La noche de los buitres: Crónica de una jornada de ignominia para la prensa mexicana
Salud

La noche de los buitres: Crónica de una jornada de ignominia para la prensa mexicana

Luis Guillermo Hernández

Todo comenzó con un mensaje de Twitter: el empresario José Kuri, es la primera víctima de coronavirus en México. No había terminado el domingo 15 de marzo. Eran alrededor de las 21:27 horas. El comunicador Joaquín López-Dóriga, desde su cuenta personal @lopezdoriga, emitía el siguiente mensaje:

“Fallece el empresario mexicano José Kuri. Apenas llego hace una semana de Vail y dio positivo de Coronavirus. Sería la primera muerte en México por el Covid-19”.

Apenas diez minutos después, a las 21:37 ho­ras, otro comunicador, el periodista Raymundo Riva Palacio, utilizaba su cuenta @rivapa para lanzar el siguiente tuit:

“EXTRA: Está confirmado. José Kuri Slim, primo hermano del empresario Carlos Slim, murió en la Ciudad de México, víctima del CODIV-19 aproximadamente a las 19:30 horas”.

El mismo dato erróneo, el supuesto nombre José Kuri Slim, era replicado casi al mismo tiempo por la columnista de asuntos finan­cieros Lourdes Mendoza, desde su cuenta @lumendoz:

“#Recapaciten el #Coronavirusmexico Es una pandemia en México está sub registrado Acaba de fallecer Pepe Kuri Slim, infectados Vail. @ lopezobrador_ @HLGattell @Claudiashein POR FAVOR modifiquen su actuar. Dejen los besos y den el ejemplo. Le mando mi más sentido pésame a la familia”.

No pasaron más de diez minutos para que la noticia, esa noche de domingo, corriera como un río caudaloso, cada vez con mayores énfasis recriminatorios:

“Lamentable la noticia de la muerte del em­presario José Kuri por coronavirus. Si se murió él que te espera a ti en el INSABI. Por favor, cuídate. Esto no es un juego”, difundía el comediante Callo de Hacha en su cuenta.

Igual lo hacía Carlos Loret de Mola: “El em­presario José Kuri es el primer fallecimiento por #coronavirus en #México. #QEPD”. Igual Oscar Mario Beteta, la conductora de noticias de tele­visión Carolina Rocha, el conductor de noticias Ciro Gómez Leyva.

Si algunos mensajes enfatizaban la tragedia, aderezándola con frases de condolencia, como haría el director de Excélsior, Pascal Beltrán del Río –“Mis condolencias a la familia del empresario José Kuri, director de Grupo Financiero Inbursa. Ha trascendido que hace unos días llegó de Vail, Colorado, y luego le fue diagnosticado el COVID-19.

Su fallecimiento sería el primero por el coronavirus en México” – otras, en cambio, abrían un fuego mediático abierto, sin matices, contra el gobierno federal:

“Lamento. La muerte de José Kuri Slim, hombre de bien, primera vícti­ma de #COVID-19 en México! Nadie merece una muerte así, sobre todo con un sátrapa de presidente como @lopezobrador_! México no merece esa basura de presidente!”, publi­caba el columnista Ricardo Alemán en su cuenta @RicardoAlemanMx.

Con el mismo tono, la columnista de asuntos financieros Maricarmen Cortés diría: “Confirmada la muerte del empresario José Kuri el primer mexicano víctima de coronavirus es urgente que @lopezobrador_ deje ya de minimizar la epidemia”.

Bastaron menos de 15 minutos para que la noticia se convirtiera en trending topic, junto con la certeza periodística que emitía: José Kuri es la primera persona muerta en México a causa del coronavirus. En esos términos titularon sus informaciones El Heraldo de México, La Silla Rota, La Jornada, El Financiero, Reforma, El Economis­ta, La Crónica de Hoy, La Razón y los portales de noticias La Silla Rota, Ruido en la Red y hasta la plataforma que funge como “verificadora de in­formación” de Facebook en México, Animal Político:

“Muere el empresario José Kuri Harfush; es el primer fallecido por COVID-19”, difundía el director de ese portal, Daniel Moreno, a las 22:00 horas, a través de su cuenta @dmorenochavez.

En su texto, Animal Político ase­guraba: “La familia confirmó el fa­llecimiento del empresario…”

Y entonces ocurrió, como si esa nota fuera el detonante y ya no hubiera duda: durante dos horas, en las redes sociales y en todos los espacios noticiosos abiertos a esa hora en la televisión -Foro TV, la señal de Televisa; Milenio y Multimedios, de Grupo Milenio, y Cadena Tres, del Grupo Imagen- la noticia de la muerte circulaba casi en el mismo tono y con las mismas frases:

Luego de un viaje a Vail, Colorado, al que tam­bién asistió toda su familia y el Presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Carlos Ruiz sacristán, José Kuri, de 71 años de edad y pri­mo del magnate Carlos Slim, llegó a México en un avión privado que aterrizó en Toluca, y a los pocos días manifestó síntomas de influenza que luego se confirmarían como coronavirus.

Alrededor de las diez de la noche, una reportera, Susana Sáenz Arelle, integrante del equipo de El Financiero TV, difundía a través de su cuenta @ SuSaenz un video de 19 segundos de duración, donde se consignaba la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador a la Ciudad de México. Los reporteros le preguntaban sobre la muerte del empresario. La reportera lo consignaría así en un tuit:

“Le acabamos de preguntar a AMLO sobre el #coronavirus #covid19 ante el primer caso de muerte en México y su respuesta fue: Estoy en huelga, huelga de entrevistas ahora, hasta mañana (Iba llegando de Acapulco al AICM)”.

El portal La Silla Rota retomó el video, con un mensaje enfático: “En huelga ni doy entrevis­tas ahora, en huelga, hasta mañana. Esta fue la reacción del presidente @lopezobrador_ luego de que se confirmara la primer vícti­ma mexicana, el empresario José Kuri, quien murió por #coronavirus (Crédito: @SuSaenz)”.

Para la prensa mexicana, ya no había dudas.

Eran exactamente las 22:08 de la noche, cuando se encendió la primera señal de alerta.

Riva Palacio publicó un tuit, de seguimiento a su mensaje inicial, que corregía una imprecisión previa, el segundo apellido del supuesto falle­cido, pero añadía otra imprecisión: el hospital al que había sido remitido.

“EXTRA. Tres días después de regresar de Vail con un fuerte cuadro gripal, al no recuperarse, José Kuri Harsfuch fue al Hospital General de Nutrición, donde le diagnosticaron #COVID-19”.

Otros comunicadores, como la conductora de televisión azteca, Mónica Garza, añadían algunos

datos, pero confirmaban en lo general esa información: “Muere José Kuri Harsfuch, director de Grupo Financiero Inbursa. Fue diagnosticado con #COVID-19 tras un viaje de Vail, Colorado. Sería el primer mexicano fallecido por #coronavirus. Habría estado en el mismo vuelo que Jaime Ruiz Sa­cristán quien también dio positivo al virus”.

En otras circunstancias, es decir en un universo de medios de co­municación rigurosos, éticos, con normas precisas de confirmación de datos, el mensaje habría sido tomado como evidencia precisa de que la epidemia global de coronavi­rus seguía su curso normal con la primera y muy lamentable víctima mortal en México.

Pero había dos detalles: primero las profundas contradicciones: el nombre de la víctima, su con­dición de hospitalización y hasta el nombre del hospital donde se encontraba en tratamiento: mientras para López Dóriga y Riva Palacio era el Hospital ABC, para otros era el Hospital Médica Sur. No. Había congruencia en el dato.

Para una nota de tal magnitud, era una falla básica, la ausencia de confirmación de datos tan elementales, lo que hacía dudar sobre que esos periodistas hubieran recurrido a fuentes confia­bles, creíbles y serias para hacer su reporte.

Pero el otro detalle era aún más grotesco: la rapidez con la que se reprodujo la imprecisión en todos los medios mencionados. En cues­tión de minutos, el mensaje corrió como si se tratara del vuelo de un ave carroñera ávida de tomar a su presa.

A mí me enseñaron que el pe­riodista, cuando recibe un dato, debe confirmarlo antes de darlo a conocer. Eso hice.

Sin acceso ninguno a la familia del supuesto fallecido, a las 10:25 decidí tomar el teléfono para llamar a la única fuente que ningún medio había mencionado hasta ese momento en sus reportes: alguna autoridad o vocero del área de Salud del gobierno federal.

Reproduzco el diálogo, aunque me reservo la identidad de mi fuente:

-Buenas noches.

-Buenas noches, Luis Guillermo…

-Oye… ¿este asunto de José Kuri… sí es el primer muerto de coronavirus…?

-No tenemos nada…

-¿No tienen más información?

-No tenemos nada

-¿Nada de información?

-Nada

-¿O sea…lo va a manejar todo la familia del empresario de manera particular?

-Mira… la verdad es que está muy raro. Nosotros no tenemos nada de nada, ninguna información de esa especie… nada al respecto…

-¿Y eso es normal?

-No, p’s no es normal, claro que no es normal…

-¿Por qué?

-P’s porque todo el sistema está en alerta… yo sinceramente no creo que haya chance de que ocurra un pedo así sin que nos enteremos todos, luego luego, mano…

-¿Me estás diciendo que el señor no ha fallecido?

-No… te estoy diciendo que nosotros no tenemos información de que haya fallecido y eso está muy raro…además, según tengo entendido, es un paciente con tratamiento previo de cáncer… es decir, su monitoreo es total.

-¿Te puedo citar, verdad?

-No… cuídame, güey… tengo fa­milia…

-Ok… ok… con eso tengo.

-Está raro…

-Los lobos andan sueltos entonces ¿no, carnal…?

-Andan…

Envié un mensaje vía WhatsApp a voceros de alto nivel en el gobierno mexicano.

Buenas noches… Pregunto si acaso ustedes ten­drán confirmación oficial de la presunta muerte del empresario Kuri Harfush… Los lobos andan sueltos y a mí me dicen que es mentira🤔  …y la versión de que era un enfermo de cáncer en tratamiento. Gracias

No recibí respuesta. Minutos después hice una segunda llamada.

-¿Es seguro que no tienen nada todavía?

-Nada de nada…

-¿Oye… quién más los ha buscado pa’ preguntar?

-Nadie…

Entonces decidí publicar un tuit con lo poco que había conseguido. Eran las 22:31 de esa noche:

“SIN CONFIRMACIÓN OFICIAL la presunta muerte del empresario José Kuri Harfush, de 71 años, contagiado de #Coronavirus en Estados Unidos. Desde 2018 estaba en tratamien­to para curar un cáncer. Dado la proclividad de la prensa sicaria a MENTIR… prefiero esperar”.

Como el periodista Federico Arreola bloqueó mi cuenta de Twitter hace mucho tiempo, no puedo leer sus mensajes. Eso me habría dado otra pista. Siete minutos antes que yo, a las 22:24, desde su cuenta @FedericoArreola difundía el primer desmentido:

“Nos equivocamos: Kuri no ha muerto: está muy grave en Médica Sur. Falso que falleciera a las 19:30 horas”.

El director de Animal Político, Daniel Moreno, replicaba, minutos después, un mensaje emitido desde la cuenta oficial de su plataforma digital, en el que ratificaban su información:

“Precisión: ante las preguntas que nos han hecho llegar sobre esta nota, informamos que la fuente que confirmó el fallecimiento es la familia de José Kuri a pregunta expresa. Nos mantendremos en contacto con los familiares por si hay alguna información adicional”, decía el mensaje de la cuenta @ Pajaropolitico. Eran las 22:42 horas.

Diecinueve minutos después, a las 22:44, Riva Palacio lanzaba otro mensaje:

“EXTRA: Un tercer familiar de José Kuri, con­tradice a dos familiares: está muy grave, pero no ha muerto”

Sin desmentir del todo su nota inicial, un mi­nuto después el director del portal Eje Central lanzaba un nuevo tuit:

“EXTRA: Confusión dentro de la familia del empresario José Kuri, con versiones contradic­torias sobre su estado de salud”.

El asunto comenzaba a derrum­barse.

Cuando ya voces mediáticas his­téricas, totalmente descontroladas, exigían del gobierno acciones ra­dicales: el cese de toda actividad social pública o privada, el con­finamiento total de todo ser vivo sobre el territorio mexicano, la con­culcación fáctica de los derechos civiles: revisión sanitaria en todos los transportes, cierre de escuelas, comercios, fábricas, centros recrea­tivos, paralización total de toda actividad humana… entendí de qué se trataba: de golpear políticamente, no de informar. No. Ni de dejar constancia…sólo de golpear, de presionar, de tergiversar: nadie había confirmado.

Porque estaba bastante: recordaba demasiado a la tarde aquella de 1999 cuando los medios de comunicación intentaron responsabilizar a Cuauhtémoc Cárdenas, entonces el Jefe de Go­bierno de la Ciudad de México, por el asesinato del comediante Paco Stanley. Cuando desde los micrófonos se exigió su renuncia inmediata, en un coro de sinrazón periodística y manipulación, como no se había conocido hasta entonces.

Era sólo la noche de los buitres, así les llamé en mis comunicaciones siguientes. Otra noche de buitres, ésta con el supuesto cadáver de la primera víctima de coronavirus en un ataúd de cristal.

A las 23:42 horas, Animal Político lanzaba un mensaje confuso:

“Sobre el caso de José Kuri (hilo):

1. Ante las primeras versiones periodísticas de su fallecimiento, Animal Político buscó una confir­mación, que se obtuvo a las 21:42 de la noche de un vocero oficial.

2. Ese mismo vocero reconfirmó la nota a las 22:20.

3. Sin embargo, poco antes de las 11 de la no­che surgió la versión de que no ha fallecido y a las 23:20 la familia informó que, en efecto, sigue con vida, pero está grave.

4. Seguramente mañana habría confirmación oficial de la Secretaría de Salud.

5. El hospital ABC no ha informado nada. Sólo queda esperar la información oficial ante las versiones contradictorias.

Uno a uno, los medios fueron eliminando de sus cuentas de redes sociales los mensajes con la supuesta muerte y daban paso a la duda.

Cerca de la media noche, a las 23: 45 horas, la Secretaría de Salud salió al paso de la histeria informativa para aclararlo todo:

“En las últimas horas ha circulado la versión del fallecimiento, en un hospital del sur de la Ciudad de México, de un paciente masculino de 71 años, enfermo de coronavirus COVID-19. La Secretaría de Salud ha confirmado que hasta las 23:00 horas de este 15 de marzo, el paciente no ha fallecido, pero se encuentra en estado crítico.

Esperamos que logre sobreponerse a esta cir­cunstancia y reiteramos una vez más nuestro compromiso con la ciudadanía de informar de manera oportuna y veraz”.

Gravemente enfermo, el empresario seguía vivo. Sigue vivo hasta el cierre de este texto (23 marzo).

Era sólo la noche de los buitres, oportunistas carroñeros informativos en busca de escándalo, de primicia amarilla, de golpe mediático haiga sido como haiga sido… negados a la mesura, a la confianza en los especialistas, en el periodismo serio y profesional que se documenta, confirma y se esmera, tan necesario en tiempos de convulsión.

Un día después, cuando el presidente López Obrador habló de la irresponsabilidad de la pren­sa, muchos de ellos hicieron mutis. Los menos ofrecieron disculpas.

“Lo obvio: a nadie tendría por qué darle gusto si hay muere José Kuri por Coronavirus. Qué bueno que está vivo. Ojalá se recupere. Prefiero equivo­carme y leer los tuits críticos de muchos. La nota salió después de la “confirmación oficial”, que al parecer resultó equivocada”, anotaba Daniel Moreno en un tuit.

Sólo 15 minutos después, a exigencia de un lector, añadía:

“Como ya dijo un tuitero: te faltó una disculpa. Cierto: una disculpa”.

El resto de los periodistas permanecía en silencio.

Riva Palacio se justificaba de manera singular:

“EXTRA: Lo primero, una disculpa por difundir una información falsa, la muerte de José Kuri, que está muy grave por el COVID-19. La información provino de dos fuentes de su familia en una po­sición inmejorable. Una tercera fuente familiar, como aquí se reportó, las contradijo”.

En el mismo tenor, en el mismo ridículo tenor, López-Dóriga diría: “El empresario José Kuri Har­fuch permanece en estado extremadamente grave, con respiración asistida, en terapia intensiva de Médica Sur. Seguiré informando”.

En el colmo del ridículo, el comediante Callo de Hacha se deslindó… atacando a los otros: “Da asco el periodismo de este país. Ojalá y el wey viva porque ustedes ya lo mataron”, anotó en un primer tuit, al que siguió otro, dirigido a Animal Político: “no pueden ni verificar su pinche información y andaban cobrando por verificar mi Facebook, no tienen una pizca de madre”.

Aunque los epítetos contra todos ellos, con­tra todas ellas por matar a un hombre y luego revivirlo dominaron las conversaciones del día siguiente, del día posterior a esa noche de buitres, la mayoría de los comunicadores guardó silencio sobre su error.

Un silencio, vale decir, que se rompería apenas horas más tarde, cuando volvieron a la carga, muchos de ellos, con otra mentira.

18 de marzo de 2021