El caso Assange; un debate por la libertad, ¿triunfo o claudicación?
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El caso Assange; un debate por la libertad, ¿triunfo o claudicación?

Tanius Karam

Este 24 de junio, el periodista y creador del portal WikiLeaks, Julian Assange, tras haber pasado 12 años en custodia policial, aceptó declararse culpable de conspiración y filtración de documentos confidenciales ante una Corte estadounidense ubicada en las Islas Marianas, en el océano Pacifico.

Julian Assange (Australia, 1971) es un periodista y programador, quien desde joven fue un talentoso hacker, por lo que fue acusado en 1995 de actividades por hackeo, evitando la prisión.

Estudió física y matemáticas y coescribió un texto conocido como Cypherpunks. Gracias a WikiLeaks se pudieron exponer abusos de poder y crímenes de guerra, lo que lo llevó a enfrentar múltiples acusaciones y controversias.

En 2012, se refugió en la embajada de Ecuador en Londres para evitar la extradición a Suecia por acusaciones de delitos sexuales. Fue arrestado en 2019 y encarcelado en el Reino Unido, enfrentando la extradición a Estados Unidos por cargos de espionaje y conspiración.

WikiLeaks fue famosa por divulgar información confidencial sobre guerra, espionaje y corrupción. Entre sus revelaciones más impactantes fue el video de 2010 que mostraba la matanza de civiles en Bagdad por el ejército estadounidense y documentos filtrados por Chelsea Manning (antes Bradley Manning) que expusieron muertes de civiles en Afganistán e Irak.

Esta información reveló cómo el ejército de estadunidense mató a cientos de civiles en Afganistán. También difundió que el número de civiles asesinados en la guerra en Irak era de 66 mil, muchos más de los aceptó Estados Unidos oficialmente.  Además de miles de cables de diplomáticos estadounidenses donde se revelaba que quería recopilar información «biográfica y biométrica» de funcionarios clave de la ONU.

Tras el escándalo, varias instituciones financieras estadounidenses comenzaron a bloquear las donaciones a WikiLeaks, principal fuente de ingresos del sitio. Poco después, las autoridades suecas solicitaron su captura para interrogarlo sobre acusaciones de violación y abuso sexual a dos mujeres en 2010, mientras estaba de visita en Estocolmo para dar una conferencia.

Queda a debate la discusión sobre la “autenticidad” del acuerdo con las autoridades de justicia estadunidenses, donde al parecer, el gobierno australiano habría mediado, y de hecho pagado el avión, que llevó a Assange del Reino a Saipán, Islas Marianas, donde firmó un acuerdo de culpabilidad, el cual Estados Unidos conmutaría la pena por los años (más de 12) que ha pasado en retenciones, asilos y prisiones de máxima seguridad.

En las imágenes que han dado la vuelta al mundo, se ve a Assange subiendo al avión, se puede ver al hombre de 53 años envejecido. Cabe señalar que, de haber sido declarado culpable en territorio estadunidense, Assange habría enfrentado hasta 175 años de cárcel. Para evitarlo, aceptó declararse culpable de espionaje en las Islas Marianas que tienen estatuto de estado libre asociado como es el caso de Puerto Rico.

La interpretación de este acuerdo entre Assange y Washington tiene varios ángulos, para el Reino Unido, el acuerdo redunda en un proceso muy costoso para el erario inglés de millones de libras esterlinas en custodia policial y en procesos legales. Además, Estados Unidos es un país muy dividido en este momento y las opiniones al respecto se polarizan.

El presidente Biden quiere capitalizar la liberación de Assange al haber logrado se declare culpable, aunque sea en una isla remota; por su parte, políticos, como el ex vicepresidente Mike Pence, consideran que el acuerdo con Assange ha sido incorrecto, ya que el australiano puso la vida de varios soldados estadounidenses en peligro sacando esta información a la luz por lo que el periodista debió haber sido procesado penalmente.

Líderes internacionales habían solicitado ya resolver el caso de Assange, como López Obrador, pero también el gobierno australiano y hasta el primer ministro de Albania. Hay que decir que el avión que llevó a Assange a las islas del pacífico fue pagado por el gobierno australiano.

Varias ONGs y organizaciones periodísticas han reaccionado de manera muy positiva diciendo que esta es una victoria para la libertad de prensa. No obstante, en Estados Unidos hay reacciones encontradas: un alivio, sí, pero también han señalado que no fue la mejor manera; la confesión de culpabilidad, ya que este es un precedente para que en adelante periodistas denuncien violaciones o abusos del gobierno estadunidense fuera del territorio de este país, porque esto atenta contra la primera enmienda de la constitución del vecino país.

Este es el elemento agridulce del “acuerdo” de Assange, celebrado, sin duda, porque el programador parece que ha logrado su libertad, podrá regresar con los suyos a su país; pero para el periodismo de investigación, para los periodistas o informantes se presenta como una advertencia en lo que toca la seguridad de los estados.

Si emana alguna lección de este caso es que coloca a los periodistas de investigación en una situación de vulnerabilidad, entre el deber de informar y la interpretación que de sus leyes hacen países como Estados Unidos, quien ciertamente se vio exhibido como una potencia en declive, y una nación con poca o nula observancia a los derechos humanos y a la libertad que dice defender y preservar. 

26 de junio de 2024