Manuel Tejeda Reyes*
En una burda pantomima que mostró su clara intención de apoderarse de la oposición política y convertirse en candidato presidencial en las elecciones del año 2030, el millonario Ricardo Salinas Pliego realizó una nueva puesta en escena, digna de los programas que se transmiten en los canales de la televisora de la que es concesionario, y el pasado 15 de septiembre presentó una especie de “Grito” de independencia, realizado en un video que se publicó en redes sociales, donde convocó a los mexicanos a unirse a su recién creado “Movimiento Anticrimen y Anticorrupción” (MAAC).
Antes, en una entrevista muy complaciente con el periodista Ramón Alberto Garza, Salinas Pliego no descartó postularse como candidato presidencial en el año 2030, con la misión, según él, de evitar que México se convierta en Venezuela. En esa entrevista, el concesionario bosquejó una especie de lo que a su entender sería un programa de gobierno, que incluye la política de mano dura contra el crimen organizado, sin especificar en qué consistiría eso, y una merma en las tareas del Estado.
Días después, el magnate convocó a un grupo de periodistas y personajes públicos identificados con él -varios de ellos sus empleados y colaboradores en los programas de TV Azteca– para lanzar su movimiento MAAC que, según su mismo creador, aspira a dar la “batalla cultural e intelectual” contra la 4T y unificar al “40%” de la población que, dice él, “está en contra del régimen”
En su “Grito”, el plutócrata Salinas Pliego manifestó lo siguiente: “Yo los convoco a unirnos todos en resistencia, y si eres parte de este movimiento, estarás de acuerdo que no podemos consentir y no podemos conceder ante un régimen que se muestra criminal y corrupto”.
Su llamado no es fruto de un reciente interés por enfrentar la corrupción y la violencia criminal; tampoco es producto de una genuina preocupación por enmendar lo que no funciona en el país, porque en realidad sus desplantes de las últimas semanas se inscriben dentro del enfrentamiento directo que mantiene con el gobierno de la autoproclamada “Cuarta Transformación”, el cual estalló por su negativa a pagar los multimillonarios créditos fiscales que sus empresas adeudan al Servicio de Administración Tributaria (SAT) desde hace años.
Las imágenes de su puesta en escena ilustran el tamaño de la farsa. Salinas Pliego es el actor principal, mira de frente a la cámara, aparece acompañado de su esposa María Laura Medina, a su lado están una bandera de México, un estandarte de la Virgen de Guadalupe y atrás una pantalla de televisión con la proclama: “Vida, propiedad y libertad”.
El concesionario de TV Azteca llamó a los mexicanos a “definirse” en uno de dos bandos: el del “comunismo” –o sea, el bando de gobierno y de Morena- que va a proyectar a México hacia la “miseria”, como ocurre en Venezuela o en Cuba; o, faltaba más, el suyo, que es el del grupo de la “innovación, la competencia, la mejora continua” y, por supuesto, la “prosperidad”. El nuevo primer actor de su propia producción también aseveró que “es momento de elegir de qué lado estamos: del lado del bien o del lado del mal”.
Y ya encarrerado, olvidando su propio pasado como concesionario de las tarjetas del “Bienestar” y mostrando una gran ignorancia sobre cómo funcionan en la realidad los sistemas comunistas, no se quedó con las ganas de decir que “México está en manos de un gobierno integrado por personajes peligrosos; tienen una ideología realmente perversa. Son comunistas, son los mismos que llevaron a Venezuela y a Cuba al desastre. Ya ni qué decir de la Unión Soviética, y de la China comunista de Mao”, aseveró un histriónico Salinas Pliego, quien también denunció las “obras inútiles” o los “contratos con sobreprecio”.
La señora María Laura Medina hizo uso de la palabra para decir que ella, “como esposa de Ricardo Salinas, pero también como madre y como mexicana”, está “convencida que las ideas que él propone son las correctas”, y dijo que estaba “para apoyar la resistencia y para dar la batalla cultural”, pero sin aclarar si para ella la cultura se define en los programas que se proyectan en TV Azteca.
El soberano de la televisión concluyó su arenga con un llamado que “retumbe por todos lados”; dijo que “un México libre no se entrega y un México en paz se defiende” y, para concluir con la tramoya presidencialista intentada en el video, lanzó tres gritos de “¡Viva México!”, a los que respondieron su esposa y personas fuera de la imagen con el grito de “¡Viva!”
No hay ninguna duda de que Salinas Pliego está intentando construir una plataforma política desde la cual buscará capitalizar el malestar y la indignación de los sectores sociales que no están satisfechos o que son absolutamente contrarios a los gobiernos de Morena. Asimismo, busca ya polarizar a los ciudadanos en el bando de los buenos, a los cuales él va a encabezar, y el de los malos, que son los integrantes del gobierno y todos aquellos que lo apoyan. Sabe que la oposición política mexicana está absolutamente desdibujada y por eso buscará usarla para beneficiarse de los registros partidistas que pueda sumar a su causa.
Su “Movimiento Anticrimen y Anticorrupción” en la misma denominación lleva implícitas las contradicciones de su creador. Salinas Pliego se quiere presentar ante la ciudadanía como el enemigo de la corrupción, pensando que se va a olvidar el hecho de que él adquirió TV Azteca con un préstamo de Raúl Salinas de Gortari, el señor que cobraba el 10 por ciento del monto de las operaciones a quienes adquirieron activos públicos del gobierno, en la época en la que su hermano Carlos fue presidente de las República. En su propia cuenta de X, antes Twitter, el empresario reconoció el hecho y, como buen cínico que es, dijo lo siguiente:
“Si, Raúl Salinas me prestó 29.7 millones de los 645 millones que me costó Azteca… y ya se los pagué, ustedes preocúpense por los $3,000 pesos que le deben a Elektra y no han pagado. ¿O ahora me van a salir con que los familiares de un presidente no pueden hacer aportaciones a un movimiento a manera de crédito?”
En el contexto de la privatización de la televisora pública Imevisión, hoy conocida como TV Azteca, en 1993, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, su hermano Raúl, transfirió fondos a cuentas vinculadas a Salinas Pliego. Esas transferencias, que sumaron más de 29 millones de dólares, fueron canalizadas a través de una empresa panameña llamada Silverstar Incorp, cuyo propietario nominal era Salinas Pliego. En ese tiempo, Raúl Salinas usó un nombre ficticio para realizar esas transacciones financieras: Guillermo García Pedraza, para así tratar de ocultar la verdadera naturaleza de las transferencias y los negocios turbios realizados con Salinas Pliego. Ese sujeto es quien hoy quiere encabezar un supuesto movimiento anticorrupción.
Quien también se presenta como alguien que pretende luchar contra el crimen es el mismo personaje que envió a un grupo de asaltantes armados para ocupar la antena transmisora del Canal 40, hace más de 20 años, y luego pretendió justificar ese despojo diciendo que tenía derecho a actuar de esa manera, “porque si los tribunales no funcionan, entonces alguien tiene que poner orden en este país.”
La autojustificación de Salinas Pliego, relatada por el antiguo propietario de Canal 40, Javier Moreno Valle a la revista Proceso, en el número correspondiente al 12 de enero de 2003, después de efectuado el asalto de la gente enviada por el concesionario de TV Azteca, la madrugada del 27 de diciembre de 2002 contra las instalaciones transmisoras del anterior Canal 40, ubicadas al norte de la Ciudad de México, en el Cerro del Chiquihuite.
Un comando armado, integrado por guardias de seguridad que usaban pasamontañas, cortó las alambradas que protegían el transmisor y sometió a los vigilantes e ingenieros que custodiaban la antena. Acto seguido, TV Azteca comenzó a difundir, por esa frecuencia, una programación distinta a la del anterior Canal 40. A la fecha, el canal pirata se mantiene al aire, a ciencia y paciencia de los distintos gobiernos emanados del PAN, después del PRI y ahora de Morena.
La explicación que dio Salinas Pliego y que fue narrada por Proceso describe al personaje con cruda transparencia. Es un sujeto prepotente, que desprecia la legalidad y que piensa que las instituciones públicas están para ser dominadas por él y por los intereses de sus empresas. Esa concepción de que, si los tribunales no funcionan, entonces cada uno debe de tomar la ley por su propia mano, indica la desproporcionada idea que ese sujeto tiene acerca del poder que da el dinero y de cuál es su papel en la sociedad. Ese es el personaje que pretende encabezar un movimiento contra la delincuencia.
Pero eso no es todo en el negro historial de Salinas Pliego. Un día después de que las autoridades mexicanas declararan la emergencia sanitaria por el Covid-19, Salinas Pliego dijo a los empleados de Grupo Salinas que siguieran trabajando porque el país “los necesita”, de acuerdo con un documento al que tuvo acceso la revista Proceso.
Salinas Pliego planteó en esos aciagos días que “nuestro país enfrenta un momento de retos, ante el cual todos estamos llamados a sumar esfuerzos en lo que nos corresponde”, de acuerdo con el documento citado por la revista. A pesar del peligro que significó para la salud y para la vida el coronavirus y sin que le importara la emergencia sanitaria, lo cierto fue que Salinas Pliego obligó a sus empleados a seguir trabajando.
En el documento que hizo público Proceso, Salinas dijo a sus empleados que entre los “sectores esenciales que deben seguir trabajando para asegurar el funcionamiento de la economía nacional” se encuentran “los servicios financieros, distribución y venta de energéticos, supermercados y tiendas de autoservicio, servicios de seguridad, telecomunicaciones y medios de comunicación”, es decir, los servicios que precisamente ofrecen todas sus empresas, y cínicamente agregó: “México los necesita”.
También les dijo a los integrantes de su grupo empresarial: “Paralizar toda la actividad económica de tajo significa hambre y, por lo tanto, dentro de poco tiempo, se desatará la delincuencia, la rapiña y el caos, porque resulta que el estómago no sabe esperar”, y como buen aspirante a grandilocuente que es aseveró: “Como van las cosas parece que no moriremos por coronavirus, pero sí moriremos de hambre”.
Por supuesto que no fue así, nadie murió de hambre, aunque muchos sí lo hicieron debido al coronavirus, entre ellos varios empleados de sus empresas, que no siguieron los lineamientos públicos sintetizados en el “Quédate en casa”, porque “Es la oportunidad de reducir la transmisión”, dado que para el señor Salinas Pliego lo primero, lo más importante y quizá lo único, son sus ganancias.
Pero si de manipular se trata, Salinas Pliego y sus locutores son todos expertos. Al mediodía del 7 de junio de 1999, una noticia captó de inmediato la atención de la población en la televisión y en la radio. Afuera de un conocido restaurante de la Ciudad de México fue asesinado, con cuatro impactos de bala disparados a quemarropa, el famoso conductor Francisco “Paco” Stanley, quien entonces laboraba en TV Azteca. En todas las imágenes de la televisión se observaba el cuerpo del conductor aún dentro de su vehículo, del lado del copiloto y tapado con una sábana blanca.
El homicidio ocurrió a las 11:50 de la mañana, afuera del restaurante “El Charco de las Ranas”, ubicado sobre la avenida Periférico Sur, cuando Stanley esperaba dentro de su camioneta, luego de desayunar con varios de sus compañeros de programa. De inmediato se descartó el robo o el secuestro y por las características del ataque y las armas utilizadas, todas de grueso calibre, se señaló que “los narcotraficantes podrían estar detrás del crimen”. Sin una prueba, sólo desde de su mal humor y partiendo de conjeturas sin fundamento, el creador de una cosa que se llama “Fuerza Informativa Azteca”, se hizo eco de la versión de que a Stanley lo habían matado luego de un intento fallido de secuestro y soltó la siguiente parrafada: “¿Y dónde está la autoridad? Pregunto yo, preguntamos todos. ¿Para qué pagamos impuestos? ¿Para qué tenemos elecciones? ¿Para qué tenemos tres poderes? ¿Para qué tanto gobierno cuando no hay autoridad? En esta ciudad (el crimen ocurrió en la CDMX) como en otras ciudades de México, la impunidad, la ineptitud de la autoridad y también las diferencias de los ciudadanos ya llegó al límite.”, fueron las palabras que, sin ruborizarse, sin pestañear, sin dudar, expresó el magnate que ahora quiere ir a presentarse en unas elecciones, ser titular de un poder público y cobrar impuestos.
Uno de los locutores de TV Azteca, Jorge Garralda, quiso quedar bien con su patrón, y abiertamente atribuyó el asesinato al entonces jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas. Sin una sola prueba para respaldar su acusación, lanzó al aire: “La responsabilidad es de Cuauhtémoc Cárdenas, el jefe de Gobierno, un señor que nos prometió y hoy lo único que le he visto hacer es formarse en otras filas de otro partido.”
En realidad, el magnate no está lanzando, un día sí y el otro también, críticas al gobierno porque le interese el rumbo del país ni porque le preocupe el bienestar de la ciudadanía. Él solo defiende sus propios intereses y negocios, y si sus locutores arrojan ataques respecto de lo que realiza el gobierno y lo que está mal en el país, no es porque les importe la solidez informativa ni la libertad de expresión; obedece a que a Salinas Pliego le genera urticaria las frases que dicen: “pague lo que debe” y “acate los fallos que le han sido adversos en sus controversias fiscales”.
Un personaje corrupto no puede seriamente encabezar un movimiento contra la corrupción, a lo más que puede aspirar es a montar un espectáculo, pero nunca a convertirse en una propuesta legítima.
Recordemos que el peso de Ricardo Salinas Pliego no cayó con la llegada de López Obrador a la Presidencia, a pesar de que fue señalado por él como integrante de la “mafia del poder”. Al contrario, se le asignó un sitio preferente para la multiplicación de sus negocios, al ser nombrado como uno de los miembros del “Consejo Asesor Empresarial” del entonces presidente.
El 22 de noviembre de 2018, 8 días antes de tomar protesta como presidente, López Obrador acudió al evento por los 25 años de TV Azteca. Fue el invitado de honor y agradeció a Salinas Pliego por la apertura que esa televisora brindó a su movimiento.
Dijo López Obrador: “Decirles que asisto a este acto por convicción, porque tengo que agradecer a la televisora de ustedes porque en los tiempos difíciles de lucha por la democracia, para llegar hasta donde estamos ahora enfrentamos, como es de dominio público, mucha cerrazón en los medios informativos.”
En enero de 2019, se anunció que Grupo Salinas sería el encargado de la emisión y operación de las llamadas Tarjetas del Bienestar, a través de la entrega de los programas sociales por Banco Azteca, además de que el título de la concesión que tiene para la emisión de sus canales de televisión fue renovado durante el gobierno de AMLO hasta el año 2042, eso sin olvidar que también vino la publicidad oficial a raudales para sus canales.
Este país necesita una oposición política, pero no cualquier oposición y menos la que pretende encabezar Ricardo Salinas. La mala noticia es que frente a la debilidad que existe en México, se corre el grave riesgo de que un populista de derecha, un misógino fascista, un sujeto que ve a las leyes y a los tribunales como un obstáculo para alcanzar sus fines, se pueda convertir en catalizador del sector que en México está descontento con Morena. Frente a ese peligro, hay que desenmascarar al impostor y tener presente quién es.
*Abogado y analista.