La estrepitosa e inopinada ruptura entre el Presidente estadunidense Donald Trump y el magnate Elon Musk, sorprendió ante lo que se veía como una fusión indisoluble dentro de la plutocracia estadunidense, luego del arribo del republicano a la Casa Blanca y el apoyo que éste recibió del dueño de la plataforma digital “X”.
El doctor en ciencias de la información por la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de Zócalo, Tanius Karam sostiene que más allá de los señalamientos mutuos y la difusión mediática otorgada a ese rompimiento, aquella separación tiene un fuerte ingrediente fiscal y hasta de política social.
Carlos Padilla Ríos
-Profesor Tanius Karam al ver los compromisos de beneficio mutuo entre el presidente Donald Trump y el magnate Elon Musk, se originó la impresión de que sería un matrimonio por lo menos de cuatro años, pero que terminó con reproches y acusaciones mutuas ¿Qué ocurrió?
– Inicio con una nota que a lo mejor no todos los lectores ubican, que es la creación de este departamento que en inglés es Department of Government Efficiency (DOGE), no es casual y es incluso una concesión que tuvo el propio Trump con Musk, porque el DOGE es también el nombre de una criptomoneda que impulsó Elon Musk, que es una shitcoin que trae un perrito ahí muy famoso, y es shitcoin porque no está vinculada. Menciono esto porque el nombre tampoco es gratuito, entonces cumplió esta doble función. ¿Qué hay detrás de esta guerra o espectáculo mediático? La gente se ha centrado sobre todo en la batalla de egos y la excentricidad e individualidad de estos personajes. Y creo que esto es una perspectiva equivocada.
Elon Musk y Donald Trump reconocen el problema del endeudamiento del gobierno del vecino país. Pero la manera de cómo atender, es donde discrepan radicalmente. Y aquí es donde viene la diferencia entre ellos. Musk se ha caracterizado por una cruzada contra el gasto público y acusa a Washington por despilfarrar el dinero de sus contribuyentes y de llevar al país a la ruina financiera. Ha dicho que el nivel de gasto llevará a una esclavitud de la deuda. Por ello, la crítica voraz frente al proyecto fiscal que ahorita está avanzando en el Congreso de los Estados Unidos. Y en eso no le falta razón.
El margen de maniobra que se tiene es muy reducido. Elon Musk logró reducir del gasto muy poco, insignificante. En esa batalla fracasó. Porque se encontró que ya hay muchas cosas preasignadas que no puedes tumbar, y si las tumbas, generas un problemón social.
-¿Pero cuál es la propuesta de Musk?
-Hacer un recorte, pero esto es inexacto, impreciso, no es funcional. ¿Qué quiere Trump?, él insiste en la importancia de revitalizar Estados Unidos. Según él, ha habido años de estancamiento y malos acuerdos comerciales, que es lo que justifica su guerra arancelaria con el argumento de proteger la industria local. Pero claro, es paradójico porque esta guerra arancelaria desafía las normas tradicionales del libre mercado. Entonces, Trump es una especie como de liberal excesivamente pragmático.
-¿Qué está detrás de esta política arancelaria esquizofrénica?
-Lo que Trump está apostando es que, la guerra arancelaria va a generar aumento de precios en el corto tiempo, pero el consumidor estadounidense se va a poder adaptar. El objetivo de Trump es reducir impuestos y que esa disminución sea mayor al incremento de los precios en los productos. Para Trump, mientras haya crecimiento robusto, el país podrá pagar sus obligaciones. Para ello necesita que entre dinero.
-El tema económico es lo que está detrás de esta crisis…
-Absolutamente.
-Musk está siendo beneficiado por el gobierno de Trump por subvenciones fiscales.
-Y con contratos del gobierno para sus empresas.
-¿Por qué chocar? ¿Por qué pelearse con el que lo está beneficiando?
–Aquí es donde pudiera entrar parcialmente la guerra de egos y la manera cómo negocian estos dos hombres, que son muy parecidos en el fondo, los dos negocian igual. Trump diciendo: “este Elon Musk es inmigrante y lo voy a correr del país”. Y Musk: “Trump iba a las fiestas de Jeffrey Epstein a violar menores de edad o a tener sexo con menores de edad”. Vendrá obviamente una fase de ajuste. Musk ha sido una contradicción absoluta y Trump también.
-La política arancelaria de Trump; su confrontación con Europa, con China y México; los despidos que llegó a hacer Musk como funcionario; las marchas de la burocracia gringa que salió masivamente a las calles contra los despidos, despertó a las clases medias y bajas pasivas a quienes les dijeron de repente “estás despedido”. ¿Políticamente eso le costará a Trump?
-Absolutamente. Por eso la bronca con Musk, quien quería seguir en la línea inicial en la que parecía estarían ambos, pero el mandatario como político está aprendiendo, y ya se dio cuenta de esto. Pudo avalar todo lo que Musk quería hacer, pero eso llevaría al colapso social.
-¿Qué costo político tendrá Trump con la disminución de los apoyos federales a las universidades gringas?
-Él está apostando que su cuerpo principal de votantes no está ahí. Y en ese sentido, no le preocupa mucho. Por eso no le preocupa tanto atacarlas, aunque no alcanza a dimensionar el poder simbólico de Harvard.
–La popularidad de Trump ha caído…
–Sí, ha caído, pero volvemos a lo mismo. Estamos dentro de los primeros dos años. Muy seguramente vas a ver otra actitud de Trump en el año tres, en el año cuatro, previo a las elecciones. La clave, creo yo, desgraciadamente, no va a ser tanto lo ideológico-político, como lo económico. No olvidemos que Trump ganó por lo económico, porque Joe Biden tenía una inflación muy alta en Estados Unidos. Entonces, a final de cuentas, la gente va a votar con el bolsillo.
-¿Cómo describiría al empresario Elon Musk? ¿Qué tipo de empresario es?
—Es una figura… Yo personalmente lo sigo en Twitter. No he comprado, aunque soy tenedor de tokens y de criptomonedas, no he comprado la DOGE, que es el octavo lugar en capitalización. Creo que es un visionario, un hombre que superó el bullying adolescente. Es una figura particular de padre sudafricano, madre canadiense. Se separan, se va a Canadá, luego consigue entrar a Estados Unidos, estudia tecnología, programación. Empieza a crear empresas.
Cuando tenía veintitantos años creó Paypal. Parte de la genialidad de Musk es que siempre apuesta por más. Entonces, tenemos al hombre tremendamente exitoso en marca personal. Tenemos a este empresario que ha hecho cosas impensables. Por ejemplo, “Space X”, que pudo por primera vez hacer que un cohete aterrizara por sí solo. Cosa que la NASA no había podido realizar. Y claro, tiene fiascos empresariales.
Por ejemplo, de las varias empresas que ha creado hay una que tiene un nombre muy particular. Se llama The Boring Company, “la empresa del aburrimiento”, con la que empezó a hacer túneles. Una vez estaba en el tráfico de Los Ángeles y dijo: “qué tráfico tan desesperante. Voy a hacer unos túneles por debajo para que la gente pueda circular”. Y lo empezó a hacer. Es una empresa que no ha generado nada, fue un fiasco.
El hombre tiene un pensamiento conservador, que no cree en la explosión demográfica. Creo que tiene 14 hijos con varias mujeres y por su excentricidad, le ha puesto a sus hijos nombres muy raros. Este Musk visionario, que resuelve problemas y quiere llevar al hombre a la Luna, que está generando beneficios a la humanidad; medio locochón, niño inadaptado. Cree que por ser el hombre más rico del mundo puede hacer lo que quiera, pero puede representar lo que se llama el feudalismo tecnocapitalista.
-¿Cómo describiría al magnate Donald Trump irrumpiendo en la Presidencia de EU? El empresario metido a la política y exconductor de programas de entretenimiento?
-Cuando lo has logrado todo, lo único que te falta es el poder político, aquí volvemos a lo mismo, los amantes de Trump lo defienden en lo empresarial, es impresionante lo que ha hecho. Claro, modificó por mucho lo que hizo su padre, que era agente inmobiliario, pero lo que Trump hizo lo escaló a un nivel descomunal, en una época, por ejemplo, de mucho deterioro en Nueva York, como fue la década de los 80. Trump hizo lo que era impensable, entonces hay quienes lo consideran como un rey Midas, que todo lo que toca lo puede convertir en oro, y esto puede valer para los negocios, pero la política y el Estado es infinitamente más complejo.
Se puede negociar con una inmobiliaria, pero no lo puedes hacer igual con el presidente de China o con Canadá porque las consecuencias pueden ser devastadoras. Ni Musk ni Trump están ofreciendo una solución a los problemas que hemos planteado. Uno quiere tratar al Estado como una empresa y descubrió que el país no tiene un solo dueño, sino muchísimas obligaciones. Y el otro, Trump, quiere tratar al Estado como una cartera sin fondo para cumplir sus promesas. Musk demostró que la eficiencia empresarial se estrella contra la realidad política de una democracia compleja como la de Estados Unidos, mientras que Trump evidencia que el populismo fiscal puede ser electoralmente exitoso, pero es absolutamente insostenible.