Trump y El Aprendiz; reminiscencias del 22 Festival Internacional de cine de Morelia
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Trump y El Aprendiz; reminiscencias del 22 Festival Internacional de cine de Morelia

Rodrigo Aviña Estévez

Desde su concepción, el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) proporciona al público de nuestro país una distinguida selección de películas premiadas en el esquema de festivales internacionales y, a su vez, presenta aquellos filmes nacionales que anualmente buscan consolidar su espacio dentro del cine de autor. 

En su recién vigésima segunda edición, realizada del 18 al 27 de octubre, el festival reafirmó su compromiso de mostrar la oferta más relevante del año a nivel cinematográfico y  ofrecer una plataforma para las nuevas voces y la innovación cinematográfica, al tiempo que rindió homenaje a cineastas establecidos cuyas propuestas continúan inspirando y transformando el panorama cultural. 

A continuación, en orden arbitrario, un pequeño repaso de algunas cintas exhibidas en el marco del festival.  

La ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes de este año, Anora dirigida por el cineasta independiente Sean Baker, es un relato de profunda ferocidad y de un humor tan excelso que por momentos pareciera ocultar su verdadero y amargo subtexto. Como es común en la filmografía del estadounidense, el trabajo sexual es también la digna profesión de su protagonista; en este caso, se trata de Ani (Mikey Madison), una joven bailarina de un club nocturno en Brooklyn, quien pareciera tener la posibilidad de una vida distinta tras el comienzo de una intensa e impulsiva historia de amor con Ivan (Mark Eydelshteyn), el hijo irresponsable de un oligarca ruso. 

Anora es una historia tan conmovedora como desgarradora que mantiene siempre su crítica política de opresores y oprimidos en un mundo que está lejos de cambiar, y sin embargo hay pequeña rendija para la esperanza escondida entre la bondad y en aquellos vínculos de empatía.

Se trata de una película de extremos que cambia su tonalidad en el momento en que los padres del joven ruso tienen conocimiento de su inesperado casamiento; es ahí que una aparente comedia romántica se trastoca en un relato social de una realidad que prioriza la voluntad y el contento masculino contra las ambiciones y vida de las mujeres, y en aquellos despreciables procesos que las hacen prescindibles como cualquier ropa o accesorio. Con Anora, Sean Baker consigue otra brillante pieza que se suma a la lista de una filmografía de un cineasta que está definiendo sin duda el siglo XXI.  

Otra visión de Estados Unidos es retratado en The Apprentice/El Aprendiz, dirigida por el iraní Ali Abbasi; un país que ha centrado su modelo de nación en el negocio y el espectáculo, arrastrando a los desposeídos hacia una lucha de completa desigualdad. 

Ambientada inicialmente en los años setenta, la película sigue los primeros pasos de un joven inseguro: Donald Trump, interpretado por Sebastian Stan, quien comienza a cobrar rentas de los departamentos de su familia en Nueva York, enfrentándose a rechazos y humillaciones. A medida que navega por este mundo hostil, Trump conoce al legendario abogado Roy Cohn (Jeremy Strong), figura anticomunista que trabajó con el senador Joseph McCarthy. El Aprendiz, que también compitió por la Palma de Oro,explora aquella relación de mentor y protegido, donde Cohn, atraído por la ambición y la vulnerabilidad de Trump, decide adoptarlo casi como a un hijo.

Ambos se sumergen en la dinámica de una sociedad que no cesa de preferir el éxito individual sobre el bienestar colectivo en una serie de actos de crimen y corrupción forjando aún más un sistema putrefacto. Abbasi enfrenta el reto de desentrañar las complejas raíces de un personaje tan conocido, evitando caer en la caricaturización fácil; más bien, busca profundizar en las inseguridades y narcisismos que dieron origen a este fenómeno político contemporáneo que hoy incluso es un riesgo social. 

Así, la película no sólo nos invita a entender la psicología de Trump, sino que también cuestiona lo que significa para la sociedad estadounidense que tal figura haya encontrado un fértil terreno para crecer y prosperar. Una película que cobra mayor relevancia cuando se reflexiona sobre las condiciones políticas actuales en Estados Unidos, donde el magnate sigue siendo una figura polarizadora que ha recuperado una vez más la presidencia.

Sebastian Stan protagoniza también A Different Man/Un Hombre Diferente, un drama psicológico que explora la identidad y las inseguridades a través de un hombre que, tras someterse a una cirugía reconstructiva, desarrolla una obsesión con el actor que interpreta su vida en una obra de teatro. Con dirección de Aaron Schimberg, la película es un retrato de alienación y de las ansias humanas de redefinir la propia identidad, elementos que el director aborda mediante una narrativa inquietante utilizando características del género como el body horror, invitando a reflexionar sobre la autenticidad y la percepción propia.

Schimberg profundiza en la relación entre identidad, percepción y autoaceptación, mostrando cómo nuestras inseguridades y ambiciones pueden deformarse bajo el peso de los prejuicios sociales. Edward es un actor que, tras una operación para corregir su desfiguración facial, se transforma en alguien que parece perfecto; sin embargo, pronto se enfrenta a Oswald (Adam Pearson), otro hombre con su antigua condición, cuya confianza innata amenaza con  arrebatarle el protagonismo. 

La película, rica en humor oscuro y escenas surrealistas, cuestiona hasta qué punto nuestras identidades son auténticas o si, en realidad, están determinadas por las miradas ajenas.   En continuidad con la exploración psicológica y del surrealismo, Queer de Luca Guadagnino nos sumerge en un relato igualmente inquietante sobre identidad y deseo. 

En esta adaptación de la novela homónima de William Burroughs, Guadagnino ofrece una interpretación visual y emocional de la vida de Lee, un hombre atrapado en su propia búsqueda de pertenencia y amor en la década de los cincuenta. Interpretado con una sensibilidad contenida por Daniel Craig que eclipsa su trabajo de exceso de virilidad como el Agente 007, el protagonista se lanza a un viaje de autodescubrimiento en Ciudad de México, explorando eternos conflictos entre el amor idealizado y la realidad del amor no correspondido, cuestionando la obsesión y la vulnerabilidad que se esconden detrás de la avidez humana de pertenencia. 

Guadagnino se adentra en las complejidades de la homosexualidad, utilizando la atmósfera y los colores de México como un marco para los deseos y conflictos internos de Lee. La cinta se convierte en un espejo de los dilemas de identidad que trascienden generaciones, en un espacio constante donde las fronteras entre la realidad y la fantasía se desdibujan. Guadagnino logra reflejar el estilo literario de Burroughs y su vida turbulenta, intercalando -además- fragmentos autobiográficos del autor: desde su exilio autoimpuesto, su exploración de la sexualidad en una época represiva, hasta sus luchas con las adicciones. 

Como Burroughs, Lee es un forastero en un lugar desconocido, un hombre que siente el peso de sus impulsos y obsesiones en un mundo que lo rechaza.   Imposible no pensar en otro cineasta colmado de una filmografía que reflexiona sobre el deseo y la muerte como Pedro Almodóvar, quien después de dos mediometrajes sólidos en los que el manchego decidió coquetear con el cine estadounidense, se decantó por fin a realizar su primer largometraje enteramente en inglés. 

The Room Next Door/La Habitación de al Lado, protagonizada por las siempre espléndidas Tilda Swinton y Julianne Moore, expande su exploración del deseo, el dolor y las conexiones humanas en un contexto más universal. La película se articula a través de dualidades que dialogan entre sí: Martha (Swinton) y su mejor amiga, Ingrid (Moore), se reencuentran tras años de distancia cuando Martha enfrenta una enfermedad terminal. 

Aunque ambas mujeres temen a la muerte, Martha ha aprendido a aceptarla con la serenidad de quien la ha enfrentado en carne propia como corresponsal de guerra, mientras que Ingrid, una reconocida escritora, se aferra a la ficción como refugio. La narrativa de Almodóvar no evade el humor negro, revelando cómo el dolor y la risa pueden coexistir en los momentos más oscuros. 

Fiel a su estilo, Almodóvar no se queda sólo en la intimidad del relato, sino que busca ampliar el mensaje a temas más amplios como la eutanasia, el cambio climático y las tensiones del neoliberalismo. A través de esta historia privada, el director logra un comentario social sutil que, a pesar de su brevedad, encapsula una reflexión social y la urgencia de encontrar humanidad en un mundo que parece siempre al borde del colapso entre lo individual y lo político.   

A Traveler’s Needs/ Necesidades de una Viajera del cineasta surcoreano Hong Sang-soo explora también esos vínculos humanos delicados que surgen en espacios de intimidad y en momentos de vulnerabilidad. Aquí, la conexión radica en el encuentro de Iris, una profesora de francés que radica en Corea interpretada por Isabelle Huppert, con sus estudiantes en una tierra lejana para ella, donde a través de sus clases busca generar vínculos con sus alumnos con el fin de encontrar un nuevo método de enseñanza ligado a las emociones con el lenguaje. 

Este viaje emocional de Iris no sólo implica enseñar un idioma, sino que va más allá, transformando sus interacciones en pequeños gestos de afecto y comprensión que resuenan profundamente en sus estudiantes. 

Una película que podríamos encontrar su rastro en el cine del francés Eric  Rohmer por aquellos encuentros fortuitos que suceden en la cotidianidad de su protagonista, pero que también recuerdan al clásico Teorema (1968) del maestro italiano Pier Paolo Pasolini por aquella tensión -en ocasiones- eróticamente tierna que genera Huppert con las personas a su alrededor y la manera en que su presencia implica por sí sola un cambio en su entorno, reflejando incluso cómo las conexiones  efímeras pueden dejar huellas duraderas en la vida de las personas. 

En su vigésima segunda edición, el FICM reafirma que el cine es un espacio para cuestionar y desafiar, siendo un territorio en el que no sólo se celebra el arte fílmico, sino que nos invita a que cada historia y cada imagen se conviertan en piezas fundamentales en la construcción de un diálogo presente siempre en cada película.

Abogado y crítico de cine

12 de diciembre de 2024