Debemos llenar los vacíos de los grandes maestros de la caricatura: Chelo, Premio Nacional de Periodismo
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Debemos llenar los vacíos de los grandes maestros de la caricatura: Chelo, Premio Nacional de Periodismo

Abraham Pensamiento

Acelo Ruiz Villanueva, ganaste el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de caricatura por tu cartón “Búsqueda imposible”, ¿qué importancia tiene para ti este galardón? -A mí me da mucho gusto, porque es un reconocimiento, otorgado por el Premio Nacional de Periodismo Ciudadano. Por cierto, el eje temático de casi todos los premios de este año, es la violencia del Estado, un tema que en el último sexenio, se hizo a un lado. Mi cartón premiado está dedicado a la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, una herida abierta que cumplió una década, y de la que no tenemos una solución. Esta es la segunda vez que obtengo el Premio Nacional de Periodismo, la primera fue en 2017. En lo personal, también es un impulso para mi trabajo, porque pienso que los editores también valoran más mis publicaciones. Eso ayuda a tener más visibilidad que, finalmente, los periodistas quisiéramos tener por nuestra labor de información y análisis. –

El jurado premió tu trabajo por el “tratamiento retórico inédito que presenta la obra”, ¿qué relevancia tiene la trágica desaparición de los 43 compañeros? -Para mí es la peor tragedia de derechos humanos que ha sucedido en la época moderna. Hablamos de algo que sucedió en la época del internet y de las redes sociales, la cual pasó frente a nosotros, más movilizaciones masivas que hubo, que sigue habiendo, no vemos una manera de llegar al fondo de las cuestiones, aunque se saben muchas cosas. Pienso en lo terrible y lo fuerte que es el poder que tienen para que no pudiera saberse hasta el momento donde está la complicidad del gobierno de Peña Nieto (Murillo Karam, Tomás Zerón), fue la deuda del gobierno de López Obrador, y ahora es la deuda de Claudia. –

¿Cuál es la importancia que tiene la caricatura política dentro de la discusión pública? -La caricatura política en general es muy importante. Siempre referimos a este lugar común: el papel que jugó Rius en la formación política de miles de personas. Eso lo han dicho varios, lo digo yo, lo dicen dirigentes políticos, quienes aprendieron a hacer política a través de su trabajo. Cuando era muchacho y leíamos los periódicos, lo primero que hacíamos era buscar las caricaturas, porque a través de un cartón o dibujo, podías entender un poquito más de la vida política. Cuando la gente ve caricaturas, se forma una conciencia política. La caricatura, en lugar de enmascarar la verdad, la desenmascara. En México, tenemos una gran tradición de caricatura política sobre todo del siglo XX con Rius, Helio Flores, Naranjo; luego siguieron Helguera, El Fisgón, Hernández, Rapé. – 

¿Entre tu trabajo como caricaturista y el de documentalista como con Oblatos, el vuelo que surcó la noche, hay paralelismos? -Tienen varias cosas que se juntan; primero, es comunicación; segundo, es política. A mí me interesa tanto la política como la participación política. Me considero una persona de izquierda, tengo formación en el movimiento social oaxaqueño de donde vengo. Para mí, es una manera de expresar —a través del arte o de la creación— mis puntos de vista, pues son productos culturales o audiovisuales que tienen un compromiso político. Creo que en eso se cruzan. – 

¿Tu estilo se inspiró en algún caricaturista? -Somos una recopilación de todo lo que vemos, sobre todo en la adolescencia, que es cuando empezamos a dibujar y a crear. A mí me gusta Rius como un primer impacto de la caricatura, pues era lo que había en mi casa; probablemente Kino, Sergio Aragonés, que a mí me gusta mucho. Por ahí empezó a surgir mi estilo casi copiando las cosas o procurando que se parecieran. Me quedé con un estilo de ese tipo de cartón, que no es muy complejo, pero a mí me sirve para comunicar lo que quiero; y no puedo dibujar de otra manera. –

¿Qué fue lo que hizo que te convirtieras en caricaturista? -Cuando era muy niño; en mi casa había muchos libros de caricatura política, mi papá era lector de Rius; tenía muchos libros de él, como Manual del Perfecto Ateo, 500 años fregados, pero cristianos. En la biblioteca de mi papá, que es maestro jubilado (él era un sindicalista de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), también tenía libros de Editorial Progreso. Yo tenía cierta facilidad para dibujar. En la secundaria tenía una amiga, una compañera de clases que se llama Andrea Girón, cuyo padre era reportero del periódico local El Imparcial. Un día, me dijo que llevara mis dibujos a su papá, para que me publicaran. Entonces aparecí publicando en El Imparcial cuando tenía 14 años e iba en segundo de secundaria, enviaba un dibujo semanal Cuando yo me vine a estudiar a México y no tenía dinero, mandé mis cartones a la revista El Chamuco y entonces me los empezaron a publicar, pero teníamos problemas muy fuertes en la revista, principalmente de carácter económico. El gobierno de Peña Nieto, la estaba ahorcando. En 2016 que El Universal llamó a un concurso por los 100 años del periódico, en el que participé y gané, fue a partir de ese entonces que empecé a publicar en ese diario semanalmente. –

¿Qué opinión tienes de la caricatura política publicada en la prensa? -Necesitamos mejores caricaturistas jóvenes que puedan suplir la gran tradición que dejaron en el siglo XX, los grandes maestros como Helio Flores, aunque ya se retiró. Tenemos la gran tarea de sucederlos, y llenar el nivel artístico y político de ellos, pero no estamos llenando eso. Esto tiene que ver con la crisis de la prensa escrita. Antes, un caricaturista era una persona respetable, con capacidad de vivir bien y tener un empleo. Ahora, la crisis económica impacta a los medios de comunicación más grandes. Hay un cambio, estamos migrando de la prensa escrita a la prensa digital, la cual ya no obtiene sus recursos con la publicidad como sucedía antes, ni tampoco se financia, como hace poco, con grandes fondos del gobierno. Peña Nieto daba millones de pesos a periódico para que hablaran bien de él. Está cambiando el modelo de negocio. Estamos viviendo la desaparición de la prensa como la conocíamos. Los que seguimos trabajando con la prensa impresa hacemos un esfuerzo por sobrevivir. El Chamuco, por ejemplo, se plantea como el último reducto. Nosotros quisiéramos que la gente la leyera no sólo por el valor de la información —porque lo puedes consultar en internet— sino también por la colección, y el objeto físico. – 

¿Entre tu trabajo como caricaturista y el de documentalista, con Oblatos, el vuelo que surcó la noche, hay paralelismos? -Tienen varias cosas que se juntan; primero, es comunicación; segundo, es política. A mí me interesa tanto la política como la participación política. Me considero una persona de izquierda, tengo formación en el movimiento social oaxaqueño de donde vengo. Para mí, es una manera de expresar —a través del arte o de la creación— mis puntos de vista, pues son productos culturales o audiovisuales que tienen un compromiso político. Creo que en eso se cruzan. –

Además del trabajo de caricatura, tienes otros proyectos en el documental. 

-Ahorita formo parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte y estoy haciendo un libro, una biografía del pintor Francisco Toledo. Estamos con un nuevo documental sobre uno de los acontecimientos políticos-militares más importantes en los años 70s de la guerrilla urbana mexicana, pero no te puedo decir de qué va exactamente, en cambio, andamos en ello y seguimos dibujando, seguimos trabajando y tratamos de seguir colaborando con nuestro trabajo en el análisis y en la información.

2 de diciembre de 2024