Carlos Padilla / Rafael Maya
Con la segunda irrupción de Donald Trump en la Presidencia estadunidense, brota frecuentemente información relacionada con actos de censura, intimidación y exclusión en contra de medios de comunicación y de periodistas que han tomado distancia del pensamiento y las polémicas directrices surgidas en la Casa Blanca.
Dos periodistas mexicanos, uno corresponsal de Proceso y de Aristegui Noticias, Jesús Esquivel y Carlos Puig, excorresponsal de la misma revista, coinciden en que no obstante las limitaciones u obstáculos gubernamentales impuestos, los periodistas deben seguir informando.
Entrevistados por separado advierten acerca de la diferencia entre quienes son los dueños de las empresas que pueden tener intereses económicos con Trump, y otros son los reporteros, caricaturistas y editores de esos mismos medios, que incluso pueden llegar a renunciar, como ya ocurrió, por no coincidir con los intereses editoriales o económicos de los propietarios.
La relación de Donald Trump con la prensa estadunidense nunca ha sido la mejor, durante su primer mandato aquella relación siempre fue tirante pero la situación se volteó, y ahora los grandes diarios rinden pleitesía, además ahora se suman al mandatario, los magnates de las plataformas digitales. ¿Algo cambió en esta segunda administración?, se le pregunta vía telefónica a Jesús Esquivel, periodista, escritor, editor y productor.
–No creo que haya cambiado tanto la relación que Trump tenía con los medios de comunicación que no son afines a sus políticas y a sus acciones. Creo que no ha habido un presidente en Estados Unidos por lo menos en los ya 37 años que llevo como corresponsal mexicano en este país que haya atentado tanto contra la libertad de expresión. Es absolutamente grave, sobre todo desde el pódium del poder, no sólo Trump si no hasta su portavoz, Karoline Leavitt, quien con mucha arrogancia calla a quienes pretenden cuestionar legítimamente las acciones de Trump.
-En México académicos y periodistas están decepcionados por el giro conservador que ocurre en periódicos estadunidenses como en The Washington Post, ¿cómo se mira ese cambio allá en el vecino país?
-No creo en los académicos y mucho menos en los académicos mexicanos, pero lo que te voy a decir, hay que diferenciarlo muy bien, porque hablar de eso sin conocer en realidad cómo funcionan los medios de comunicación en Estados Unidos. Mencionaste The Washington Post, yo agregaría The New York Times, The Wall Street Journal. Sus dueños pueden aliarse con el mismísimo diablo, pero sus reporteros no, mucho menos sus columnistas y su junta editorial.
Por eso, han ocurrido renuncias en The Washington Post como protesta o inconformidad por lo que Jeff Bezos pretende quedar bien en sus negocios con Donald Trump, pero la prensa estadounidense, y no la estoy defendiendo, pero reporteros y editores han renunciado, no porque los estén vetando o les cambien el tono de sus reportes periodísticos, sino por el principio de que el dueño se está aliando a un presidente, cuando debe haber total independencia y lejanía entre el poder y los medios de comunicación.
Y, eso hay que respetarlo, y te voy a dar ejemplo aunque sea del pasado. Cuando también se habló de lo mismo que los medios estaban aliados con la Casa Blanca, en la época de Bush (2001- 2009), sobre todo con Dick Cheney (vicepresidente). Judith Miller, una reportera de The New York Times fue descubierta por su diario, al publicar lo que le pasaba la oficina de Cheney. Luego de renunciar jamás volvió a escribir ni siquiera su nombre en un pizarrón, desapareció del mapa periodístico.
Y en nuestro país no. En un país normal, con medios de comunicación democráticos alguien como Carlos Loret de Mola quien nos engañó a todos en vivo y en directo, no volvería a ser siquiera llamado periodista, y no podría escribir su nombre ni siquiera en una libreta ante niños por la vergüenza.
Y esa es la gran diferencia. En México los medios se acoplan al Gobierno, aquí no. Claro están aquellos que promueven la militancia partidista y las ideas trumpistas en este caso, pero son contados, como la cadena de noticias Fox News y las plataformas electrónicas o youtuberos. Como lo hizo para vergüenza nacional el expresidente Andrés Manuel López Obrador en nuestro país, pero hay una gran diferencia.

-Esa imagen que todo mundo vio, donde Trump aparece rodeado por los magnates de las plataformas digitales, representando a una plutocracia, una élite de políticos empresarios que ahora tienen el poder en Estados Unidos, ¿Esa plutocracia será temporal, pasajera o llegó para quedarse?
-Va a durar mientras Donald Trump dure en la Casa Blanca, eso está absolutamente claro para salud de los Estados Unidos, lo mismo ocurrirá con The Washington Post que se ha vuelto al conservadurismo, tal vez su dueño, pero insisto, no su plantilla periodística y mucho menos su planta editorial. Le están contando las mentiras e imprecisiones que dice Donald Trump, y eso es algo que no vas a ver en Fox News, que dan como hecho lo que dice el mandatario, lo tratan como si fuera un emperador. Creo que eso a su vez le ha permitido actuar como lo está haciendo.
En la Casa Blanca quienes somos corresponsales desde hace mucho tiempo fuimos avisados por la asociación de corresponsales de la Casa Blanca, que iban a otorgarse cuatrocientas y tantas credenciales nuevas. Es muy complicado obtener la acreditación de la Casa Blanca, primero porque tienes que demostrar que eres un reportero reconocido en tu medio, si eres extranjero por la embajada de tu país, por el departamento de Estado, que no tienes antecedentes penales que tienes la credencial del Congreso Federal Estadounidense y además eres sometido por meses a investigación del Servicio Secreto.
Y de pronto, anuncian que son cuatrocientos y tantos medios que van a recibir la credencial. Todos estos medios en su mayoría cibernéticos comulgan con Trump y se dedican a aplaudirle. ¿Y qué nos dijo la Asociación de Corresponsales? Pues que habían recibido la notificación de la Casa Blanca que depuraría el número de periodistas acreditados y que tenían planes de reducir el número de corresponsales extranjeros. La verdad, si a mí me toca que me recojan la credencial en lugar de sentirme apenado, me voy a sentir reconocido. Porque nunca en mi trabajo he sido ni aplaudidor de nadie, ni militante de ningún partido, y mucho menos de alguien que a los mexicanos nos ha tratado de criminales, violadores, asesinos y de haber envenenado la sangre de Estados Unidos.
-¿Cómo se percibe el ambiente entre el gremio de los corresponsales extranjeros que cubren la Casa Blanca, en esa atmósfera hostil y de restricción?
-Llevo años siendo reportero acreditado ante la Casa Blanca por un medio mexicano, en estos momentos sólo hay otro medio mexicano acreditado que es Televisa. Entre los corresponsales extranjeros esta asociación que todavía existe que se llama Asociación de Corresponsales Extranjeros en la Casa Blanca, ha dejado de funcionar y depende de los intereses de cada reportero, ni siquiera del medio.
Me indigna ver a colegas corresponsales que se arrastran y se pongan al servicio de los intereses de la Casa Blanca, sin ninguna dignidad más allá de lo que vayan a hacer en sus reportes. Hay muchos a quiénes les gustan las luces, aparecer en escena, ser ellos los protagonistas y no el presidente de Estados Unidos, y eso ha reducido su credibilidad desde mi punto de vista entre el gremio.
No nos hablamos mucho, quien te diga que hay mucha comunicación eso es mentira. Están perfectamente divididos los medios de comunicación extranjeros dentro de la Casa Blanca que asisten a las conferencias de prensa, sobre todo cuando aparece la portavoz. La gran mayoría son japoneses porque son muchos, después los de Oriente Medio. De América Latina seremos 3 o 4. Hay una reportera brasileña cuyo nombre no voy a decir, que cuando la escuchas preguntar produce vergüenza, porque ella si es una protagonista, y porque a ella le dan la palabra porque en la primera presidencia de Trump era novia de uno de los funcionarios de la Casa Blanca.
Cada región tiene sus intereses y cada uno quisiera que la Casa Blanca atendiera los asuntos de su país o aplica sobre todo cuando Trump está mirando a las naciones. Lo único que le interesa a Trump es Donald Trump y en política exterior pues está claro, Israel, Rusia y hasta cierto punto el mantener bajo el yugo sus amenazas a México y Canadá. Nuestro país no es el ojo del huracán o el ombligo de Estados Unidos. Lo he dicho por décadas. Cuando hay una visita de un presidente de nuestro país a Washington, la Casa Blanca ya tiene un escrito que lo aplica desde hace años, y lo estamos viendo ahora con Donald Trump.
-Cuando ves a Donald Trump, el mandatario arrogante, soberbio, narcisista, con poder militar ¿qué te imaginas que sea capaz de hacer?
-Cualquier cosa. Tan es así que la Suprema Corte de Justicia ya debate eliminar un artículo constitucional que afecta a niñas y niños nacidos en este país, cuyos padres sean indocumentados para quitarles la ciudadanía que les otorga la Constitución. Hemos visto, sus intenciones de imponerse como policía en el mundo lo hacen irracional e impredecible, como con el tema de los aranceles. De pronto dijo que se los iba a imponer de 200% a las importaciones de bebidas alcohólicas de Europa, y no le importó haber provocado un huracán en las transacciones financieras en Wall Street.
Pero hay una cosa que sí creo que no es capaz de hacer. Aun cuando se lleva entre las patas a su partido el republicano que en realidad ni es su partido. Es pegarle a los estadounidenses en el bolsillo, que lo está haciendo. Si lleva a Estados Unidos a una recesión y provoca que la burbuja inflacionaria llegue a su máxima expresión, se va a tener que echar para atrás, y el referéndum no lo va a sentir él, sino en noviembre de 2026 los republicanos, con las elecciones de medio periodo.
Creo que aun cuando son antítesis, tanto en imagen como en decisiones e ideología política, si es que Trump tiene, se parece a Clinton. Lo dijo bien este exmandatario, “es la economía, estúpido” y creo que a golpes lo va a entender Trump, pero es capaz de cualquier cosa.
-En lo personal tú como corresponsal de Proceso, ¿has sentido algún tipo de sugerencia, intimidación o restricción por parte de los funcionarios de la Casa Blanca?
-No. No nos miran a los corresponsales de México, quien te diga lo contrario o que platican con ellos y que los reciben están mintiendo. He sido testigo de muchas mentiras de colegas mexicanos y algunos que ni son corresponsales que han venido a la Casa Blanca en los tiempos del priismo, cuando los hacían entrar con toda la facilidad y que de pronto escribían crónicas inexistentes, como “la fiesta comenzó en la base aérea Andrews”, y te hacían creer en sus crónicas, en sus columnas, que viajaron en el Air Force One de Estados Unidos a México en un viaje presidencial y eso fue mentira.
Ningún corresponsal extranjero acreditado en la Casa Blanca, con la excepción de los de Reuters por el tema del pull para los cables de información, ha viajado en el avión Air Force One. Siempre va otro avión en el cual se transporta la prensa, que ni siquiera es del Departamento de Defensa ni está resguardado por el Servicio Secreto.
Mentiría, como quienes han escrito este tipo de crónicas, si te dijera que he sentido alguna aversión por parte de la Casa Blanca. Ahora que llegó Trump por segunda ocasión, yo lo único que hice fue presentarme en la oficina de prensa, di mi nombre y para quién trabajaba y se acabó. No te miran, no existes, en estas conferencias de prensa está clarísimo a quien Trump le da la palabra, pero sobre todo la portavoz, Karoline Leavitt.
Creo que el ambiente de trabajo dentro de la prensa en la Casa Blanca ha cambiado muchísimo, hay demasiada incertidumbre. Se va a repetir lo que pasó en su primera presidencia, que los grandes medios de comunicación de Estados Unidos ya ni siquiera asistan a las conferencias de prensa ¿para qué? ¿Para perder el tiempo y estar de monigote y no te tomen en cuenta? Y que si te llegaran a dar la palabra Trump o sus voceros por error o porque él quisiera, correrías incluso el riesgo de que te regañara o te pusiera en ridículodelante de todos. Y creo que eso, todo mundo se lo ha querido ahorrar.
En su primera presidencia tuve la oportunidad de hacerle un par de preguntas a Trump, pero creo que sabían en ese momento por qué me daban la palabra. Estaban negociando el desaparecido TLCAN que se convirtió en el TMEC. Es un ambiente de incertidumbre entre los periodistas y creo que esta antipatía que tiene la Casa Blanca hacia los medios tradicionales se va a reflejar, contrario a lo que me dijiste del conservadurismo en sus periódicos, se va a reflejar en su cobertura porque cada vez (Trump) se expone más por sus mentiras, imprecisiones y exageraciones.
Pese a censura de Trump, labor periodística debe continuar: Carlos Puig
Excorresponsal de Proceso en Whashington, en la década de los ochentas, y actual columnista de Milenio Diario, y excolaborador de The New York Times, Carlos Puig considera que el trato actual hacia la prensa estadounidense por parte del presidente Trump, no debe ser obstáculo para que las y los periodistas continúen con su labor de cuestionar y reportar todo lo que pasa respecto al retorno del magnate republicano a la Casa Blanca.
Y es que más allá de que se permita o no el acceso a las conferencias de prensa y a los eventos públicos del mandatario, el actual columnista y conductor en Milenio Diario y Milenio Televisión advierte que son los intereses económicos de los dueños de los grandes medios de comunicación estadounidenses y las nuevas tecnologías de la información las que también influyen en la relación prensa-poder en el vecino del norte.
Puig respondió por escrito este cuestionario enviado por Zócalo para expresar su breve opinión sobre la polémica relación de Trump con los medios críticos hacia su segunda administración.

-Con esta nueva etapa con Donald Trump en la Casa Blanca, ¿qué está ocurriendo con la libertad de prensa en Estados Unidos?
-Creo que los cambios tienen más que ver con los profundos acomodos en la industria informativa que vienen desde algunos lustros atrás gracias al internet. Los medios tradicionales siguen haciendo su trabajo profesional, mientras que los nuevos actores hacen otra cosa. Eso es lo que ha cambiado y sigue cambiando, más que la actitud de la Casa Blanca.
-¿Cómo era la relación entre la Casa Blanca y los corresponsales acreditados cuando usted era corresponsal de Proceso en Washington?
-Normal, burocrática, y siempre un paso atrás de los medios estadounidenses y las agencias de noticias. El trabajo se hacía fuera de la Casa Blanca por medio de contactos y conversaciones con los actores que tienen que ver con el país para el que uno escribe.
-¿Qué diferencias observa ahora en la relación prensa-poder en la era Donald Trump?
-Estoy lejos, por lo que no sé cómo opera en el día a día que es lo que importa, más allá de las conferencias (en la Casa Blanca).
–Ahora el mandatario estadounidense no sólo tiene el control de su país, pues también cuenta con su propia red social (Truth Social), ¿se perfila que Estados Unidos sea gobernado por una plutocracia? ¿Esto tiende a consolidarse?
-No creo que tener una red social (no muy exitosa) signifique apoderarse del país.
-¿Considera que el diario The Washington Post -que se caracterizaba por su tradición crítica hacia el poder y de defensa de la libertad de expresión- se habría aliado a Trump? ¿Qué papel juega el dueño de este medio, Jeff Bezos, en esta nueva relación prensa-poder?
-Creo que Martin Baron (exeditor ejecutivo de The Washington Post) lo explicó muy bien hace unos días en la revista The Atlantic. Bezos fue un gran dueño del diario por muchos años, pero algo cambió en él y en la industria que lo ha hecho tomar decisiones que ahora afectan el trabajo periodístico, que por muchas décadas ha caracterizado al Post. En el fondo es el problema de un dueño cuyos intereses económicos están en otra parte, no en el medio que posee. Es una lástima.
-¿Qué podrían hacer los medios y agencias informativas estadounidenses, como en el caso de AP, para contrarrestar las imposiciones y el trato excluyente por parte de Trump?
-El trabajo de una agencia o de cualquier medio de comunicación es mucho, mucho más que la asistencia a una conferencia de prensa. Toca a todos seguir haciendo el trabajo periodístico que nos corresponde.