marzo de 2022, en el contexto de la reforma al sector eléctrico que impulsaba AMLO para devolverle al Estado la rectoría sobre esa área productiva, la periodista se prestó nuevamente a difundir una “investigación” elaborada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y el portal de internet Latinus, donde abordaron la forma de vida de José Ramón López Beltrán en Houston, Texas y en torno a una casa donde, habitó.

Dicho “trabajo de investigación” sería bautizado como La Casa Gris, el cual, sin pruebas y basándose en inferencias, sólo sembró la duda de que el hijo del expresidente López Beltrán y su pareja, Carolyn Adams, habitaron una casa en Conroe, Texas, propiedad de Keith L. Schilling, quien fuera alto ejecutivo de Baker Hughes, compañía petrolera que tenía varios contratos con Petróleos Mexicanos (Pemex).

La malicia de este trabajo quedó demostrada cuando la propia Aristegui entrevistó a Raúl Olmos, quien era el director de la Unidad de Periodismo de Investigación de MCCI, y que aseguró que Baker Hughes tenía contratos vigentes con el gobierno de López Obrador por más de 151 millones de dólares en obras para Petróleos Mexicanos (Pemex).

Sin embargo, posteriormente se conocería que “Schilling se había desempeñado como director comercial y de ventas a nivel global de julio de 2017 a noviembre de 2018, periodo en el que la multinacional obtuvo dos contratos en Pemex (durante el gobierno de Peña Nieto), uno de los cuales hasta por 66 millones de dólares sigue vigente en el actual gobierno federal”.

Al ofrecer información sesgada, el trabajo de MCCI evidenció que solamente buscaba afectar la reputación del hijo de AMLO y sembrar la duda de que en el anterior gobierno federal se cometieron actos de corrupción como en las administraciones pasadas. En tanto que Aristegui, además de ponerse al mismo nivel desinformativo de Carlos Loret de Mola (conductor estrella de Latinus y quien utilizó dicho reportaje para su constante guerra sucia en contra de AMLO), a quien años atrás había señalado de haber pasado de ser “peoncito de Bernardo Gómez (ejecutivo de Televisa) a peoncito de quién sabe quién”; omitió señalar que Claudio X. Laporte, padre de Claudio X. González, el patrón de MCCI, estaba siendo afectado por las políticas que en materia del sector eléctrico estaba impulsando AMLO.

A mediados de enero de 2022, el entonces presidente de la República adelantó que no se renovaría el permiso de generación de la planta “Dulces Nombres”, ubicada en Pesquería, Nuevo León, perteneciente a la empresa española Iberdrola, compañía que abastecía a 400 empresas bajo el modelo de autoabastecimiento.

Ese esquema de comercialización fue ilegal, de acuerdo con la Secretaría de Energía. Generaba un mercado paralelo en donde las empresas simulaban tener socios que aportaban un dólar, y cuya finalidad primordial era vender electricidad utilizando las líneas de transmisión de la CFE sin pagar el costo real del transporte o porteo. Uno de los clientes de Iberdrola que se beneficiaron con la compra ilícita de energía, fue la empresa Kimberly Clark, propiedad de la familia X. Laporte.

Derivado del reportaje de La Casa Gris, Aristegui argumentó que un “circuito de debate” era la intencionalidad política que persigue esta organización al mando de Claudio X. González, de los trabajos periodísticos “cuyo peso específico pues lo muestra cada reportaje. Y sino hay algo que los contradiga o los controvierta en términos de información y de datos, pues también tenemos que ser inteligentes e identificar una cosa y la otra, y tratar de no desestimar el trabajo periodístico, que se puede hacer desde ese circuito o desde otros si la información es de interés público”.

Respecto a esta postura asumida por Aristegui, en la edición de la Revista Zócalo de marzo de 2022 (en la cual, por cierto, se abordó el tema de La casa gris, con la portada No todos somos Loret; analistas) en el texto “Las y los peoncitos de las familias X. González y Madrazo”, se señaló que la explicación de la periodista “fue un tanto maniquea, porque también hay que ser inteligentes para identificar que quien paga, manda, y que los periodistas de MCCI siguieron cómodamente la línea editorial de Claudio X González; y, por ende, no se puede separar el trabajo que ‘los colegas periodistas’ realizan en una organización cuyo dueño tiene marcados intereses políticos y económicos”.

Sin embargo, una de las guerras sucias más infames en donde participó Carmen Aristegui -por la gravedad de la manipulación informativa y la creación de una narrativa falaz y sin sustento-, ha sido la acusación, sin fundamento alguno, sobre el supuesto pacto “Morena-narco”, la cual ha derivado en otras campañas impulsadas previo a los procesos electorales a través de las redes sociales, especialmente en Twiter, hoy X, en donde se han invertido millones de dólares en la utilización de bots que han difundido, entre otros, los hashtag: #narcopresidenteAMLO, #narcopartidoMorena y #narcocandidataClaudia.

Como se ha referido en varias ocasiones en las páginas de la Revista Zócalo, previo a la jornada electoral de junio de 2022, Aristegui se montó en la guerra sucia que acusaba, sin pruebas, del supuesto pacto Morena-narco que desde 2021 empezaron a propagar informadores como Raymundo Rivapalacio, Héctor De Mauleón y Salvador García Soto. El 2 de junio de 2022 Aristegui sorpresivamente entrevistó a Francisco Labastida Ochoa, el ex candidato presidencial priista derrotado en el año 2000 y cuya campaña se vio beneficiada durante aquel proceso electoral por el desvío de mil 500 millones de pesos provenientes del sindicato de petrolero, hecho deleznable de corrupción que es conocido como el “Pemexgate”.

Durante aquella entrevista, Aristegui, dando especial relevancia a los dichos de la iracunda senadora panista Lili Téllez, respecto a que los integrantes de Morena “son el brazo político del crimen organizado”, indujo al político sinaloense a abordar la narrativa falaz opositora, cuando le preguntó: “Cuatro visitas a Badiraguato del presidente de la República, Francisco Labastida (…) ¿Qué puede estar detrás?”

 –Francisco Labastida: “Ah, detrás pueden estar cosas muy sospechosas, pero no tengo la evidencia suficiente”.

–Aristegui: “Querría decir, y lo pongo en esos términos, porque si tú no tienes pruebas, yo menos, que sería el mismísimo presidente de la República que estaría haciendo alguna gestión en ese corazón de la tierra del narco, en Badiraguato, o por qué cuatro viajes tan seguidos a ese lugar?”

-Labastida: ¿Por qué va cuatro veces, este, a un pueblo de 5,000 habitantes? Porque obtienen…

Para el proceso electoral de 2024, en donde se disputó la presidencia de la República y la renovación del Poder Legislativo federal, Aristegui fue una de las principales actoras en reproducir la campaña orquestada por la Administración de Control de Drogas (DEA), que utilizó a diversos medios y periodistas para difundir, a finales de enero de aquel año, la acusación sin pruebas de que la campaña presidencial de AMLO en 2006 fue financia por grupos del narcotráfico.

Dichos textos disfrazados de “periodismo de investigación”, pero que en realidad reprodujeron el guion escrito por la DEA, fueron: “Operación Polanco’: cómo la DEA investigó la campaña presidencial de AMLO de 2006 (InSigthCrime- Steven Dudley/300124); “El Cartel de Sinaloa financió la campaña de AMLO en 2006” (DW. Anabel Hernández/ 300124); “¿Entregaron los narcotraficantes millones de dólares a la primera campaña del Presidente Mexicano López Obrador?” (Propública, Tim Golden/ 310124), y “Qué pasó con la investigación a la campaña 2006 de AMLO?” (DW. Anabel Hernández/010224).

Al igual que en los “trabajos de investigación” Sembrando Vida y la Fábrica de Chocolates y La Casa gris, en donde Aristegui entrevistó ampliamente a los autores de tales reportajes para amplificar el descrédito que se pretendía hacer de la familia de López Obrador y de su gobierno. La periodista hizo lo mismo con uno de los informadores que sirvió de vocero de la agencia estadounidense, como se refirió en la edición de marzo de 2024 de esta revista, en el texto “Aristegui, Anabel Hernández y demás periodistas del Prian, instrumentos de la DEA”, en el cual se asentó:

“Una vez publicados los reportajes, una pronta y oficiosa Carmen Aristegui (una de las principales periodistas que hace eco de los reportajes en contra de la 4T elaborados por la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, propiedad de Claudio X. González, orquestador de alianza PRI-PAN-PRD), entrevistó a Tim Golden –el periodista de ProPublica– destacando con énfasis sus credenciales periodísticas, entre ellos la obtención de un premio Pulitzer, como para dar a entender que nadie podría poner en duda su trabajo “periodístico”.

Después de los reportajes que utilizaron el guion de la DEA, siguió una profusa y millonaria guerra sucia en las redes sociales, impulsada por la oposición política y mediática – operada, entre otros, por el excoordinador de comunicación social de Felipe Calderón, Max Cortázar – con las mencionadas etiquetas que aludían a un supuesto pacto Morenanarco y que fueron amplificadas por cuentas de bots provenientes de diversos países.

Por eso, cuando el 28 de abril Aristegui aprovechando la reveladora información contenida en los 5 terabytes proporcionados por Germán Gómez García, en donde se evidencia la manera “descarnada” con la que opera la empresa de Emilio Azcárraga en el diseño de campañas de desprestigio, calumnias, noticias falsas y manipulación informativa, (a través de un área encubierta dentro de Televisa, denominada “Palomar” a cargo de Javier Tejado Dondé), la primera reflexión surgida a bote pronto fue que Aristegui se ha dedicado a la reproducción de mentiras y a la amplificación de distintas campañas de desinformación y denostación política.

Esas noticias falsas y campañas fueron impulsadas por la oposición política y mediática, algunas financiadas por Claudio X. González (un personaje similar a Tejado Dondé, alto ejecutivo de Televisa), a través de su organización política disfrazada de ente periodístico y organización civil: Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (que bien podría ser el símil del “Palomar” de Televisa), con una clara motivación políticoelectoral cuyo objetivo ha sido buscar minar la imagen de López Obrador, Sheinbaum y de Morena.

En los días posteriores a la difusión de los reportajes Televisa Leaks, uno de los principales reclamos de los colaboradores de la propia Aristegui, como de columnistas y políticos afines a la periodista, fue que el tema no era abordado en los propios medios de comunicación ni había merecido una postura del gobierno federal.

La verdad es que la respuesta gubernamental ante las constantes guerras sucias armadas por la derecha política y mediática –a la que pertenece Aristegui y con las cuales ha contribuido y difundido–, se dio desde la administración de López Obrador, quien ejerciendo su derecho de réplica, cuestionaba mentiras en su contra por lo que su gobierno respondió con la sección semanal en las conferencias matutinas: Quién es Quién en las mentiras de la semana, en donde se exhibieron la manipulación informativa de las empresas de la comunicación.

Por cierto, Aristegui ha sido una de las acérrimas críticas de las conferencias matutinas, debido a que en diversas ocasiones López Obrador expuso las mentiras que difundía en su espacio informativo. Por cierto, en la conferencia del 23 de agosto de 2023, al hablar sobre el bombardeo diario de mentiras y calumnias de los medios derechistas, el entonces mandatario llegó a concluir:

“Es que no es López-Dóriga, ni Ciro, ni Sarmiento, ni Carmen Aristegui, ni Loret de Mola, son los de arriba, los dueños de esos medios. Porque por eso los contratan, para eso los contratan, para golpear, someter, arrodillar a los gobernantes y extorsionarlos (…) Lo menos era eso de los progres buena ondita, como Carmen Aristegui, por ejemplo. ¡Cómo engañó tanto tiempo a muchísima gente, así con esa estrategia, ese truco, de progre buena ondita!”.

*Periodista y analista

14 de junio de 2025