Durante 60 años Radio Teocelo ha mantenido su alianza con las audiencias; “nunca nos callarán”: Elfego Riveros
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Durante 60 años Radio Teocelo ha mantenido su alianza con las audiencias; “nunca nos callarán”: Elfego Riveros

En 1965 pobladores de Teocelo, Veracruz, impulsaron un proyecto insólito para su tiempo y la región: una emisora comunitaria que diera voz de los vecinos para expresar vivencias y necesidades sociales. Desde entonces Radio Teocelo difunde expresiones sociales y culturales de la colectividad, pero también peticiones y denuncias por injusticias y corrupción, que le han generado presiones y agresiones viejas y nuevas de políticos y autoridades, comenta su director histórico, Elfego Riveros.

La emisora comunitaria Radio Teocelo cumple 60 años, ¿cómo surgió el proyecto?

Es una historia que nos remonta a los años 60, cuando un grupo de ciudadanos, que eran parte de la junta de mejoras, pedían acciones que no realizaban los ayuntamientos en turno. En este grupo se encontraba don Antonio Homero Jiménez García, quien tuvo la visión de pensar en una radio. Fueron muchos años invertidos para que ese sueño, esa semilla empezara a fructificar. Finalmente, el 1 de septiembre de 1965 se le dio el permiso de operación tras muchos tropiezos y trámites. Después tuvo que batallar con la precariedad de una radio que no tenía instalaciones propias, programación fija ni personal. La programación eran cintas magnetofónicas que enviaban la BBC de Londres, la Deutsche Welle, Radio Nederland y la Voz de América. Don Antonio Homero acuñó la frase: “Nos metimos a brujos sin conocer de hierbas”. No era nada más el permiso, había que crear las condiciones técnicas, financieras, personal, programáticas para que realmente el proyecto tuviera buen destino. Comenzó como una radio muy local, que se llamó Radio Cultural, cuya señal no llegaba fuera de la cabecera municipal. Sus 100 watts apenas alcanzaban para cubrir la cabecera.

En esos primeros años, ¿con qué herramientas técnicas contaban?

Cosas de medio uso, transmisor casero, consolas utilizadas por otras estaciones hermanas que también ya operaban, por ejemplo Radio Huayacocotla (en la sierra norte de Veracruz), que también comenzó en 1965. Fue una búsqueda de equipos, aparatos, bulbos, que hicieran posible medianamente la operación de la radiodifusora. En cuanto al personal, era gente de la comunidad no propiamente con licencia de locutores, pero sobre la marcha se fueron haciendo pequeños talleres y sesiones de capacitación para cumplir con lo más elemental: abrir micrófonos, dar la hora, mandar algún saludo, presentar programas, que venían en cintas de carrete, con música, cápsulas de ciencia. Algo todavía muy ajeno a la localidad y a los gustos e intereses de Teocelo y su comunidad.

¿Cómo han subsistido durante seis décadas?

Ya tenemos desarrollada una fórmula para la sostenibilidad de medios sin fines de lucro. Necesitamos una mesa firme con cuatro patas muy bien armadas. La primera pata se llama certeza jurídica, y quiere decir que el Estado garantice que no vamos a ser molestados por transmitir sin permiso o concesión. La otra pata es la certeza financiera. Estos proyectos no pueden vivir sólo de voluntariado, tampoco podemos decir que en una radio comunitaria se paga sueldo a todo mundo, no es posible. Tiene que haber una fórmula que permita trabajo voluntario y gratificado. Aquí en Teocelo, las audiencias sostienen 20 o 25% del gasto anual de operación a través de personas que conocen la trayectoria e importancia del medio, y apoyan económicamente. Hay donativos de organizaciones con proyectos de salud, medio ambiente, derechos humanos y también dan un donativo por los espacios que ocupan. Entra el 1% de la publicidad del gobierno federal desde 2007, porque así está en la ley de la reforma en telecomunicaciones de 2014. Eso es lo que ha permitido desarrollar la tercera pata de la sostenibilidad, que es la certeza tecnológica. No podíamos seguir trabajando con equipos de museo, prestados, parchados, era muy difícil tener una buena señal y sintonía. Y la cuarta pata es la certeza institucional. Es la más importante porque trata de que las personas tengan el deseo de dar un servicio a la comunidad, y con eso hacer un modelo de gobernanza en el que decimos que en la radio comunitaria no hay dueños ni patrones.

¿Cómo se definen, emisora comunitaria, social, cultural?

Creemos que cumple tres cosas importantes: que sea útil a la gente, tenemos que crear contenidos propios y cercanos, una comunicación cálida. Segundo, tiene que ser muy alegre porque en medio de tantos problemas, carencias, precariedad, conflictos, violencia, contaminación de los ríos, tiene que haber un acompañamiento alegre. Pero lo más importante: que quite vendas de los ojos, que garantice el derecho a la información y la libertad de expresión, aspectos que no encontramos en los medios comerciales y sí en algunas partes de los medios públicos.

¿Durante su larga trayectoria, no han faltado represión, boicots, corte de señal o negativa de permisos y concesiones?

Esta larga historia está salpicada de esas situaciones de conflicto, caída de nuestra propuesta en 1979 cuando casi perdemos el permiso. Logramos retomar, relanzar y rehacer el proyecto con el apoyo de Fomento Cultural y Educativo. Cuando ya teníamos mayor presencia y mayor incidencia, sucedió que uno de nuestros corresponsales campesinos nos manda una nota que decía: “Mientras el candidato del PRI a la diputación federal por Coatepec, fulano de tal, regala televisores, planchas, refrigeradores, a sus trabajadores en las fincas de café, los tiene con salarios de hambre”. Quisimos respaldar la nota porque para eso era la radio, un instrumento de comunicación y de libertad de expresión. Al día siguiente, uno de los asistentes de ese candidato quería saber por qué lo habíamos cuestionado. Interpretó que estábamos desarrollando campaña sucia en su contra, que alguien nos estaba pagando y nada de eso existía. De parte de la difusora no hubo una disculpa pública y eso nos llevó a un conflicto con ese aspirante que sí llegó a la Cámara de Diputados, y nos metimos en un problema de 12 años para resolver una situación con un político de esa talla. Recientemente, el 29 de mayo, la Sala Regional del Poder Judicial de la Federación nos ordenó medidas de reparación como pagar una multa, ofrecer una disculpa pública, tomar un curso sobre Violencia Política de Género, publicar un extracto de la sentencia, y quedar inscritos en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en materia, luego de criticar a la diputada federal del Partido Verde Mara Yamileth Chama Villa.

¿Actualmente, quiénes integran Radio Teocelo?

Ahora hay una transición que tiene que ver con el relevo generacional. Hay un colectivo de jóvenes que llevan entre cinco y 15 años, que vienen picando piedra y ganando el espacio en la radio, que dentro de tres años podrán ser las nuevas directivas y le van a dar continuidad a estos 60 años. Los que ya llevamos 30 o 40 años, acompañaremos, no estorbaremos, porque también los jóvenes traen sus ideas y tienen toda la razón; va a haber diálogo intergeneracional sobre nuestras frecuencias 1490 en AM y 92.7 en FM.

¿Cómo se siente después de tantos años en Radio Teocelo? ¿Está satisfecho, cumplió sus objetivos?

Claro que sí, totalmente satisfecho. No han faltado los conflictos, pero lo más importante después de todo es que seguimos, y lo principal es que la gran alianza es entre los comunicadores, comunicadoras y las audiencias. Estuvimos en los recientes conversatorios en el Senado. Creemos que todavía nos quedan a deber con lo que se está proyectando, pero no estaremos ausentes en esos debates, seguiremos insistiendo en mejorar la política pública.

Estamos también en la necesidad de mejorar nuestros vínculos con redes, no podemos trabajar solos, aislados, tenemos que fortalecernos, vincularnos más y hacer posible una muy buena presencia de medios sin fines de lucro en el espectro radioeléctrico en próximos años. Sí estoy satisfecho, ha habido situaciones lamentables, porque cuando la radio comunitaria confronta al poder, corre riesgos y nos apalean; el poder nos apalea, nos rompe el hocico, nos persiguen judicialmente, pero aquí estamos y vamos a seguir, nunca nos van a callar.

Camila Doroteo

26 de septiembre de 2025