El frenesí bélico israelí
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El frenesí bélico israelí

Naief Yehya*

Nueva York.- Los sueños del sionismo parecen estarse cumpliendo. Por un lado el exterminio del pueblo palestino avanza a pasos agigantados con la última campaña de asesinatos masivos disfrazados de entrega de alimentos por una siniestra organización humanitaria estadounidense israelí, Gaza Humanitarian Foundation (GHF), que ha sido usada para matar gazatíes desesperados en busca de alimentos. La campaña genocida sigue con el bloqueo de alimentos y medicinas, los bombardeos constantes en toda la franja de Gaza, el hacinamiento de toda la población en minúsculas zonas “seguras” y con la cacería constante e indiscriminada con francotiradores, drones y tanques de civiles.

Mientras en Cisjordania los colonos y el ejército avanzan en su hostigamiento, acoso, destrucción, robo de tierras, bienes y ganado de la población nativa. En lo que parece un parpadeo, Israel ha incapacitado a Hezbolá, arrasado a Hamás y contribuido a derrocar al gobierno de Bashar Assad en Siria. Por el otro lado el gobierno de Netanyahu finalmente está llevando a cabo su máxima fantasía de hegemonía y dominio de la región: atacar a Irán.

El 12 de junio de 2025 a las 11:00 am, tiempo del este, Israel comenzó la agresión bajo la ridícula pretensión de que se trata de un ataque preventivo para impedir que la República Islámica desarrolle bombas atómicas, un reclamo histérico que vienen haciendo desde hace décadas. Los israelíes programaron aparentemente su ataque para coincidir con el reporte de la Agencia de Energía Atómica Internacional (IAEA) que condenó a Irán por violaciones al tratado de no proliferación atómica (NPT por sus siglas en inglés).

Un tratado que Israel no ha suscrito a pesar de ser una potencia atómica y de no haber nunca revelado siquiera la existencia de su extenso arsenal que se estima cuenta con cerca de 90 bombas nucleares. La IAEA no acepta que sus conclusiones representaran ninguna emergencia ni validaran ataque alguno. 

Las propias agencias de inteligencia estadounidenses saben que no existe la amenaza, y el programa de armas nucleares iraní que fue detenido en 2003 nunca fue reautorizado por el régimen.

Obviamente este ataque fue planeado hace muchos meses y, el elemento determinante siempre ha sido que Estados Unidos se comprometa y esta sea también su guerra. Lo que es claro es que Israel es parte de la maquinaria imperial expansionista estadounidense.

Por más que algunos quieran ver a Netanyahu como una fuerza descontrolada que ignora o incluso desafía los designios de Washington, en realidad sus acciones son parte de un plan estadounidense a largo plazo de establecer una esfera de influencia y el control de recursos, gobiernos y comunicaciones, con miras a acorralar a las otras potencias: China y Rusia.

En los primeros momentos de su ataque, Israel se enfocó en asesinar generales en sus hogares con sus familias y en bombardear sitios de enriquecimiento de uranio en Natanz. Esa primera embestida unilateral y sin provocación parece haber aniquilado a los principales líderes militares, incluyendo al general Mohammad Bagheri, al comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), Hossein Salami, y el jefe de la Fuerza Aeroespacial, Amir Ali Hajizadeh, en una estrategia de decapitación similar a la que usaron en contra de Hezbolá. Así mismo, asesinaron a los principales científicos nucleares del país, algo que vienen haciendo de poco a poco desde hace años por medio de espías y asesinos infiltrados.

La estrategia de decapitar al liderazgo de las organizaciones enemigas ha tenido buenos resultados para Israel, de ahí que muy pronto comenzaron a correr rumores de que Israel planeaba asesinar al líder supremo Ayatola Ali Khamenei. Y esto se hizo al repetir en redes sociales y algunos medios que Trump había intervenido para disuadir a Netanyahu de no matarlo. Poco después el propio Trump en su red social amenazó diciendo que sabían dónde se encontraba Ali Khamenei y que no pensaban matarlo, por lo menos por el momento.

Los asesinatos de líderes, incluyendo de Ali Shamkhani, quien fue ministro de defensa y actualmente estaba participando en las pláticas de paz con Estados Unidos, ponen en evidencia dos cosas: el nivel en que la inteligencia israelí ha penetrado al liderazgo iraní y la determinación en impedir que las pláticas tengan algún tipo de éxito. Esta es una prueba más de que Israel no tiene interés en detener el programa nuclear, sino destruir al régimen e instalar a un gobierno títere. No olvidemos que buena parte del caos actual en el Medio Oriente tiene que ver con la impunidad de la CIA y el precedente que se estableció cuando en 1953 derribó el gobierno iraní de Mohammad Mosaddegh.

Irán respondió horas después con tres oleadas de misiles y drones, algunos de los cuales pudieron sobrepasar el sistema de protección “domo de hierro”. Su enfoque inicial fue la infraestructura militar y de inteligencia en Tel Aviv, la cual está situada convenientemente entre zonas residenciales, convirtiendo a los ciudadanos en útiles escudos humanos. El secretario de estado, Marco Rubio, declaró al inicio del conflicto que Estados Unidos no estaba involucrado en el ataque. Pero poco a poco se fue revelando que el material militar usado y la inteligencia eran estadounidenses. No fue hasta el quinto día en que Trump dio un ultimátum al liderazgo iraní para que se rindieran incondicionalmente y comenzó a referirse a las acciones militares llevadas a cabo como “nuestras”. Trump habló con Netanyahu y le dio todo su apoyo de manera pública. Una vez que el ataque demostró ser exitoso, por lo menos en su primera fase, Trump quiso ser parte de él y adjudicarse la responsabilidad. Trump publicó en su red:

“Tenemos ahora completo y total control de los cielos sobre Irán. Irán tiene buenos rastreadores de los cielos y otro equipo defensivo, y bastante, pero no se compara con las ‘cosas’ concebidas y manufacturadas en América. Nadie lo hace mejor que el viejo EUA”.

Y después, en plan de clara operación de terrorismo psicológico, dijo que toda la población de Teherán, diez millones de ciudadanos, debía de ser evacuada. Con esas declaraciones torpes, cataclísmicas y violentas Trump intentó ser el centro de atención, pero al hacerlo se divorció de cualquier ilusión de ser un presidente que terminaría con las guerras en curso y no iniciaría otras, como prometió a su base MAGA. Era evidente desde hace 10 años en que bajó la célebre escalera eléctrica de la Trump Tower, acompañado de su esposa, para anunciar su candidatura presidencial que se trata de un individuo sin la menor convicción, brújula moral, conocimiento de la política internacional o sentido común. Pero ahora su inseguridad y temperamento lo están llevando a desatar la que puede ser la más desastrosa guerra de la región.

El ataque tuvo lugar mientras Estados Unidos estaba en pláticas con Irán, las cuales inicialmente anunciaban un acuerdo semejante al que alcanzó el gobierno de Obama. Un tratado del cual Trump renegó y se desvinculó en su primera presidencia. Sin embargo, súbitamente los negociadores estadounidenses cambiaron sus exigencias para hacer imposible cualquier acuerdo y forzar a Irán a negarse a firmar.

El portaaviones Nimitz fue redirigido del mar de China hacia el Medio Oriente, así como cientos de aviones militares en territorio estadounidense fueron enviados a las bases de Europa y Asia. Cuando esto se escribe, Trump anunció que necesitaba dos semanas para tomar la decisión si su país participaría en la guerra activamente.

Sin embargo, es evidente que la decisión ya ha sido tomada y tan sólo es cuestión de tiempo en que aviones de ese país comiencen a bombardear blancos iraníes, en particular en lo que respecta a bombas como la GBU-57A/B, la Munición de Penetración Masiva (MOP) o destructora de bunkers de 13,000 kg (30,000 libras) que puede penetrar hasta 60 metros de concreto antes de explotar, y que únicamente tiene Estados Unidos, así como el bombardero B2 o B52 que puede lanzarlas. Se supone que sólo una bomba de esa naturaleza podría destruir la base de Fordow que se encuentra enterrada bajo una montaña.

Es muy probable que Trump quiera ser un presidente en guerra, por el glamur que imagina que eso representa, pero a la vez parte de sus asesores, seguidores y lambiscones no tienen ningún entusiasmo por seguir el camino de George Bush, Barack Obama e incluso Joe Biden, a quienes la estrella del Reality Show, El aprendiz, ha criticado durante años por su incapacidad de poner fin a las guerras. Por otro lado, Trump quiere presentarse como un líder impredecible al que se debe temer porque puede actuar con furia y locura.  

Existe una percepción muy común entre muchos analistas de que Netanyahu logró desbordar y poner a Trump en desventaja con sus acciones. Trump ha intentado sacudirse esa acusación al mostrarse beligerante, pero la realidad es que es difícil saber hasta qué punto él estaba de acuerdo desde el inicio. Mientras la desinformación, los hackeos masivos a Irán, sabotajes a los medios de comunicación, asesinatos de personalidades y las campañas de guerra psicológica se multiplican con la peregrina ilusión de que eso hará que la gente se levante en contra del régimen de los ayatolas, a pesar de que históricamente esto no sucede.

De hecho, hasta ahora el resultado ha sido el opuesto, numerosas figuras de la disidencia y opositores políticos del régimen se han manifestado a favor del régimen y del ejército, así como en contra del ataque injustificado y la carnicería israelí en Irán y otros países. Las bombas y destrucción israelí han traído una oleada de unidad, por lo menos en esta fase del conflicto. Lo que es claro es que Irán está solo ante sus enemigos, ninguna nación grande o pequeña arriesgará nada para acudir a su ayuda.

Ni Rusia ni China, ni ningún otro país integrante del bloque BRICS. Así como los palestinos han sido y siguen siendo ignorados por la mayoría de los gobiernos del mundo, con la excepción de la milicia libanesa de Hezbolá que fue diezmada por su atrevimiento y Ansar Allah o los hutíes de Yemen que siguen siendo bombardeados regularmente por oponerse al genocidio, bloqueando y atacando navíos en el mar Rojo solidariamente para impedir el acceso de bienes a Israel, Irán no puede contar con ningún aliado en esta guerra.

El costo de esta guerra es altísimo para ambas partes. La diferencia es que los contribuyentes fiscales estadounidenses patrocinan las bombas israelíes mientras que Irán no cuenta con ese tipo de apoyo extranjero. La destrucción y extermino de Gaza hasta diciembre de 2024 ha costado alrededor de 67.5 mil millones de dólares, mientras que tan sólo dos días de guerra con Irán costaron 1.45 mil millones de dólares. Por el momento, se habla de alrededor de 600 muertos iraníes y 20 israelíes. Esta cuenta seguramente aumentará.

La estrategia de Netanyahu parece clara, mientras siga extendiendo sus guerras la comunidad mundial que comenzaba a cuestionar el genocidio del pueblo palestino seguirá apoyándolo. Los aliados que estaban a punto de tomar algunas (tibias) medidas para protestar el uso del hambre para exterminar a los gazatíes (para darse un barniz de humanidad) por ahora apoyan sin cuestionamientos a Israel a pesar de la absoluta ilegalidad de sus guerras contra Irán.

La grotesca hipocresía de los líderes europeos es casi caricaturesca en su denuncia de Irán como si ellos fueran la parte agresora. Internamente sucede algo parecido, aún los críticos de Netanyahu ahora apoyan esta guerra, con lo que las acusaciones y enredos legales que pesaban sobre él y su gobierno se siguen posponiendo, así como ha quedado neutralizado el riesgo de que se desintegre su coalición gobernante. Los nuevos abusos y transgresiones harán olvidar los viejos abusos y transgresiones, los crímenes de guerra de hoy harán que perdamos de vista los de ayer, el genocidio de mañana opacará al de los últimos 20 meses. Israel es como un jugador altamente ambicioso y adicto en una buena racha que ha decidido apostarlo todo, por lo que actúa con absoluto frenesí.

El periodista de investigación veterano Seymour Hersh, quien describió desde 1991 el programa nuclear israelí en su libro The Samson Option, afirmó el 19 de junio que no hay duda de que Estados Unidos ha suscrito ya un plan de bombardeos extensos pero “no de saturación” en Irán.

Los estrategas de acumulados fracasos que han sido responsables de masacres inmensas en el Medio Oriente desde 2001 planean ya el futuro de Irán sin los ayatolas, probablemente con un régimen disidente que incluya al hijo del depuesto Shah, Reza Pahlavi, que sería la marioneta ideal, como lo fue su padre.  

Esta es una repetición del modelo absurdo que trataron de aplicar en Iraq, Afganistán y Libia y que en cada caso condujo a desastres inmensos. La imbécil fantasía de imponer un régimen “democrático” a bombazos sigue siendo el dogma entre los brillantes estrategas estadounidenses (demócratas y republicanos) e israelíes.

*Analista internacional, ensayista y escritor. El Planeta de los Hongos, su más reciente libro.

16 de julio de 2025