Conocedores del impacto que el diseñador de modas Giorgio Armani impuso en el mundo de las pasarelas durante el último medio siglo, dos catedráticos de la Facultad de Arte y Diseño (FAD) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alma Martínez Cruz y Julián López Huerta, analizan la importancia del italiano en la alta costura.
Abraham Pensamiento
¿Qué representó Giorgio Armani en la moda, la cultura, y la sociedad?
AM: Giorgio Armani murió casi a los cien años de edad, por lo que vivió todo lo que fue el siglo pasado, al menos desde los años 30, experimentó las grandes transformaciones del mundo tras la Segunda Guerra Mundial, la posguerra, y la modernidad, es por ello que se le conoce como el padre del minimalismo y de la elegancia a nivel internacional. A diferencia de otros diseñadores que incorporaron aspectos de la cultura, como el patronaje o los colores, Armani aseguraba que lo menos, es más, como una intención por democratizar la moda, sus prendas no solamente tenían que ser para la clase alta o para los artistas conocidos como “embajadores de marca”, actores de cine o modelos de las pasarelas, sino que cualquier persona podía portar un Armani. Este diseñador de moda aseguraba que no era necesario mucha visibilidad, pues el lujo es silencioso. Uno de sus pensamientos más sobresalientes es que una manera de revelarse es la elegancia.
JLH: Armani va más allá de la moda. La moda es una parte espacio-temporal, un espacio en donde se aplica un tiempo. Armani rompe la barrera espacio-tiempo cuando se habla de los clásicos, o bien, de los diseños extremadamente funcionales, por lo que no solamente propone una moda o se centra en el espacio-tiempo de la Italia de la segunda mitad del siglo XX, sino también produce un estilo, que lo acerca mucho a las artes plásticas. Entonces, su trabajo ya no solamente es un diseño funcional, al contrario, se vuelve un ícono en términos simbólicos y semióticos con respecto a la cultura. Otro de sus legados es el género, es decir, él aporta una intención del discurso de género en donde se pueda fluir entre la estilística andrógina para borrar ciertos límites.
¿De qué manera el estilo minimalista de Armani se convirtió en un símbolo de vestimenta?
AM: El tema del género fue algo sumamente importante. Durante los años 70 y 80 del siglo pasado, se introdujo un concepto bien interesante que se llamó power suite, es decir, los trajes con los que se había conseguido la liberación femenina los hizo Coco Chanel, pero la reinterpretación que hace Armani ya en esas mismas décadas fue retomar elementos masculinos para llevarlos al mundo femenino, pues él ya hablaba de una mujer empoderada, empresaria, líder, política, este concepto fue totalmente minimalista, una corriente artística que utilizó Piet Mondrain. Armani toma estos elementos mínimos, en donde lo menos, es más, conjuntándolo con elegancia, poder, éxito y lujo, que no solamente lo podía portar la gente con dinero, sino también aquellos que no tenían tanto dinero.
JLH: El minimalismo abreva de dos lugares fundamentales: la Europa escandinava, en particular de Suecia y de Noruega, así como del lejano Oriente, sobre todo de Japón, en donde ya existía un minimalismo filosófico-religioso. El minimalismo -extraído de estas dos regiones fundamentalmente- produjeron un enorme “romanticismo” a mediados del siglo XX, de ahí obtiene la idea de lo mínimo esencial como muestra de elegancia. Esto también genera económicamente un impacto, porque ya no hay un argumento para decir que va a costar tanto, ya que es el mínimo necesario. La elegancia se vuelve un concepto más de persona que de objeto, ese es uno de los legados importantes de Armani. A diferencia de Laurent, los diseños de Armani son más sencillos con el propósito de que la persona destaque por encima de las cosas.
¿Qué otros artistas del mundo de las artes plásticas influyeron en Armani?
AM: La Bauhaus y luego la Escuela de Ulm impactaron mucho. Asimismo, fue muy importante el diseño alemán que, tras su salida por el nazismo, llega a Estados Unidos. Del mismo modo, el funcionalismo en la arquitectura influyó muchísimo más, así como todos los artistas minimalistas, al igual que aquellos que formaron parte del movimiento Fluxus. Aunque cada diseñador tiene sus particularidades, la de él fue el lujo masificado.
JLH: Armani adopta vanguardias de principios del siglo XX, como la Bauhaus, luego se va dispersando hacia otros aspectos como el cubismo, el futurismo de Marinetti, y las ideas abstractas del pensamiento plástico. Hace una transición muy interesante a partir de los años 50 y 60 con el pop-art, el arte conceptual contemporáneo, es más, hay una fotografía de Armani junto a Andy Warhol, de manera que va depurando su idea de minimalismo dentro de su creación de objetos a partir de quitar lo que a él no le parece conveniente para llegar a esta idea de la moda mínima. Armani logra superar la idea del pop art hasta situarse en la época postindustrial.
Armani vivió las grandes transformaciones sociales, ¿de qué forma los diseños de Armani manifestaron reflejo de aquellas épocas?
AM: Armani vivió todos estos cambios y transformaciones a partir de estos movimientos y ante las carencias, de la austeridad, hecho que capitalizó, ya que la industria no tenía para pigmentos ni para textiles, así que retomó lo que había en ese momento. Recordemos que la moda es toda una industria: textil, hilos, pigmentos, mano de obra, así que había que retomar lo que se tenía. Por ejemplo, en el modelo escandinavo, donde sólo hay colores básicos, como el blanco, negro, gris, y el café. El trabajo de Armani también está inspirado en el escultor Carl André, principalmente con el empleo de grises, blancos, negros. Por otro lado, el postmodernismo es otra de las corrientes que lo inspiraron, el cual también vivió el mismo diseñador italiano, en donde todo se valía, sin embargo, siempre se mantuvo fiel a su propio estilo.
JLH: Hay algo que me parece muy interesante de Armani en el contexto socioeconómico: la industria de la moda como “emprendedurismo”, es decir, este diseñador es parte de los fundadores de la industria de la moda como lo conocemos en este momento, no fue una persona que heredó recursos de su familia, sino que se hizo a sí mismo un empresario. Lo más escandaloso de Armani fue el pago de impuestos; sin embargo, algo que lo caracterizó fue la independencia de los modelos de negocios de la propia industria, pues la mayoría de los diseñadores forman parte de un esquema corporativo, pero Armani fue independiente de esas reglas, siempre defendió una filosofía propia, sin rendirse a los embates del mercado.
¿Qué comunica alguien que porta un traje Armani o se viste con sus accesorios?
AM: Yo preguntaría “¿qué significa moda?” Moda viene de modus, es decir, el modo de ser de una persona, de cómo te presentas y qué representas ante los demás. Muchas veces confundimos el concepto de moda con tendencia, pero no son lo mismo, por lo que vestir un Armani demuestra elegancia, poder adquisitivo, diferenciación frente a otras marcas. Sin embargo, es importante decir que no sólo quien usa sus trajes o sus vestidos, también pueden ser zapatos, perfumes, entre otros.
JLH: Hay un libro de Roland Barthes titulado El sistema de la moda, cuyo análisis de la moda lo plantea en términos semióticos, de forma que cuando preguntamos qué significa portar un Armani, tendríamos que hablar de los códigos y de la relación simbólica de la contemporaneidad. La gente viste Armani para demostrar seguridad, comodidad al igual que elegancia en el sentido del minimalismo, es decir, hay una autopercepción de sí mismo como “seguro” con lo mínimo. El símbolo se vuelve interior más que social. Por ejemplo, cuando tengo un automóvil Ferrari, la gente lo nota, porque la física del objeto lo hace posible, pero vestir un traje de esta marca resulta muy difícil enterarse.
No obstante, ¿qué simboliza vestir con un traje Armani? Simboliza poder adquisitivo, seguridad, personalidad, algo muy individual. Tiene que ver con esa parte simbólica que establece Malinowski cuando habla de la cultura simbólica, en donde yo me empiezo a desarrollar un nivel de estatus social a partir de lo que visto en términos de mi propia pertenencia, no solamente del objeto que me pertenece, sino al grupo que pertenezco.