Bernardo Barranco
Los medios tradicionales de comunicación están en crisis. Encontramos muchas señales de descomposición que llevarán a los medios corporativos a examinar, tarde o temprano, sus proyectos. Las nuevas plataformas digitales, obligan a repensar la lógica y las nuevas reglas mediáticas. Hay un punto de quiebre: los jóvenes ya no ven la televisión ni leen los periódicos.
Los hábitos culturales y el acceso a la información están mutando. Los grandes consorcios televisivos mexicanos enfrentan un triple riesgo. En primer lugar, sufren una severa crisis financiera. Esta crisis económica es fruto de la pérdida de credibilidad. Y hay una notoria baja en las audiencias que tiene repercusiones en los ingresos comerciales. Se presenta un deslizamiento de las audiencias hacia las nuevas plataformas digitales. Llámese Instagram, Netflix o YouTube y otros, así como de miles de redes sociales que informan, debaten y entretienen a los usuarios.
Las televisoras están obligadas a repensar su modelo de negocio bajo el riesgo de perder viabilidad. Estadísticas de Nielsen, Investigación de Mercados INRA, HR Ratings y el último reporte del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford reportan que tanto Televisa como TV Azteca han agravado su crisis de contenidos y credibilidad entre las audiencias. La empresa HR Rating Media, señaló la contracción de audiencia de los noticieros estelares de las televisoras privadas.
Televisa tenía el 15.8% de audiencia en 2015, ahora ronda en 8%. Hechos de TV Azteca en 2015 tenía 9.7 %, ahora apenas el 4%. Televisa reporta una pérdida de más de 25 millones de pesos en el último trimestre. Mientras, Grupo Azteca de Salinas Pliego enfrenta deudas millonarias con diversos proveedores y una aplastante deuda con el SAT. Pero eso no es todo, hay un desprestigio, fruto de negocios turbios que se burlan del orden establecido. Salinas Pliego que se niega a pagar impuestos como lo hacemos todos. Muy grave la renuncia de Emilio Azcárraga Jean, quien pidió licencia a la presidencia ejecutiva de Televisa, en medio de un escándalo de corrupción con la FIFA.
La investigación penal en Estados Unidos ha repercutido en la cotización de las acciones en la bolsa. Son tres los factores que explican la crisis de los medios tradicionales. A) El drástico recorte de la propaganda oficial de más del 60%. B) Fin de negocios y acuerdos ocultos o subterráneos con el gobierno. C) Los grandes medios han perdido honorabilidad y decencia social. En suma, los medios tradicionales han perdido la hegemonía.
La narrativa de la realidad antes pasaba por su monopolio de la verdad, ahora se ha fracturado. Construyeron presidencias y destruyeron trayectorias políticas, cobraban caro el servicio de mostrar una verdad sesgada. Pese a todo, siguen siendo poderosos. La incursión de las “Mañaneras” ha sido un factor contundente de información alterna al acaparamiento de una supuesta realidad. Se abre una ventada de oportunidades a los medios públicos, no de competir por el número absoluto de audiencias, sino de llegar a donde los medios privados no lo hacen.
Los medios públicos tienen la oportunidad de informar con objetividad y construir nuevas narrativas sociales que fortalezcan los tejidos de la democracia en este país. Los medios públicos deben ser garantes del derecho a la información. Queda claro: sin información no hay democracia. La misión de los medios públicos se debe a las audiencias, al ámbito de la agenda pública en materia social, cultural y política. Servir al interés público con productos tangibles de servicio y de alta calidad. Los medios públicos continúan siendo objeto de examen crítico y desconfianza. Los regímenes priistas y panistas, hasta el 2018, los usaban para estar al servicio del gobierno federal y de diversas entidades.
Los sistemas públicos se convirtieron en aparatos ideológicos de Estado. Programaciones mediáticas al servicio de los proyectos gubernamentales. No podemos obviar la polarización política actual que desemboca en la radicalización de programas de opinión, en radio y TV, en franca oposición al proyecto de la 4T. Un ejemplo: llovieron críticas desde el polo mediático opositor al noticiero “Punto de Referencia”, al calificarlo como un noticiero “chairo”.
Con sensatez, Álvaro Cueva, especialista en medios, respaldó esta iniciativa del Canal Once y del SPR, argumentando que frente al cerco informativo que hay alrededor de todo lo que tenga que ver con el gobierno, la Cuarta Transformación y los medios públicos: “Sí, es un programa que apoya al presidente y a la 4T. Sí, es un proyecto dedicado a desmentir a las personas y a los medios que atacan a AMLO”.
En democracia se vale y remata: “¿pero por qué no va a existir un noticiario chairo cuando la industria de la televisión mexicana está llena de noticiarios fifís? Debido al resultado electoral del 2024 con la mayoría de las entidades en modo 4T, los medios públicos, su fuerza y alcance, pueden ser enormes y al final podrán competir contra las televisoras comerciales de los más poderosos medios privados de radio y televisión. Se requiere de proyectos conjuntos y objetivos comunes.
Por ello “Punto de Referencia” es un valioso ensayo. ¿Quiere decir que los medios públicos serán ahora aparato ideológico de Estado a favor de la 4T? Lo veo difícil. La propia presidenta Claudia Sheinbaum, descartó en una “Mañanera” que los medios públicos fueran del gobierno, son del Estado, son públicos, dijo. En términos noticiosos y culturales, los medios públicos tienen ahora una oportunidad extraordinaria para hacerse sentir ante las audiencias con productos de calidad y de servicio.
Construir visiones plurales de la realidad que fortalezcan la democracia y la convivencia. Jenaro Villamil, Presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), con tino sostiene: “el nuevo paradigma de medios de comunicación pública en México, no oficiales o gubernamentales, ni extensiones de la voz del gobierno federal o del presidente en turno, ni que estén subordinados al modelo de comunicación privado; no se trata de censurarlos o acabarlos, sino crear una alternativa pública”.
El enfoque a las audiencias es la clave. El espacio de lo público es el terreno obligado. Más que aparato ideológico, los medios públicos deben ser vehículos de gobernabilidad e instrumentos de gobernanza. Los medios públicos deben coadyuvar para construir y ejercer ciudadanía. Hurgar con delicadeza en nuestra memoria colectiva y fortalecer nuestra identidad. Deben contribuir con pluralidad al desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y la procuración de justicia.
Atender con dignidad los sectores más vulnerables como los indígenas, los ancianos, los discapacitados, cuidar el medio ambiente, reconocer el buen gobierno bajo el respeto a los derechos humanos y ante todo la libertad.
Sociólogo experto en religiosidad y temas electorales, conductor de televisión y radio, articulista en medios impresos. Director general del Sistema Mexiquense de Medios Públicos.