Rafael Aviña
Entre mayo y junio de 1966, Silvia Pinal a sus casi 35 años se trasladó a Brasil para filmar una de sus películas más inquietantes, atípicas y, quizá, la menos conocida de una filmografía superior a los 80 títulos a lo largo de 65 años de carrera fílmica. Se trataba de Divertimento, una película de tan solo 65 minutos dirigida por Luis Alcoriza, escrita por él mismo y Fernando Galiana. Esta cinta fue filmada junto con el corto de 32 minutos H.O., comedia erótica de Arturo Ripstein escrita por Gabriel García Márquez, que integraban el largometraje Juego peligroso (1966).
Con una bella y rítmica banda sonora a cargo de la afamada agrupación Tamba Trío, una serie de postales de Río de Janeiro servían para mostrar los créditos de Divertimento protagonizado por una muy sexy Silvia Pinal y el joven y sobreactuado Milton Rodriguez como Mario. Silvia es la millonaria Lena Anderson a la que Mario (su amante) y la esposa de éste, planean chantajear al embarcarse los tres en el yate de ella, donde le harán creer que él ha golpeado a su mujer en la nuca y la arrojarán al mar. Sin embargo, ella saldrá nadando y se ocultará para después exigirle doscientos mil dólares. No obstante, Lena remata y asesina de verdad a la mujer ante el azoro del católico empedernido Mario, quien le llama por teléfono para chantajearla según el plan previsto y Lena, pensando que se trata de un detective que ella conoce, asesina a éste; introduce el cadáver en la cajuela y hace el amor con Mario en el auto. Y es que Lena ha encontrado una fascinación con el crimen y la obtención de placer sexual a través del homicidio, trastocándose en una suerte de sicópata asesina en serie.
Divertimento, brutal relato de humor negro y erotismo desatado, contiene algunos momentos y diálogos notables y resulta un anticipo de un tipo de cine que se pondrá de moda en los años noventa. Incluso, la propia muerte de los amantes al final, se convierte en un estimulante sexual en un filme curioso, original y excesivo, casi impensable en la filmografía de una actriz capaz de recorrer con gran fortuna los dramas de provincia y la comedia citadina, el cine revolucionario el melodrama cabaretil, el arrabal urbano, o el drama social y religioso con toques surrealistas a cargo de Luis Buñuel que la dirigió en Simón del desierto, El ángel exterminador y esa esperpéntica obra maestra de tensión sexual sobre la piedad mal entendida que es Viridiana filmada en España donde fue prohibida, producida por el entonces marido de Silvia, Gustavo Alatriste.
Silvia Pinal (Guaymas Sonora 1931-CDMX, 2024) iniciaría una brillante y espectacular carrera al lado de figuras como Abel Salazar en el papel de su hermana pianista en El pecado de Laura o con Cantinflas a quien acompaña en Puerta joven. En El rey del barrio se embriaga con el aliento de Germán Valdés Tin Tan y “toma aigre” para besarlo en La marca del Zorrillo y compartir con él infinidad de disfraces en la comedia urbana musical Me traes de un ala. Con David Silva como boxeador en El amor es ciego, Silvia es una vendedora de lotería invidente y su vez, se ve obligada a casarse con Pedro Infante en El inocente, donde ella es una joven rica y mimada y él un mecánico automotriz. Al lado del propio Infante, Silvia Pinal obtuvo el Ariel de Coactuación Femenina en Un rincón cerca del cielo con algunas escenas muy crudas como aquella en la que su padre que encarna Andrés Soler la abofetea. Y en cambio Silvia se trasviste de jovencito y enamora a Miguel Torruco en la película de equívocos sexuales: Yo soy muy macho.
En 1954 filma en Cuba el relato de aventuras policiacas Un extraño en la escalera como la misteriosa y excitante rubia de la que se enamora Arturo de Córdova, donde estrenaría una sensual blusa conocida en breve como “modelo Pinal” según lo aclara el No. 77 (1957) de la Revista Cinematográfica Cine Mundial de Fabian Arnaud (Archivo Vivo de Filmoteca UNAM). Después, vendrían los Arieles por sus actuaciones en Locura pasional, La dulce enemiga y su cruce con Buñuel, y marcaría hitos en la moda en filmes como: Historia de un abrigo de mink, La adúltera o La sospechosa.
A partir de la segunda mitad de los sesenta y en adelante, Silvia se transformaría en actriz, cantante y bailarina, destacando aún más su sensualidad como los muestran: Los cuervos están de luto o Divertimento, filmando tanto en México como en el extranjero, combinando el melodrama eficaz en su papel de empleada doméstica en María Isabel y su continuación o como bella y simpática prometida de Julio Alemán en Los novios. Conmovedora en La soldadera de José Bolaños en el ingenuo personaje de Lázara, en el thriller de aventuras Shark!/ Nido de tiburones es la coprotagonista de Burt Reynolds y en la cinta de acción Los cañones de San Sebastián comparte créditos con Anthony Quinn y Charles Bronson. A su vez, en la divertidísima 24 horas de placer, Mauricio Garcés y Silvia, hacen lo imposible por tener un encuentro sexual, mientras intentan engañar a sus respectivas parejas (Ofelia Montesco y Joaquín Cordero); espléndida la escena en la que los amigos se encuentran por azar: Pinal espera a Mauricio y su marido sólo puede verle sus piernas sin reconocerla.
A fines de los setenta fueron audaces sus intervenciones cinematográficas en Divinas palabras y Las mariposas disecadas, incluso en los noventa como atractiva mujer madura en Modelo antiguo. Silvia aún siguió filmando en el nuevo milenio (Ya no los hacen como antes, o Tercera llamada), destacando a su vez como empresaria y productora teatral como lo muestran: Mame, ¡Qué tal Dolly! o Gypsy, y antes por supuesto, su notable paso por la TV con los célebres El show de Silvia, Enrique —con su entonces marido Enrique Guzmán— y de 1986 a 2007 con la teleserie Mujer. Casos de la vida real, quizá el primer programa que mostrara temas de género, violencia familiar y feminicidios. Todo ello y más marcan la presencia imprescindible de Silvia Pinal: diva irrepetible, icónica actriz y mujer que se volvió inmarcesible…