Con la incertidumbre de lo que pudiera pasar, tras una convocatoria marcada por las dudas y el “sospechosismo”, desde las 10:00 horas del pasado sábado 15 de noviembre, alrededor del Ángel de la Independencia se empezaron a congregar decenas de personas para participar en la llamada “Marcha de la Generación Z” contra la inseguridad y la violencia en el país.
Contrario a lo anunciado (de que sería una movilización en su mayoría de jóvenes de entre 15 y 28 años), entre las personas asistentes había gente de todas las edades: hasta la abuelita del asesinado alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, de nombre Raquel -con sus más de 90 años a cuestas y en silla de ruedas- hizo acto de presencia para exigir justicia por la muerte de su nieto.
Así, al filo de las 11:00 horas, sobre Paseo de la Reforma en dirección al Zócalo inició la marcha, que fue convocada en redes sociales por supuestos integrantes de la generación Z, pero que según denuncias habría sido organizada por personajes cercanos al PRI, y a la cual también se montaron de manera fervorosa figuras de la oposición política y mediática como el expresidente Vicente Fox y el megadeudor fiscal Ricardo Salinas Pliego.
Muchas personas vestidas de blanco, con banderas de México y el estandarte pirata del manga “One Piece” -emblema de otras protestas similares alrededor del mundo-, y hasta sombrerudos en tractores y a caballo desfilaron de manera pacífica, pero con la exigencia de que renuncie la presidenta Claudia Sheinbaum… hasta que todo se descontroló.
Ya en la plancha del Zócalo, alrededor del mediodía, varios jóvenes -en su mayoría encapuchados y vestidos de negro- treparon a la valla de tres metros colocada frente a Palacio Nacional, con la intención de derribarla.
Los policías que resguardaban detrás de la valla utilizaron extintores para tratar de replegar a los jóvenes, quienes del otro lado lanzaron piedras y cohetones contra las fuerzas del orden.
Al ver los disturbios, la mayoría de asistentes a la movilización se retiraron del Zócalo. Y todo empeoró luego de que pasadas las 13:00 horas, los jóvenes rijosos lograron derribar una valla y se enfrentaron a golpes con los policías que evitaron que se acercaran a Palacio Nacional.
Los enfrentamientos derivaron en detenciones y lesiones de varios jóvenes en el corazón del Zócalo y sus inmediaciones. También hubo policías lesionados.
Al igual que durante los disturbios del pasado 2 de octubre, reporteros y fotógrafos de medios de comunicación fueron agredidos por elementos policiales de la CDMX.
De acuerdo con los reportes oficiales tras el fin de la protesta, hubo 20 personas detenidas, además de 100 policías y 20 civiles lesionados, entre ellos periodistas del diario La Jornada, TV Azteca y la revista Proceso.
Entre los comunicadores agredidos están Víctor Manuel Camacho, fotorreportero de La Jornada, quien fue derribado al suelo y pateado en el rostro, además de que le fueron robados su cámara y celular por parte de los mismos elementos policiales.
Fuerza Informativa Azteca señaló que dos de sus reporteros, Antonio Huitzil y Ricardo Pérez, fueron agredidos con gas y piedras por parte de policías capitalinos.
Mientras que Ximena Arochi, reportera de Proceso, también fue víctima de agresión. El medio reportó que la comunicadora fue agredida por policías antimotines cuando grababa los golpes a un manifestante.
El periodista estadunidense Ioan Grillo también reportó que fue atacado con gas lacrimógeno mientras reportaba la marcha. Mismo caso ocurrió con el reportero Óscar Ramírez, quien denunció en sus redes sociales que fue víctima de agresión por un oficial de policía, que ya había agredido a otros colegas con piedras.
Por estos hechos, Pablo Vázquez, secretario de Seguridad capitalino, detalló que 18 policías son investigados por presuntas agresiones y abuso de fuerza contra manifestantes y periodistas. Siete de ellos ya fueron suspendidos temporalmente.
Por su lado, Bertha Alcalde, titular de la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, precisó que las personas aprehendidas son investigadas “en casos muy particulares” por tentativa de homicidio, robo y lesiones en distintos grados.
Redacción





