Ivonne Acuña Murillo*
Mucho se ha cuestionado el proceder del empresario Ricardo Salinas Pliego, especialmente su resistencia a pagar impuestos y sus expresiones prepotentes, vulgares, agresivas, humillantes, misóginas y homofóbicas, en contra de mujeres y personas que considera están por debajo de su nivel social o no pertenecen a su esfera de poder y que se atreven a cuestionarle su probado adeudo fiscal; los testimonios públicos que denuncian abusos laborales en sus empresas y de beneficiarse de favores estatales.
El eje de esta colaboración es entender por qué un prominente empresario se asume con el derecho a defenderse “pasando por encima de la dignidad” de quienes con razones de peso, datos y hechos le cuestionan y en contraparte deben aceptar como libertad de expresión insultos y majaderías.
Se puede afirmar que esta actitud, más allá del perfil psicológico del personaje, obedece al cambio de régimen político y a la apertura democrática que poco a poco ha dado paso a la libertad de expresión. Muy lejos han quedado los años cuando nadie podía hablar mal del Presidente y mucho menos insultarle abiertamente a riesgo de perder no sólo privilegios sino la vida. Muy lejos han quedado, también, las épocas en que un empresario no podía ir en contra de la voluntad presidencial. Por supuesto, me refiero a los tiempos dorados del presidencialismo mexicano y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) (1929-2000).
Y así como difícilmente conservaba la vida, bienes o posición el empresario, líder obrero, campesino o persona que se atrevía a contravenir al “señor presidente”, los dueños de medios, periodistas, reporteros o comunicadores se guardaban sus opiniones si estas iban en sentido contrario de lo decidido, hecho o dicho por el primer mandatario.
Esto por supuesto no siempre fue así. La relación entre los empresarios, los medios de comunicación, la presidencia de la República y el PRI pasó por diferentes etapas.
La primera, conocida como “Comunicación del aparato”, primera fase de las tres propuestas de Paolo Mancini para el estudio de la relación medios-política en cualquier país (citado por Mónica Raffaele, Comunicación política: reflexiones para la construcción teórica de un modelo de análisis general. Estudio de un caso, 2005), se diferenció en la medida en que a través del partido, organizado en sectores: obrero, campesino y popular, pasaban no sólo la comunicación sino las demandas y los recursos entre el primer mandatario y el pueblo.
A inicios de la década de los años sesenta, los medios de comunicación compartieron con el partido hegemónico el papel de mediadores entre el presidente de la República y el pueblo en materia de comunicación política, dando paso a la segunda etapa denominada “Fase pionera de la comunicación de masas” en la que se operó una aceitada correa de transmisión a través de la cual el Presidente y el PRI dictaban línea, como reconociera el entonces dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo, quien no tuvo empacho en sostener que su televisora era un “soldado del PRI”.
Pero todo cambió. A la fase en la que los medios se subordinaban al gobernante en turno, le sucedió una tercera que bien podríamos considerar actual: la “Fase del poder de los medios”, ahora los medios de comunicación guardan una relación horizontal con quien ejerce el poder político y no de subordinación como en la fase anterior, en un nuevo esquema de medición de fuerzas.
Todo esto viene a cuento porque justamente en esta tercera etapa es en la que Salinas Pliego se toma tantas libertades, sabedor de que su vida, integridad física y posición no corren peligro. No se puede decir lo mismo de sus bienes por el monto de impuestos que debe al fisco, de acuerdo con información de la Procuraduría Fiscal de la Federación: 74 mil millones de pesos, cantidad que se ha ido incrementando por su negativa a pagar y los varios amparos que ha interpuesto por más de una década, lo que se ha traducido en la acumulación de múltiples adeudos fiscales adjudicados a sus empresas TV Azteca y Grupo Elektra.
Podría preguntarse ¿cuál es el cálculo de Salinas Pliego para negarse a cumplir con sus obligaciones fiscales, especialmente, cuando su negativa se traduce en un aumento importante de su adeudo teniendo en cuenta multas y recargos? La respuesta inmediata podría ser que se acostumbró a que en el régimen político anterior los grandes empresarios eran “consentidos” por los gobiernos priistas y panistas en turno, al punto que se les condonaba el pago de importantes sumas y en muchas ocasiones, incluso, se les devolvían impuestos.
Sirvan como ejemplos: el dato proporcionado durante la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con el cual se condonaron 366 mil 174 millones de pesos a 25 empresas (Grupo Televisa, Grupo Banamex, Cemex, Grupo Carso, ICA, entre otras) durante los sexenios de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) (Redacción, El Financiero Bloomberg, 4 de marzo de 2022).
La investigación sobre la falta de pago de impuestos del expresidente Vicente Fox Quesada (2000-2006) (User Admin, “SAT confirma que Vicente Fox tiene adeudos de IVA e ISR; Felipe Calderón comparte comprobante”, SDPNoticias, 19 de julio de 2019).
Pero Salinas no sólo se niega a pagar sus impuestos, uno de los empresarios más ricos de México, siguiendo una vieja práctica, sino que abusa de la libertad de expresión de que hoy se goza para mentir sobre las “verdaderas razones” que tienen los gobiernos de la Cuarta Transformación (4T) para “cobrarle” gravámenes fiscales, pues según él se trata de “venganzas personales” de este gobierno y del anterior.
Esta postura fue secundada por su hija, Ninfa Salinas Sada quien afirmó, en un video del 10 de julio titulado “Ninfa Salinas arremete contra Sheinbaum por pleito con su papá” y publicado en el canal de YouTube “La Otra Opinión”, que se usa la tribuna presidencial para atacar ideas de quienes no coinciden con el gobierno en un contexto en que estamos “perdiendo (…) la libertad de expresión, el derecho a cuestionar, el derecho a opinar diferente”, como si denostar, agredir, mentir e insultar pudieran tomarse como buenos ejemplos de esa libertad.
Al mismo tiempo, aprovechó para dejar constancia de la manera como Salinas Pliego empodera a las mujeres y en contra de los feminismos mal entendidos y para decir que “ser mujer no te da licencia para andar atacando o desinformando sin ninguna consecuencia (…) hay que asumir las consecuencias de nuestros actos ‘porque cuando uno se lleva, uno se aguanta’”.
Siguiendo la misma línea, María Laura Medina, esposa de Salinas Pliego, posteó en X el miércoles 9 de julio que: “Ser mujer no da derecho de atacar sin pruebas a ningún hombre (…) Así como hay mujeres que merecen respeto, también hay hombres que lo merecen. El género no define la ética, ni la integridad. Lo hacen los actos.”
Tanto en mi referencia a Ninfa Salinas como a María Laura Medina aclaro su vínculo con el empresario, hija y esposa, para entender sus expresiones en torno a él y no porque considere que ese lazo las define, limita u otorga un lugar en el mundo, el cual ocupan por mérito propio.
La extensa defensa que Ninfa Salinas y María Laura Medina hacen del empresario dueño de TV Azteca, Banco Azteca, Elektra e Italika tiene como antecedentes los comentarios de la periodista y dramaturga Sabina Berman, quien en diversas ocasiones ha criticado el maltrato laboral al que el empresario televisivo somete a sus empleados así como por sus insultos a mujeres a través de la red social X.
Asimismo, lo escrito en la misma red por la abogada y escritora Vanessa Romero, que el 5 de julio posteó: “Un millonario que ha vivido acurrucado bajo las faldas del Estado, que lo ha ordeñado y que ha explotado a su gente, hoy lo muerde y se niega a colaborar. Ricardo Salinas Pliego: un auténtico villano. Un Robin Hood de cabeza.”
Los comentarios tanto de Berman como de Romero se basan, en gran medida, en evidencia fáctica (como los posts en los que el empresario abiertamente insulta a mujeres como la actual titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández Mora, y hombres periodistas que ha calificado de “marxistas pendejos hdspm” (hdspm-hijos de su puta madre).
También en testimonios dados por sus propios empleados en torno a las condiciones labores en tiempos tan concretos como la pandemia de Covid-19 (Evelyn Ruiz, “¿Cómo es trabajar en Grupo Salinas de Ricardo Salinas Pliego? Ex empleados comentan sus experiencias”, SDP Noticias, 22 de octubre de 2022; “Coronavirus: empleados de Salinas Pliego se quejan de condiciones laborales… ‘nos obligan a seguir’. Vanguardia.mx, 10 de abril de 2020).
Y de igual manera se basan en el “préstamo” de 29.7 millones de dólares para la compra, en 1993, del Instituto Mexicano de Televisión (Imevisión) hoy TV Azteca, que le hiciera Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) (Redacción, “Salinas Pliego: ¿Qué relación tiene con Salinas de Gortari?”, RadioFórmula. mx, 13 de julio de 2022).
Pero no se conformó Salinas Pliego con denostar a Romero y Berman, se fue también en contra de la politóloga Denise Dresser por solidarizarse con la abogada y la dramaturga, en los siguientes términos:
“Válgame que si soltaron a las perras, primero una tal Vane, luego me aventaron al Ozzy Osbourne Lesbiano y ahora me mandan a la bruja, mañana van a mandar a la marrana. Lea bien bruja @DeniseDresserG, las dos perras que menciona en su publicación, me atacaron primero ellas a mí, lo que me da derecho a defenderme. Así que déjese de mamadas escudándose en la violencia de género y acepte que ustedes no tienen derecho a atacar a los hombres nada más por ser mujeres (aunque parezcan hombres) (…) Ustedes solo son textoservidoras que se dedican a cobrar por escribir mentiras para encubrir los problemas del gobierno con cortinas de humo (…) Ya aprovechando que se acordó de mí, “chaspm” usted también por metiche y por ponerse del lado de los malos. Celebre cuando el gobierno intente parar a la delincuencia, no a los empresarios que no nos doblamos!”
Cabe aclarar que la expresión “chaspm” se usa en mensajes como abreviatura de “chingue a su puta madre”. No conforme con los insultos proferidos en contra de Berman, Romero y Dresser, Salinas Pliego se encargó de enviar un mensaje a la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, en el contexto de la “Fase del poder de los medios”, quien igualmente se solidarizó con ellas y reprobó los excesos verbales del empresario, en la Conferencia del Pueblo del 9 de julio, de la siguiente manera:
“Toda mi solidaridad a Sabina, a Vanessa, incluso a Denise Dresser (…) la manera en que esta persona (Ricardo Salinas) se dirige. Una misoginia, un machismo (…) terrible, que en el fondo tiene la intención de cambiar la conversación y que no se centre en el adeudo fiscal de más de 74 mil millones de pesos que debe al fisco”.
En respuesta Salinas Pliego, quien desde el sexenio pasado ha adquirido la costumbre de llamar “gobiernícolas” a los gobernantes, ha “sugerido” a la actual Presidenta de la República que en lugar de defender a las mujeres por él agredidas mejor ocupe su tiempo en resolver un conjunto de problemas nacionales que enlistó, antes de lo cual le hizo una pregunta:
“¿Por qué permite que se me llame ‘oligarca’, ‘delincuente’, ‘evasor’, ‘corrupto’, etc., sin pruebas, mientras les exige desesperadamente evidencia a quienes acusan al gobierno anterior y al suyo de complicidad con el crimen organizado? Sus prioridades están equivocadas. Mientras usted defiende a quienes me atacan, México enfrenta crisis graves”. Aderezó su respuesta llamando “presidente” (con “e”) a la Presidenta (con “a”).
Y no es que en este escrito se esté en contra de un hombre que defiende su derecho a disentir y a expresarse ni que se apoye a mujeres que ofenden a los hombres, sino a favor del derecho que mujeres y hombres tienen para cuestionar a una figura pública que se niega a pagar impuestos y que ofende y agrede a mujeres, aunque no sólo a ellas.
*Doctora en Ciencia Social, maestra en Sociología Política y catedrática en la Universidad Iberoamericana.





