Centenares de jóvenes marcharon desde el Casco de Santo Tomás hasta el Zócalo capitalino para condenar la matanza estudiantil del 10 de junio de 1971.
Estudiantes de planteles del Instituto Politécnico Nacional y de la UNAM volvieron a recuperar la historia de aquel trágico suceso, cuando centenares de paramilitares -entrenados y pagados por el gobierno del entonces Departamento del Distrito Federal-, reprimieron la manifestación estudiantil sobre Avenida de los Maestros en el Casco de Santo Tomás.
Con varas de kendo y algunos con pistolas y rifles, los paramilitares golpearon, reprimieron, rompieron mantas y dispararon en contra de la multitud, sin ninguna razón ni argumento. Su objetivo fue reprimir sin miramientos aquella manifestación para desaparecer cualquier ánimo de protesta, tres años después de la matanza del 2 de octubre de 1968.
Los jóvenes fueron acompañados por integrantes del “Comité 68” y sobrevivientes de la masacre del 10 de junio de 1971. Además por padres de los 43 normalistas desaparecidos de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa; integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y otros grupos.
Durante la movilización se gritaron consignas como: «¡10 de junio, no se olvida, es de lucha combativa!, “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!», y «¡Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos!».
Un contingente del CCH Naucalpan, gritaba: ¡»Fuera porros de la UNAM»!, a la vez que pedían a las autoridades se esclareciera la muerte del estudiante de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, ocurrido el 8 de mayo a las afueras del plantel.
En la marcha Víctor Guerra, del “Comité del 68”, comentó que «el derecho a la memoria es muy importante y sacar estas marchas año con año tienen como propósito preservar la memoria para que actos como estos no vuelvan a repetirse. También estamos en la búsqueda y en la lucha por la justicia, porque son 53 años de impunidad, donde no se ha logrado establecer una sentencia que condene a los perpetradores de este crimen y que han sido protegidos por distintos gobiernos priístas y panistas del pasado».
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