Sergio Lugo
Bacalar, Q. Roo.- Emiliano Zapata nació el 8 de agosto de 1879, en Anenecuilco, Morelos. Para celebrarlo, su bisnieto, Edgar Castro Zapata, publicó su libro Emiliano Zapata, testimonios de la Revolución del Sur, (Ediciones del Lirio, México), donde se encuentran vivencias de personajes que estuvieron cerca del líder del Ejército Libertador del Sur.
La publicación salió a la luz, gracias a la colaboración de la alcaldía de Iztapalapa, que dirige Clara Brugada, en dicho libro se apunta: “En los pueblos se alza el recuerdo de los iztapalapenses que se unieron al Ejército Zapatista, con personajes como Herminio Chavarría, combatiente originario de Aztahuacan, quien en 1915, mantuvo la llama de los agraristas, ante el embate de las fuerzas carrancistas.
Las familias Chavarría, Galicia, Cañas, conservan con orgullo el recuerdo de sus abuelos en la defensa de sus derechos. La Reforma Agraria en México, comienza en Iztapalapa, la primera que obtuvo la restitución de sus bienes comunales por una resolución presidencial, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de noviembre de 1916…”
La presentación del libro estuvo a cargo de John Womack Jr., quien explicó que el asesinato de Zapata ocurrió por circunstancias como “falta de partido, la fuerza revolucionaria del Sur, no podía dominar el Norte, y tenía que perder ante el dinero y ejércitos norteños, dirigidos por los nuevos burgueses… fue inevitable el asesinato de Zapata en 1919.”
Edgar Castro Zapata, historiador por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, comentó ante los presentes reunidos sobre Paseo de la Reforma qué lo motivó a escribir el libro: “Los sobrevivientes zapatistas y sus testimonios resaltan la historia de los de abajo. Sus actores nos hablan de su incorporación a la lucha armada, la resistencia dentro de las trincheras, la vida dentro de los campamentos. El impacto que ocasionó el asesinato de Zapata, y el destino de su familia. Estos testimonios son inéditos. Es un trabajo de recopilación, catalogación del acervo documental que me legó mi abuelo Mateo Zapato, su archivo personal y el de los zapatistas”.
El libro, incluye un texto de Mateo Zapata (hijo de Emiliano) escrito en 1994, donde el autor refiere: “En 1974 mi hermano Nicolás y yo, formamos una organización campesina independiente el Movimiento Nacional Plan de Ayala, y que ha demandado el fin del latifundio y la entrega de tierra en propiedad para los campesinos… Carlos Salinas prometió darnos a los campesinos la opción de ser propietarios de la tierra… sin embargo fuimos engañados porque para ser propietarios, la ley modificada señala una serie de requisitos que hacen imposible el hecho…”
Acerca de la historia familiar y niñez del Caudillo del Sur, se relata: “La familia Zapata Salazar se sostenía de la compra y venta de animales, y así fue que el pequeño Emiliano (Miliano de cariño), tuvo el gusto por los caballos. Su papá Gabriel le regaló una yegua, y su abuela Vicenta le dio una novilla. Emiliano era pequeño, inquieto, travieso y atrevido, a los 7 años ya montaba su caballo”. En otro capítulo hablan del hijo menor de Emiliano Zapata, de nombre Nicolás, nacido en 1904, quien desde niño acompañó a su padre en las campañas revolucionarias, quien recordaría su encuentro con Pancho Villa en el Palacio Nacional en 1914. Después del asesinato de Zapata, a sus hijos y familiares, los escondieron para que no los mataran.
Cuando se derrocó a Venustiano Carranza, varios zapatistas se unieron al gobierno de Álvaro Obregón. Por ejemplo, el General Genovevo de la O, quien, junto con otros revolucionarios, le solicitaron una pensión para los hijos de Zapata, éste se las concedió.
En el testimonio del General Gonzalo Carrillo, se describe cómo se planeó el asesinato de Zapata, orquestado por el General Jesús Guajardo, bajo las órdenes de Carranza. Otro testimonio es del General Jesús Chávez, quien se encontraba con Zapata cuando fue asesinado en Chinameca, quien señala como cómplices del homicidio al ex gobernador de Morelos Norberto López. Se incluyen testimonios sobre Zapata del general Serafín Robles, militar muy a él. Por algún tiempo fue su secretario particular en 1914. También, se incluye una anécdota del general poblano Francisco Mendoza, uno de los firmantes del Plan de Ayala.
Se publica el testimonio de Gabino Lira, quien en su infancia conoció a Zapata, porque su padre era médico y lo atendía. Él cuenta: “el general pasó a ver a mi papá… me mandó a traer agua del pozo, mi papá sacó un cuernito de unicornio y con algo comenzó a raspar, el polvo caía sobre la taza con agua y enseguida se la dio a Zapata para que se lo tomara… se cree que se la dio una tomar para que no le hicieran daño en algún alimento…”
Finalmente, encontramos el testimonio del capitán de caballería Modesto Estrada, integrante del Ejército Libertador del Sur en 1913. Cuenta que la mayoría de sus integrantes eran niños y jóvenes, y las circunstancias por las que se enrolaron con Zapata.
A manera de conclusión, el bisnieto de Emiliano Zapata, quien es Director general del Instituto Pro Veteranos de la Revolución del Sur; y Presidente de la Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución A.C. escribe: “El sistema político mexicano tiene una gran deuda con el movimiento agrario zapatista… y esto no quiere decir que el zapatismo y Zapata sean ya artículos de museo o historia de un pasado romántico, y que para la gente del pueblo campesino, en particular de Morelos, el zapatismo no es una bandera de ayer, ni siquiera de hoy, sino es la bandera del mañana”…
*Periodista